El ocaso de Joe Arpaio

Politicón
/ 5 agosto 2017
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Antes de Trump, existió un personaje en Arizona obsesionado con "cazar" migrantes, denigrarlos y ufanarse de ello. Nos referimos a Joe Arpaio, el ex alguacil de Maricopa, que fue conocido mundialmente por su xenofobia y tratos humillantes hacia quienes tuvieran aspecto latino o hablaran español.

Arpaio ganó las elecciones para el puesto de alguacil en 1992 y después fue reelecto en 1996, 2000, 2004, 2008 y 2012 con un apoyo importante de electores. Se mantuvo 24 años en el cargo retando a las instituciones y orgulloso de su manera infrahumana de trato a los migrantes.

Paradójicamente, aunque apoyó a Donald Trump, Arpaio perdió la elección de 2016 con el demócrata Paul Penzone, que ya había competido con él cuatro años antes. Penzone es hoy el alguacil encargado de redignificar la oficina y desmantelar la llamada Tent city, establecida por Arpaio en 1993. La "ciudad" está ubicada en una zona donde las temperaturas de frío o calor llegan a ser extremas y constaba de una serie de tiendas de campaña armadas en un espacio rodeado por una cerca eléctrica. Arpaio había puesto como regla del lugar que los internos portaran uniforme a rayas y, para denigrar aún más desde su perspectiva, ropa interior rosa. También se ufanaba que en ese lugar se daba la comida más barata de toda la Unión Americana.

Las protestas masivas contra Arpaio tardaron en articularse. Las más representativas se dieron en Phoenix en 2006 y 2007. El alguacil había establecido una línea telefónica, para que cualquier ciudadano proporcionara informes sobre la ubicación de indocumentados y sus familias y datos del lugar en donde se encontraran empleados si era el caso. El papel de Inmigrantes Sin Fronteras fue clave para la organización de las protestas.

En julio de 2008, la organización Somos América presentó la primera demanda contra Arpaio argumentando que usaba perfiles raciales en sus controvertidas redadas. La American Civil Liberties Union (ACLU) también señaló en sus demandas que Arpaio violentaba los derechos constitucionales de las personas latinas; esto, con fundamento en la cláusula de igual protección ante la ley prevista en la decimocuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos.

En junio de 2011, el Departamento de Justicia anunció que había llegado a un acuerdo extrajudicial con Arpaio por una de las demandas. La oficina del alguacil fue condenada a pagar 200 mil dólares. En diciembre de ese año, también desembolsó un millón de dólares como indemnización por otro caso de abuso. En 2012, una investigación federal fue cerrada y se retiraron los cargos contra el alguacil; sin embargo, sus comparecencias en tribunales comenzaron a hacerse frecuentes, manteniendo su postura desafiante.

En 2013, el juez G. Murray Snow dictó una resolución en contra del alguacil por la que le ordenó capacitar a su personal para evitar que cometieran actos discriminatorios basados en estereotipos. Lo obligó a grabar las actuaciones de los comisarios y le designó a un supervisor. En agosto de 2016, el juez determinó que Arpaio había incumplido la sentencia y dio vista al Departamento de Justicia para que iniciara el proceso penal por el delito de desacato.

Casi un año después, el 31 de julio pasado, la jueza Susan Bolton declaró culpable a Arpaio respecto del delito de desacato. La audiencia para determinar la pena que le corresponde se realizará en octubre y, aunque el ex alguacil pudiera ser condenado a 6 meses de prisión, es probable que por su edad —85 años— se haga acreedor a una pena alternativa que ya anunció será apelada.

No con la severidad que desearían algunas de sus víctimas ni en proporción a las atrocidades cometidas, el antes poderoso sheriff, finalmente ha sido alcanzado por el brazo de la justicia.

Twitter: @Leticia_bonifaz

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