Hay pánico en EU ante una reforma que afecte a niños inmigrantes: Valeria Luiselli
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La escritora recordó cómo en el verano de 2014 hubo en Estados Unidos una crisis migratoria porque se había registrado un notable aumento en la cantidad de niños llegados desde El Salvador, Honduras, Guatemala y México, por lo que se desató una "explosión mediática".
La escritora mexicana afincada en Nueva York Valeria Luiselli asegura que la llegada al gobierno de Donald Trump ha desatado en Estados Unidos una "histeria masiva", "pánico" ante la posibilidad de que un cambio en las leyes afecte a los niños inmigrantes, lo que provoca "colas infinitas".
Luiselli (Ciudad de México, 1983) presentó hoy en Madrid su libro "Los niños perdidos (Un ensayo en cuarenta preguntas)", de la editorial Sexto Piso, en el que a través de su experiencia como traductora en la Corte migratoria de Nueva York para la defensa de los niños inmigrantes relata el proceso legal del que depende el futuro de los miles de menores centroamericanos que llegan a Estados Unidos.
Cuarenta preguntas son las que integran el cuestionario que los menores inmigrantes en Estados Unidos deben responder en el tribunal para determinar si son susceptibles de pedir asilo, un complicado proceso en el que, asegura, lo vital es conseguir un abogado.
La escritora recordó cómo en el verano de 2014 hubo en Estados Unidos una crisis migratoria porque se había registrado un notable aumento en la cantidad de niños llegados desde El Salvador, Honduras, Guatemala y México, por lo que se desató una "explosión mediática".
Aunque provocó que la sociedad norteamericana se diera cuenta de lo que ocurría con estos niños y muchas organizaciones velaran por los derechos de los menores, también supuso mucha presión sobre el Gobierno estadounidense, que acabó con una "política radical muy inhumana" por parte del anterior presidente, Barack Obama, ya que estableció un carácter prioritario de estos casos ante la corte: "Prioridad, pero para ser deportados", dice Luiselli.
Así, señala, si los niños tenían antes un plazo de un año para poder encontrar un abogado que les defendiera de la orden de deportación, ahora se ha reducido a 21 días: "¿Qué menor que no habla inglés puede encontrarlo en ese plazo?", se pregunta la escritora.
En su comparecencia ante un juez en la Corte migratoria neoyorquina, los niños indocumentados que cruzan solos la frontera deben responder un cuestionario de admisión y la primera de las preguntas es: "¿Por qué viniste a los Estados Unidos?".
En este trámite hay muchas veces un "puente que falta", que es el traductor, señala Luiselli, la cual acabó por sus propias "cuitas migratorias" haciendo de intérprete entre los menores y el juez.
De esa experiencia surgió este libro que no es de testimonios sino una "radiografía" de ese tribunal y del panorama de la realidad de la que huyen los niños y el "infierno" que tienen que atravesar durante su viaje por México y su llegada a Estados Unidos.
Su obra, explicó, recoge unos pocos casos para hablar "de las implicaciones en un desastre cuyas víctimas son los niños", un ensayo en el que ha querido ir a los orígenes del problema.
"Hay niños tan pequeños que no pueden contar su historia de la forma en la que podrían explicar cosas que les harían candidatos al asilo, y por ello serán previsiblemente deportados, solo porque no cuentan con herramientas retóricas", dice.
El "pánico" que se vive tras la elección de Donald Trump supone que hay muchas prisas para intentar sacar la mayor cantidad posible de casos adelante, antes de que se pueda producir un cambio en las leyes.
Existe el precedente, recuerda la autora, de George W. Bush cuando en 2007 enmendó la ley que protege a las víctimas del tráfico humano -la ley que permite que los niños sean candidatos al asilo-, de tal forma que excluyó a los menores mexicanos de esta posibilidad, por lo que, cuando llegan a la frontera, son deportados de inmediato sin derecho a que su caso sea estudiado en los tribunales.