Exceso de calma del gobierno de López Obrador ante la emergencia por coronavirus

Nacional
/ 22 marzo 2020

El Presidente insiste en restarle importancia a la pandemia e insiste en criticar a los “conservadores”

CDMX.- En tanto que los países del mundo aplican estrictas medidas de contención y enfrentan en serio al COVID-19, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene como blanco de sus ataques a los “conservadores” como califica a medios de comunicación y políticos de oposición que le reclaman tomar en serio la pandemia.

El presidente insiste en restarle importancia a la emergencia, llama a la calma y a confiar en su gobierno y mantiene su postura de negarse a recurrir a los mercados internacionales para resistir el desplome del peso o intervenir en la caída de los precios del petróleo.

Se niega además a adoptar un plan de beneficios fiscales o subsidios para paliar los efectos de la pandemia en la economía mexicana, esta actitud se ha mantenido hasta ayer cuando el dólar superó los 25 pesos en un claro desplome de la moneda.

Y mientras en su conferencia mañanera intentaba abordar sus temas prioritarios como el sorteo del avión presidencial o los proyectos de infraestructura conferidos mayormente al Ejército, tanto empresas como gobernadores y los poderes Judicial y Legislativo lo rebasaron al adoptar por su cuenta medidas de contención.

Mientras López Obrador se resiste, empresas de todo el país, y organismos civiles redujeron sus actividades, bajaron cortinas, y aplicaron suspensión de actividades, lo que obligó al sector Salud a adelantar la fase 2 de la emergencia.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación fue la primera en suspender actividades del 10 de marzo al 19 de abril, se suspendieron también los plazos procesales, le siguió la Cámara de Diputados, la de Senadores cerrará el martes.

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SUSPENSIÓN DE CLASES

En el sector educativo el Tecnológico de Monterrey puso la muestra al suspender las actividades presenciales a partir del martes 17, le siguieron otras universidades y ante el ausentismo en escuelas públicas le siguió el sector educativo del país.

Luego siguieron los gobernadores de Baja California, Chiapas, Jalisco, Quintana Roo y Nuevo León que suspendieron actividades a partir del lunes 16 y ante el anuncio de un alcalde de usar la fuerza pública para disolver reuniones y fiestas, otros ediles de varios puntos del país están considerando seriamente la medida.

Sin recibir disposiciones oficiales del gobierno federal, el jueves 19 las armadoras se fueron al paro, entre éstas, Honda, Toyota en Guanajuato, BMW en San Luis Potosí, Fiat Chrysler en Coahuila y Toluca.

Pararon las plantas de Ford en Sonora, Estado de México, Chihuahua y Guanajuato, mientras que Audi anunció su cierre para el lunes 23, igual lo harán Nissan de Aguascalientes y Cuernavaca, así como Mercedes Benz.

Mientras las trasnacionales determinaban cancelar los viajes internacionales de sus directivos y personal, tras el contagio en la Volkswagen de Puebla el presidente López Obrador insistía como lo hizo el lunes 9 en llamar a la calma y en pedir confianza en su gobierno y en el plan de atención a la pandemia del sector Salud, aunque mantenía su agenda de concentraciones masivas.

“Les digo a los mexicanos que tengan confianza, que no se dejen manipular, que cuando se necesite trasmitirles algo lo voy a hacer yo, con toda claridad; que escuchen a su presidente, yo nunca los voy a engañar”, dijo el viernes 20.

INFORMES CONTRADICTORIOS

Cuando Andrés Manuel López Obrador asistió a la Convención Nacional Bancaria el viernes 13 en Acapulco ya se sabía que tanto el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Jaime Ruíz Sacristán y José Kuri presidente de Inbursa padecían COVID-19.

Días después del evento se supo que a la reunión asistió un funcionario del Banco de México luego de dar positivo a la enfermedad, por lo que la Asociación de Bancos de México puso en cuarentena al persona que tuvo contacto con él.

Luego de su asistencia a la Convención López Obrador continuó su gira por Guerrero y visitó pueblos y comunidades donde saludó de mano y beso a muchas personas, incluso se vio envuelto en una polémica por besar varias veces a una pequeña en la mejilla, todo lo anterior, mientras la Secretaría de Salud insistía en evitar las concentraciones masivas y el contacto

físico.

Y el lunes 16 al descartar que el Presidente se tendría que realizar una prueba de COVID-19 tras su gira por Guerrero, Hugo López-Gatell responsable del gabinete de salud en la materia, afirmó que no era un caso de especial riesgo “porque la fuerza del presidente es moral, no es fuerza de contagio”.

Ya para entonces López Obrador había dejado en claro que no suspendería sus giras ni su mañanera y ya había rechazado decretar la suspensión de actividades pues ello impactaría la economía de las clases

populares.

El miércoles 18 declaró que se tenía garantizado el presupuesto para la atención médica, y anunció que se adelantarían dos ministraciones de la pensión a los adultos mayores y cuando hablaba de su política anticorrupción sacó varias estampas o escapularios del “Detente” un amuleto católico alusivo al Sagrado Corazón de Jesús.

Luego descartó otorgar beneficios fiscales o subsidios especiales a las empresas afectadas por el efecto del coronavirus y luego el viernes 20 por fin aceptó respetar la “sana distancia” decretada por la Secretaría de Salud, “me la quiero comer a besos, pero no puedo por la sana distancia. Es un primor”, dijo en un tuit.

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