Harvey azota Luisiana tras provocar el caos y 30 muertos en Texas

Nacional
/ 30 agosto 2017

La tormenta sigue parcialmente la senda del Katrina, que hace 12 años sumergió Nueva Orleans

La tormenta Harvey, una de las más devastadoras de la historia de Estados Unidos, ha entrado en Luisiana tras sembrar el caos en el vecino Estado de Texas, donde ha provocado 30 muertos, la evacuación de más de 30.000 personas y unas inundaciones, especialmente en Houston, de las que tardará al menos un mes en recobrarse. Y lo peor no ha llegado aún a las tierras texanas: este miércoles y jueves se esperan los picos de las crecidas de los ríos. Las lluvias torrenciales y los vientos huracanados de Harvey, mientras tanto, han tomado el camino de Nueva Orleans, la ciudad que el Katrina asoló hace 12 años y donde provocó 1.800 muertes.

Cinco días después de golpear en la costa del golfo de Estados Unidos como un potentísimo huracán, Harvey ha vuelto a tierra para golpear Luisiana, un Estado que todavía lleva cicatrices profundas de huracán Katrina de 2005. Harvey hizo la tierra justo al oeste de la ciudad de Cameron, según el Centro Nacional de Huracanes. A su paso, además de destrozos y víctimas, ha dejado el toque de queda en Houston para evitar el pillaje y los saqueos.

Las previsiones meteorológicas indican que las precipitaciones pueden dejar entre 7 y 15 centímetros de lluvia en Luisiana, donde, no obstante, no se espera que permanezca en este territorio por mucho tiempo, según el Servicio Meteorológico Nacional de Lake Charles. El parte del tiempo apunta a que saldrá por el Noroeste en un día, ya como tormenta muy debilitada.

El cambio de Estado de la tormenta permitirá a Texas comenzar a restañar las heridas que la dureza de Harvey ha inferido. Semanas, incluso meses podría tardar el agua en salir de las casas más cercanas a los embalses de Houston y sus suburbios. Será una recuperación de largo aliento. Hasta el martes, 17.000 personas estaban durmiendo en más de 30 albergues dentro de la ciudad y sus suburbios.

 

El alcalde de la ciudad, Sylvester Turner, dijo que el Centro de Convenciones albergaba a 9.000 personas, cuando esperaban 5.000. La ciudad ha pedido recursos a la Agencia Federal de Emergencias (FEMA) para albergar a 10.000 más. La policía informó de que había realizado 3.500 rescates de personas atrapadas en sus casas.

En Houston y zonas aledañas la posibilidad de que los vecindarios reciban aún más agua desde los embalses ha desatado el pánico en los residentes. Addicks, una de las dos grandes presas de Houston, se desbordó el lunes por primera vez en su historia y comenzó a liberar agua. Los ingenieros del Ejército pronosticaron que ocurrirá lo mismo con la presa de Barker, localizada al oeste de Houston.

Jeff Lindner, director del Control de Inundaciones del Condado de Harris (área de Houston), preveía el lunes que los embalses alcanzarían su nivel máximo hacia final de la semana. “Para que el agua comience a bajar y lograr sacarla completamente de las casas llevará varias semanas”, dijo. “Las casas más bajas estarán hasta un mes inundadas. Cuanto más cerca están de la presa, más abajo están. Esas son las áreas que recibirán más inundación y donde el agua llegará a los niveles más altos”, explicó.

La respuesta de las distintas administraciones no resiste comparación con la situación del Katrina, que mató a 1.800 personas tras inundar Nueva Orleans por sorpresa hace 12 años. El presidente Donald Trump aterrizó ayer en Corpus Christi para reunirse con el gobernador Abbott y aplaudir el esfuerzo. Allí alabó al director de FEMA, Brock Long, de quien dijo que “se ha hecho famoso en televisión en estos días”.

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