EU imputa a seis antiguos ejecutivos de Volkswagen por el fraude de las emisiones
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El Departamento de Justicia acusa a la dirección del fabricante de ocultar deliberadamente el fraude a reguladores, inversores y consumidores
La investigación del escándalo de las emisiones en Estados Unidos se salda con la imputación de seis antiguos ejecutivos y empleados de Volkswagen, a los que acusa de conspirar para cometer un fraude. La fiscal general, Loretta Lynch, resaltó que “no se trata de simples empleados” y lamentó que la dirección del grupo alemán "eligiera de forma deliberada engañar" a reguladoras, inversores y consumidores vendiendo como limpios coches que en realidad eran altamente contaminantes.
Volkswagen es sancionada con 4,300 millones de dólares no solo por violar los límites que se imponen a las emisiones de gases contaminantes, también por obstrucción a la justicia. “La compañía conocía estos problemas, los ofuscó, los negó y engañó”, reiteró la responsable del Departamento de Justicia, que no descartó que a los seis imputados puedan sumarse otros nombres. El grupo alemán, además, será sometido a tres días años de vigilancia por parte de un supervisor independiente.
Los seis imputados son Heinz-Jakob Neusser, Jens Hadler, Richard Dorenkamp, Bernd Gottweis, Jürgen Peter y Oliver Schmidt. Este último fue arrestado el pasado sábado en Florida. “Todos abusaron de su posición”, afirmó la fiscal general. Andrew McCabe, segundo de mando en el FBI, insistió que es la evidencia de que “los máximos ejecutivos de Volkswagen conocían durante años la violación y la ocultaron”.
“No podemos meter a compañía en la cárcel pero sí podemos hacer que paguen multas y hacer que sus gestores rindan cuentas”, afirmó, “ninguna corporación es demasiado grande ni demasiado global para quedar al margen de la Ley”. Gina McCarthy, la administradora de la agencia de la protección del medio ambiente, cree que así se evitará que un fraude similar vuelva a suceder. “Las reglas son iguales para todos”, concluyó.
Volkswagen ya admitió cuando estalló el escándalo en septiembre de 2015 que actuó de forma fraudulenta, instalando en secreto en los coches con motores diésel un dispositivo que permitía esquivar las emisiones. En total vendió 11 millones de vehículos trucados por todo el mundo, de los que 600,000 se comercializaron en el mercado de EU La compañía pactó en paralelo un desembolso de 17,500 millones para compensar a los propietarios y los concesionarios.