"Hoy la literatura se ve como vehículo de posturas ideológicas”: César Aira

Vida
/ 20 mayo 2016

César Aira es un prolífico escritor, irónico, lúdico, imaginativo que tiene "Bibliotecas" no solo en España, sino en Argentina, Alemania o México.

Hoy somos pocos los que practicamos la literatura como arte y creo que se ve más como una manera de transmitir esa posturas ideológicas, humanitarias, sociales, democráticas, psicológicas higiénicas.. un vehículo de gran prestigio para eso"...

El argentino César Aira es una de las voces más imaginativos y literarias. Escribe mucho y se prodiga poco porque no le gustan las promociones, pero ahora Random House ha creado su Biblioteca y dice a Efe que la literatura se ve hoy como vehículo para transmitir posturas ideológicas.

"Hoy somos pocos los que practicamos la literatura como arte y creo que se ve más como una manera de transmitir esa posturas ideológicas, humanitarias, sociales, democráticas, psicológicas higiénicas.. un vehículo de gran prestigio para eso", añade.

"Lo que es injusto es que ese prestigio se lo dieron escritores que no lo usaban como vehículo, sino que hacían literatura por la literatura misma, como Shakespeare, Kafka, Borges, los grandes, como Lautrémonc, mi favorito", recalca Aira (Coronel Pringles, 1949).

Traducido a veinte idiomas, con más de 40 años de escritura, y con la publicación de dos libros por año, César Aira es un prolífico escritor, irónico, lúdico, imaginativo que tiene "Bibliotecas" no solo en España, sino en Argentina, Alemania o México.

"Como dicen que soy tan prolífico ahora he decidido que voy a dejar de escribir durante dos o tres años parar para no tener presión y escribir a otro ritmo", precisa Aira, un jugador del lenguaje, que escribe en los cafés de Buenos Aires (en casa solo utilizo el ordenador) donde es permeable a todo, como su escritura inspirada por el cine, los dibujos animados o el cómic.

La Biblioteca Random House está publicando sus títulos más importantes "Ema la cautiva", "Un episodio en la vida del pintor viajero", La mendiga", "Las curas milagrosas del doctor del Doctor Aira", su última novela "El santo", sus relatos reunidos "El cerebro musical", su ensayo sobre el arte contemporáneo y próximamente "Las noches de flores".

"Veo mi trabajo como un largo juego, porque siempre tome la literatura como un juego, como una actividad lúdica que he ejercido por puro placer, sin ninguna intención social ni humanitaria. He tenido la suerte de tener esta vocación y poder realizarla porque me pasaba la vida jugando con la imaginación, con la invención", argumenta el autor.

Orgulloso de ser compatriota de Borges, porque dice que marca "una vara muy alta" por su exigencia y honestidad intelectual. "Te hace ponerte las pilas, como diría mi hijo", matiza; pero Aira, sin embargo, asegura que en Argentina ha habido "una plaga de cuentos" por la influencia de Cortazar.

Con trazos surrealistas y poéticos, la escritura de Aira es breve en extensión, con alrededor de 80 páginas más o menos -"por eso dicen que escribo tanto", añade-, pero densa, y para ella lo mismo puede inspirarse en un "bizarro" dibujo animado como un caballo que está pensando si se suicida desde una planta de 20 pisos, que en el arte contemporáneo.

"Hay una cosa que antes existía y ahora no -sostiene Aira-, que es el síndrome del folio en blanco, cuando te tenías que enfrentar a una cuartilla vacía para romperla, y lo lograbas, pero hoy estamos ante el síndrome de la página llena, que es el ordenador".

"En el ordenador abres la pantalla -continúa- y están todos los contenidos del mundo, toda la información y eso es en formato universal, por eso digo que ahora hay poca creación hay más información sobre lo ya hecho. Creo que en las artes, todo está inventado y que lo que se hace es intervenir", subraya.

Y es que para Áira, la escritura engloba todas las artes, la música, la pintura, el pensamiento..., argumenta el autor, al tiempo que asegura que no cree "para nada" en el intelectual comprometido.

"Solo queda la distancia, dice con ironía. "Trato de no ser humorístico, pero no puedo evitarlo y llegado a cierta edad me dije que lo mío iba a ser la elegante melancolía. Me esfuerzo por llegar, pero solo me salen los disparates de siempre", concluye el escritor argentino.

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