Regala un milagro de Navidad para esta familia saltillense que vive bajo cartón
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Gelsy, Jonathan y Johan, de siete, cinco y tres años, esperan a Santa Clós esta Navidad, sin embargo Karla Karina, la madre de los pequeños, no cuenta con los recursos suficientes para obsequiarles una verdadera noche navideña
Saltillo.- En esta Navidad Karla Karina no sabe si alcanzará a comprarle la Tablet que le pidió su hija de siete años o una bicicleta nueva a su hijo de cinco. Con los mil 100 pesos que recibe su esposo como pago de operario en una fábrica apenas alcanza para la comida, pero no para ropa o juguetes para sus niños.
Las Navidades en esta familia no se celebran con regalos, porque no alcanza el sueldo para eso. En ocasiones la noche del 24 de diciembre la celebran reuniéndose las cinco hermanas de Karla Karina, sus padres y los nietos para comer tamales o discada, porque es lo más barato. Así, entre todas, cooperan entre 150 y 200 pesos cada una para darles de cenar a los 18 niños que se reúnen para celebrar el Nacimiento del Niño Jesús.
—”El año pasado no les trajimos piñata, pero me acuerdo un año en el que sí quebramos una. Aquí no les damos ‘bolos’ a los niños, nada más es la cena y ya”, dice.
Karla Karina tiene 24 años, es madre de Gelsy, Jonathan y Johan, de siete, cinco y tres años. No trabaja, pero se dedica por completo a sus hijos y a la administración del poco sueldo semanal que recibe su marido.
—”Para esta Navidad Gelsy quiere una tablet, pero está bien cara como para pagársela; Jonathan quiere una bicicleta nueva, siempre les regalamos un muñeco o cosas más baratitas”, dice con nostalgia, —aunque no quiere no preguntar el precio de cada cosa porque sabe que no va a completar ni una ni otra.
En estas fechas ni ella ni su esposo alcanzan a comprarse algo para estrenar; lo poco que les queda lo ahorran para comprar un pantalón, una camisa o unos zapatos para los niños, pues prefieren que anden ‘mejor vestidos’ en esa fecha especial.
—”Casi nunca nos queda para comprar los juguetes, porque los niños siempre buscan que les compremos cosas muy grandes y ¿de dónde, si no hay?”, señala con tristeza.
La vivienda de Karla Karina no tiene número ni nomenclatura, es una de las cientos de casas “hechizas” que fueron construidas con retazos de madera y lonas de vinil en la colonia Morelos quinto sector; tiene por perímetro unos tablones de madera que ha quedado remojada por las últimas lluvias y por paisaje la sierra de Zapalinamé.
Aunque sospecha que es difícil que las personas se acerquen a regalarles algún juguete o ropa a sus hijos, anticipa que no quiere nada para ella, pero siempre será bienvenido algún detalle que pueda hacer feliz a los suyos.
—”El mejor regalo que ellos me han dado a mí es estar conmigo; con el hecho de que sean mis hijos y estén bien, yo ya me doy por bien servida”, dice llena de orgullo.
¿Quiere ayudar? > Karla Karina vive en una casa sin número hecha de madera y cartón en la colonia Morelos quinto sector; y aunque la calle carece de nombre, no es difícil dar con el lugar