Estados Unidos, ONU, OTAN y UE piden a Armenia y Azerbaiyán cesar hostilidades
Este domingo se reanudaron los enfrentamientos entre tropas de ambos países por el control de la franja de más de 4.400 kilómetros cuadrados situada entre el límite. El episodio reaviva un conflicto de más de 30 años
Estados Unidos se unió el domingo a los llamamientos globales para que Armenia y Azerbaiyán pongan fin a los enfrentamientos mortales que han estallado en la disputa de décadas sobre la región separatista de Nagorno-Karabaj, respaldada por Armenia.
El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que se había puesto en contacto con los dos países “para instar a ambas partes a que cesen las hostilidades de inmediato, a que utilicen los vínculos de comunicación directa existentes entre ellos para evitar una mayor escalada y evitar retóricas y acciones inútiles”.
Los archienemigos Armenia y Azerbaiyán se acusaron mutuamente de iniciar enfrentamientos el domingo que cobraron al menos 23 vidas y amenazaron con involucrar a las potencias regionales Rusia y Turquía.
“Estados Unidos cree que la participación en la escalada de violencia por parte de partes externas sería profundamente inútil y sólo exacerbaría las tensiones regionales”, agregó el comunicado estadounidense.
Los peores enfrentamientos desde 2016 han planteado el fantasma de una nueva guerra en la disputa territorial de décadas sobre Nagorno-Karabaj.
Dieciséis combatientes separatistas armenios murieron y más de 100 resultaron heridos en los enfrentamientos, dijeron funcionarios rebeldes.
Ambas partes también informaron de víctimas civiles.
Las Naciones Unidas, Francia, Alemania, Italia y la Unión Europea también instaron a un alto el fuego inmediato.
El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó los enfrentamientos en Nagorno Karabaj y dijo que va a hablar con los líderes de Armenia y Azerbaiyán para pedir que las hostilidades se detengan inmediatamente y que haya una vuelta al diálogo.
Guterres “condena el uso de la fuerza y lamenta la pérdida de vidas y el coste para población civil”, ha afirmado el portavoz de Guterres, Stephane Dujarric, en un comunicado oficial.
Asimismo, Guterres “pide a todas las partes el cese inmediato de los combates, una desescalada de la tensión y la vuelta a unas negociaciones sin mayor demora”, al tiempo que anuncia su intención de hablar directamente con el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, y el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian.
“El secretario general reitera su apoyo total al importante papel que desempeñan los copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE y pide a todas las partes que colaboren estrechamente con ellos para lograr una reanudación urgente del diálogo sin condiciones previas”, ha remachado.
Asimismo, la OTAN también ha instado a las partes en conflicto en Nagorno-Karabaj a cesar “de inmediato” las hostilidades que han estallado este domingo y que habrían causado bajas en los ejércitos azerí y armenio. “La OTAN está profundamente preocupada por las informaciones sobre hostilidades militares a gran escala a lo largo de la Línea de Contacto de la zona de conflicto de Nagorno Karabaj”, ha indicado la OTAN en una declaración oficial atribuida al representante especial de la alianza para el Cáucaso y Asia Central, James Appathurai.
“Las partes deben cesar de inmediato las hostilidades que han causado ya víctimas civiles. No hay solución militar a este conflicto. Las partes deben reanudar las negociaciones para lograr una resolución pacífica. La OTAN apoya los esfuerzos del Grupo de Minsk de la OSCE”, ha explicado.
En la misma línea se expresó la Unión Europea. “Las informaciones sobre hostilidades en la zona de conflicto de Nagorno-Karabaj son de la mayor preocupación”, ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en su cuenta oficial de Twitter.
Así, ha pedido parar “con carácter urgente” toda acción militar “para prevenir una escalada mayor” y ha planteado “una vuelta inmediata a las negociaciones, sin precondiciones”, subrayando que “es la única forma de salir adelante”.
El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, que ha solicitado igualmente “un cese inmediato de las hostilidades, una desescalada y la estricta observancia del alto el fuego”. “Se necesita urgentemente volver a las negociaciones sobre el conflicto de Nagorno-Karabaj bajo los auspicios del Grupo de Minsk de la OSCE, sin condiciones previas”, ha remachado Borrell en una nota de su oficina.
El Ministerio de Exteriores francés, que se ha pronunciado en otro comunicado, también se ha mostrado “sumamente preocupado” por la situación en Nagorno-Karabaj y ha solicitado igualmente “el cese inmediato de las hostilidades y retomar el diálogo”. “En su calidad de copresidente del Grupo de Minsk, Francia, junto a sus socios ruso y estadounidense, reitera su compromiso para conseguir un acuerdo negociado y duradero para el conflicto del Alto Karabaj, respetando el Derecho Internacional”, ha apuntado.
Los enfrentamientos en torno a Nagorno-Karabaj se han reanudado a primera hora de la mañana. Según el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán, “las fuerzas armenias llevaron a cabo una provocación a gran escala sometiendo a un intenso bombardeo con armas de gran calibre, morteros y artillería las posiciones del Ejército azerí a lo largo del frente” en el que habrían muerto varias personas, aunque no ha precisado cuántas.
En cambio, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, ha denunciado en redes sociales que “Azerbaiyán ha lanzado un ataque contra Artsakh”, como se refiere a la autoproclamada república de Nagorno-Karabaj, contra “asentamientos pacíficos”, entre ellos la capital, Stepanakert. En respuesta, las tropas armenias han derribado helicópteros y ‘drones’ azeríes, ha aseverado.
Por su parte, el portavoz del Gobierno de la autoproclamada república, Vargram Pogosián, ha confirmado que Stepanakert y otras localidades han sufrido fuego de artillería y ha avanzado que habrá una respuesta “proporcionada”, instando a la población a “buscar refugio”. Tanto Armenia como Nagorno-Karabaj han declarado la ley marcial para “movilizar” a la población y neutralizar lo que consideran una agresión azerí. Por ahora, Azerbaiyán lo ha descartado.
Nagorno-Karabaj, una franja de más de 4.400 kilómetros cuadrados situada entre Azerbaiyán y Armenia, ha vuelto a cobrar actualidad por los enfrentamientos que, primero en julio y ahora este domingo, se han reanudado entre tropas de ambos países por el control de la autoproclamada república, reavivando así un conflicto enconado desde más de 30 años.
CUÁNDO SURGE LA DISPUTA
El origen del conflicto en Nagorno-Karabaj se remonta a la época del imperio ruso. Habitada por una mayoría étnica de armenios cristianos, siempre hubo tensiones con la minoría turca de fe islámica, pero tanto los zares como la Unión Soviética supieron mantenerlas a raya. Con el colapso de la URSS comenzó también el del frágil equilibrio étnico y religioso en el territorio. En 1988 la asamblea regional aprobó una resolución para que Nagorno-Karabaj se incorporara a Armenia, a pesar de que desde 1921 formaba parte de Azerbaiyán por decisión del Gobierno soviético.
El Parlamento de la todavía República Socialista de Armenia acogió de buen grado la iniciativa de Nagorno-Karabaj aprobando su adhesión desde la vecina Azerbaiyán, aunque nunca llegó a materializarse porque Moscú lo frenó.
En 1991, ya con la URSS desmembrada, Nagorno-Karabaj declaró su independencia propiciando una guerra entre las dos antiguas repúblicas soviéticas que se saldó con 30.000 víctimas y cientos de miles de refugiados.
Finalmente, Armenia se hizo con el control efectivo de Nagorno-Karabaj en 1993 y ocupó el 20 por ciento del territorio azerí que rodea a la región, siete distritos que considera una “franja de seguridad”.
ALTO EL FUEGO
Rusia logró mediar un alto el fuego entre las partes que está vigente desde 1994 y se ha incumplido varias veces en estos años debido a las continuas tensiones en la Línea de Control, que sirve de frontera entre ambos países.
Al mismo tiempo que se firmó la tregua, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) creó el Grupo de Minsk, copresidido por Rusia, Francia y Estados Unidos e integrado por otros países, incluidas las partes en conflicto, para buscar una solución definitiva.
En las últimas décadas, el Grupo de Minsk ha propiciado varias rondas de contactos pero con escaso éxito. Armenia reivindica su dominio territorial y pide que los habitantes de Nagorno-Karabaj sean escuchados, mientras que Azerbaiyán reclama el fin de la ocupación, en línea con numerosas resoluciones de Naciones Unidas.
En 1992, en plena guerra, Nagorno-Karabaj celebró un referéndum por el cual se proclamó una república independiente, tanto de Armenia como de Azerbaiyán, si bien ningún país de la comunidad internacional la ha reconocido como tal.
COMBATES ESPORÁDICOS
El último gran episodio de violencia en Nagorno-Karabaj tuvo lugar en 2016. Bakú y Ereván se enfrentaron en una guerra de cuatro días que comenzó el 2 de abril con la muerte de un soldado armenio como detonante. Más de 300 personas murieron.
Las partes accedieron a silenciar las armas tras una serie de negociaciones en Moscú, pero los enfrentamientos han seguido de forma esporádica. El pasado mes de julio, hubo combates en la zona que separa la región azerí de Tovuz de la provincia armenia de Tavush, cerca de Georgia, a varios cientos de kilómetros de Nagorno-Karabaj.
El último incidente ha tenido lugar a primera hora de la mañana de este 27 de septiembre por una ofensiva de la que ambas partes se han acusado y que ha causado varias bajas civiles y militares.
AMENAZA PARA LA REGIÓN
Turquía, claramente posicionada con Azerbaiyán en este conflicto, ha aprovechado los recientes acontecimientos para señalar a “las provocadoras agresiones de Armenia” como "el mayor obstáculo para la paz y la estabilidad en el Cáucaso.
“Debido a que Azerbaiyán y las fuerzas militares de etnia armenia están posicionadas la una junto a la otra y apenas tienen comunicación, hay un alto riesgo de que una acción militar involuntaria derive en un conflicto”, coincide el Council of Foreign Relations (CFR) en un reciente informe.
En este sentido, el ‘think tank’ explica que “las dos partes tienen intereses políticos domésticos que podrían llevar a sus respectivos líderes a lanzar un ataque”, a lo que se suma que “Rusia ha prometido defender a Armenia, Turquía ha dado apoyo a Azerbaiyán e Irán, que tiene una gran minoría azerí, podría implicarse”.
Por ello, “sin unos esfuerzos de mediación exitosos, las violaciones del alto el fuego y las renovadas tensiones amenazan con reactivar el conflicto militar entre los dos países y desestabilizar la región del Cáucaso sur”, avisa el CFR.