Gilberto Owen, el vanguardista de los Contemporáneos
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Hoy se cumplen 65 años de la muerte del poeta que perteneció al grupo literario liderado por Xavier Villaurrutia y Salvador Novo
CIUDAD DE MÉXICO.- Integrante del grupo literario Los Contemporáneos, el poeta mexicano Gilberto Owen es recordado a 65 años de su muerte, ocurrida el 9 de marzo de 1952 en Filadelfia, Estados Unidos.
Nacido el 13 de mayo de 1904 en El Rosario, Sinaloa, Gilberto Owen fue nieto de un minero irlandés, de ahí su apellido paterno Owen. Comenzó a escribir durante la adolescencia, pasando del modernismo al vanguardismo, posteriormente definió su estilo como libre y hermético.
Gran parte de su vida radicó en el extranjero, vivió en Boston, Perú, Colombia y finalmente en Filadelfia, Estados Unidos, en donde se dedicó además de escribir a ser parte de la diplomacia.
Empezó a escribir y publicar en las revistas “Esfuerzo” y “Manchas de tinta”, además de fundar y dirigir la revista “Raza nueva” (1922).
En 1923 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria donde conoció a Xavier Villaurrutia y a Jorge Cuesta, su mejor amigo y quien lo introduciría a la lectura de los contemporáneos franceses.
Junto a Salvador Novó, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet y Jorge Cuesta formó el grupo de los contemporáneos.
En 1928 se fue a la Ciudad de Nueva York como escritor de la embajada mexicana y se unió a los artistas vanguardistas de la época.
Según el sitio www.biografiasyvidas.com en 1944 publicó “El libro de Ruth”, en 1948 publicó el poema “Sindbad el varado” en el cual narra un viaje en busca de la recuperación a través de lo esotérico.
Dentro del citado grupo “Los Contemporáneos”, la poesía de Gilberto Owen se situó desde un principio muy cerca de los postulados estéticos de Jorge Cuesta y Xavier Villaurrutia, señala el portal “www.mcnbiografias.com”.
Entre sus obras más destacadas se encuentran “Desvelo” (1925), “Línea” (1930), “Perseo Vencido” (1948) y “Poesía y Prosa” (1953). Además, hizo alguna incursión en el campo de la narrativa breve, en el que dejó una recopilación de relatos (La llama fría, 1925) y publicó también una novela extensa, titulada “Novela como nube” (1928).
A principios de 1950 tuvo problemas de salud. Ciego, murió cuando era vicecónsul en Filadelfia, el 9 de marzo de 1952, sus restos descansan en esa ciudad.
Roberto Owen de impetuosa actividad manifestó una forma diferente de vivir la vida; sus constantes viajes, hicieron desaparecerlo de la historia mexicana incluso después de su muerte, sus restos no han sido trasladados a la Rotonda de los Hombres Ilustres de México, señala “autoresmexicanos.com”.