2025: un apretado resumen de la resaca...
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Con la extinción del año en curso y el inminente inicio de uno nuevo, los humanos nos entregamos, como no podría ser de otra forma, al añejo ritual de renovar el optimismo y desear, como Yuri, la llegada de tiempos mejores
Un año más toca a su fin.
Y, como corresponde a nuestras costumbres largamente cultivadas, en los últimos días del año dedicamos tiempo a realizar un recuento de lo acontecido; a pasar revista de los asuntos a pesar de los cuales hemos sobrevivido otro calendario y nos disponemos a la batalla con el siguiente. Es una guerra marcada por el optimismo al cual nos entregamos de forma irracional... porque no queda de otra.
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Por ello justamente, en los días finales de cada año y los primeros del siguiente repetimos un mantra merced al cual pretendemos conjurar las malas noticias por venir: “lo mejor para el año nuevo”. Y hay razón para plantearlo así, pues las malas noticias de los últimos doce meses nos hacen desear, sin lugar a dudas, un mejor año en el futuro inmediato.
¿O acaso alguien podría considerar un buen año aquel durante el cual vivimos en forma constante bajo la amenaza de aranceles por parte del Gordolfo Gelatino, región 1, cuyo segundo reinado comenzó en la segunda quincena de enero pasado? Habrá quien pondere la forma como el gobierno de Claudia Sheinbaum “toreó a Trump”, pero eso no hará desaparecer las úlceras provocadas en miles de cavidades gástricas en el país.
Y a lo anterior súmele la revisión anticipada del T-MEC. Nadie sabe cómo va a terminar eso, pero miles de veladoras dedicadas a San Juditas Tadeo -patrono de las causas imposibles- permanecen encendidas para impulsar el milagro... o al menos para descargar algo de tensión.
Tampoco dio para documentar el optimismo la colección, aparentemente interminable, de escándalos provocados por conspicuos representantes de eso a lo cual sus fans dan en llamar “la cuatroté”. El desfile de ejemplos de vulgar corrupción protagonizado por Andy, “Joserra” (el malo), Mario Delgado, los Yunes, Fernández Roñona o la diputada “dato protegido”, aunque dan munición para la crítica tan solo dejan en claro un dato devastador: en México, regresar en el tiempo -¡a los peores tiempos!- es muy fácil...
Y luego están los “Machuchones” del asunto: Adán Augusto López y su “Barredora”; el exsecretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, y sus sobrinos; el dueño de Miss Universo, Raúl Rocha Cantú y sus nexos con el tráfico de armas, drogas y huachicol fiscal... Ya ni siquiera del triunfo de una compatriota en un certamen de belleza puede uno enorgullecerse, chingao.
Mención aparte merece el asesinato del alcalde Uruapan, Carlos Alberto Manzo Rodríguez. En plena celebración del Día de Muertos y luego de incontables advertencias de su parte, el munícipe, otrora seguidor de Morena y posteriormente convertido al independentismo, fue abatido por un sicario de apenas 17 años de edad.
La estampa nos clava una lanza en cada costado. Por un lado, evidencia la indefensión en la cual se encuentra cualquier en este país. Por el otro, refleja el fracaso de las políticas gubernamentales teóricamente creadas para “impedir a la delincuencia seguir reclutando jóvenes”.
¡Pero a’i viene el 2026 con su mundial! La esperanza del quinto partido nos hará palpitar al unísono, desde los primeros segundos del año hasta el día 11 de junio, cuando comience a rodar el Trionda en el Estadio Azteca -bueno: para el resto del mundo ha sido “rebautizado” por la FIFA pero, ¿quién se fija en esas minucias?-, convirtiéndonos, otra vez, en un hito global: el primer país en albergar tres partidos inaugurales de un mundial.
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Para entonces, seguro Trump ya nos impuso nuevos aranceles, amenazó con invadir el país unas cuantas veces y los representantes de la transformación de cuarta habrán generado algunos escándalos dignos de la inmortalidad en TikTok...
Pero también, una vez superado el Mundial, comenzaremos a especular sobre la “elección más grande de la historia” y eso nos obligará a desear, una vez más, un mejor año para la siguiente vuelta al sol... porque el secreto es, siempre, renovar el optimismo.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3
carredondo@vanguardia.com.mx