Hermann Hesse, su encuentro con el psicoanálisis

Artes
/ 25 septiembre 2019

La obra de Hermann Hesse adquirió un sello definitivo gracias a la psicología de Carl Jung y a la posibilidad de autoanálisis que le dio y que se tradujo en una estabilidad hasta entonces desconocida por él.

Poeta, narrador, pintor y editor, el alemán Hermann Hesse ha pasado a la historia, al lado de sus compatriotas Thomas Mann y Stefan Zweig, como uno de los autores del siglo XX más leídos en el mundo, con la nada despreciable cifra de 150 millones de libros vendidos, traducidos a más de 60 idiomas, lo que ha derivado fundamentalmente en su permanencia en el mercado y, en consecuencia, en el gusto de los lectores, que aún buscan títulos como Demián o El lobo estepario.

Aunque se puede considerar un escritor exitoso, que llegó a la cumbre en 1946, cuando resultó ganador del Premio Nobel de Literatura (el cual ni siquiera recibió en persona, por motivos de salud, pero también en protesta por la destrucción de su obra en Alemania desde 1933), la de Hesse no es una historia de fama y fortuna; pues es un sobreviviente de su propio infierno, un “autor de la crisis”, siempre en busca de una identidad propia.

Su obra es de esas ligadas no sólo a una época, sino a un contexto particular, no en vano, los estudiosos la consideran marcada, a la par que su personalidad, por la casa paterna y su educación, y que finalmente adquirió un sello definitivo gracias a la psicología de Carl Jung y a la posibilidad de autoanálisis que le dio y que se tradujo en una estabilidad hasta entonces desconocida por él.

Hesse nació en la localidad de Calw el 2 de julio de 1877, fue el segundo hijo de Johannes Hesse y Marie Gundert. Inició su educación en la Escuela de Latín de su localidad y en 1891 ingresó al seminario evangélico teológico del Monasterio de Maulbronn, del que pronto escapó. Tenía sólo 15 años cuando sus padres, en busca de “corregirlo”, lo enviaron a un hospital privado donde atentó contra su vida. Unos días después se le diagnosticó “poseído por maldad y satanismo” y se recomendó su ingreso al psiquiátrico Stetten, donde estuvo cuatro meses.

Su diagnóstico fue melancolía y aunque salió por buen comportamiento, vivía momentos de gran descontento que dieron origen a una serie de cartas acusadoras, una de las más famosas, contra su padre, quien ahora lo envió al liceo de Cannstatt, donde sólo duró un año; luego aprendió algo de mecánica en una fábrica de relojes y finalmente el oficio de librero, que le permite independizarse y publicar sus primeros poemas, marcados por la fragilidad de su ser.

De acuerdo con datos publicados en un portal alemán dedicado al autor, firmado por Silver Hesse, en 1904 publicó Peter Camenzind, a la que siguió Bajo las ruedas, en 1906. En esa época se casó con María Bernoulli, con quien se estableció a orillas del lago Constanza, donde procreó tres hijos. Siete años después viajó a Asia Oriental y al siguiente año, en 1912, dejó atrás la Alemania militante de Guillermo II y desde Berna, Suiza, criticó fuertemente la política de su país natal.

 

SU ENCUENTRO CON JUNG

 

Eran años complejos y la guerra propició una recaída grave en él, que se agudizó con la muerte de su padre en 1916 y una crisis matrimonial, derivada de la enfermedad psíquica de su esposa y una recaída en la salud de su hijo Martin. En esta etapa, en la que se vio obligado a parar su actividad en un centro para la atención de víctimas de guerra que creó durante la Primera Guerra Mundial, buscó la ayuda profesional de J. B. Lang, colaborador de Carl Jung, con quien tuvo sesiones a lo largo de año y medio, después de lo cual escribió Demian, donde, se dice, incluyó sus experiencias psicoterapéuticas y los frutos de leer a Jung, a quien también conoció posteriormente y con quien trabó una buena amistad, iniciada por la fuerte afinidad intelectual y quizá algunos referentes comunes que perfilaron el carácter y la mente de ambos.

La obra fue publicada en 1919, año en que se divorció y se trasladó solo a Montagnola. Cuatro años después se casó con Ruth Wenger, de quien también se separó, para unirse en 1931 a Ninon Dolbin Ausländer. Es entre su segundo y tercer matrimonio que obtuvo la nacionalidad suiza y publicó su obra más popular El lobo estepario (1927), en coincidencia con su cumpleaños 50.

Otras obras que publicó fueron Siddharta (1922), en la que evidencia su amor por la cultura hindú, Narciso y Goldmundo (1930), Viaje al Oriente (1932) y su pedagógica obra de la vejez El Juego de los Abalorios (1943), que cautivó a los alemanes ávidos de un nuevo orden en medio del caos de una nación rota, tras perder la Segunda Guerra Mundial, y que fue galardonada en 1946 con el Premio Nobel. Hesse murió de una hemorragia cerebral, mientras dormía, el 9 de agosto de 1962, a los 85 años, dejando en su haber una docena de novelas, ocho poemarios, 14 libros de cuento y diversos escritos en prosa, que le valieron al menos nueve premios, siendo el Nobel el más destacado.

Coinciden sus biógrafos en que fue dos años después de su muerte que sus obras alcanzan una divulgación global, única en la historia de la literatura alemana, como resultado de un “boom” que había comenzado durante la guerra de Estados Unidos en Vietnam, pues Hesse se convirtió en una especie de símbolo de identificación para el movimiento juvenil que se rebelaba contra esa guerra. En otros países también se dio un renacimiento de este autor vigente hasta nuestros días, gracias quizás al ejemplo de autodeterminación que dio contra la sumisión a la autoridad.

Algunas publicaciones suman en 40 sus publicaciones, entre relatos, novelas, poemarios y meditaciones, pero además publicó títulos sobre autores antiguos y modernos, monografías, antologías y varias revistas; casi tres mil recensiones (comentarios breves a una obra) y una copiosa correspondencia con al menos 35 mil respuestas a cartas de lectores. En materia pictórica dejó centenares de acuarelas de corte expresionista e intenso cromatismo. Se sabe además que hasta el centenario de su nacimiento se habían escrito más de 200 tesis doctorales, unos cinco mil artículos y 50 libros sobre su vida, siendo el escritor europeo más leído en Estados Unidos y Japón.

Nos enfrentamos a una obra que, por su copiosidad, su personalidad y vasta influencia, no tiene paralelo en la historia de la cultura del siglo XX”, sentencia el biógrafo Voker Michels al referirse al legado de Hesse.

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