Joven locutora de Saltillo conecta sueños y vidas a través de la Radio
Las solitarias almas que buscan encontrar el amor tienen en el programa de Laura Romero un medio que le allana el camino
TEXTO Y FOTOS: JESÚS PEÑA
Son las 04:00 de la tarde, la hora del amor, del romanticismo, de los suspiros; la hora en que toda la ciudad se pausa para escuchar el programa más sonado de la radio, “De corazón a corazón”, y se escucha una voz meliflua, la de Laura Romero, detrás del micrófono, que da la bienvenida…
“Qué tal mi gente preciosa, ¿cómo estamos?, buenísimas tardes tengan todos ustedes. Bienvenidos sean a su programa ‘De corazón a corazón…’”.
En la pantalla de la computadora ya han comenzado a caer los mensajes por WhatsApp de las almas solitarias que andan en pos de una pareja, de su otra mitad, de su media naranja, de una o un pioresnada, del futuro o futura dueño o dueña de sus quincenas.
En la cabina acristalada, quinto piso de un edificio acristalado del bulevar Carranza, desde donde transmite “La Reina” 100.9, hace calor.
“Oye, ya me dio calor, párate, ¿a cuántos grados estamos?, a ver échame la temperatura, por favor. A 20 grados, parecen como… 27 ó 28”, dice Laura al micrófono.
Y la temperatura aumenta, cuando Laura aprovecha los avisos de sus patrocinadores, para hacer una confidencia.
Cuenta que una vez al programa llegó el mensaje de un hombre que buscaba relacionarse con una mujer… enanita.
“Hay un chorro de mensajes que me aguanto de darlos al aire porque digo ‘si está muy pasado’ y no es el tipo de programa como para decirlos al aire, no, no se puede”.
—¿Mensajes cómo?—
Así de los que digas tú… menos extraños, que buscan mujer enanita…
Laura dice que en 11 años ininterrumpidos de conducir este programa, el más antiguo, el número uno de la radio, el único en su tipo en todo Saltillo, ha recibido toda clase de comunicados, pero como éste ninguno.
De repente mensajean al programa matrimonios, muchos matrimonios, que andan buscando otros matrimonios… para experimentar, revela Laura.
“Y así te lo ponen”.
Laura, 33 años, perlina tez, cola de caballo, risa espontánea, entra al aire, y ya está leyendo los mensajes de los radioyentes que han tomado las ondas hertzianas para encontrarse con el posible amor de su vida.
“Busco una linda mujer que quiera ser la dueña de mi corazón, tengo 40 años y busco chicas de 35 a 45 años. Vivo solo, tengo mi casa y busco una relación seria, sin juego ni mentiras con fines de matrimonio. Mi número es…”.
“Hola, yo Ramón, sincero, no machista, en busca de mujer para este febrero, de 27 a 37 años, para andar muy en serio, máximo con un hijo, mi número es…”,
Fondea el ambiente cálido de la cabina una rola lacrimógena, sensiblera, una rola que narra la historia de una decepción.
“Me duele, claro que me duele, porque ya perdí tu amor, porque ya perdí tu amor…”.
Laura dirá que en cada programa recibe al menos 50 mensajes de personas que andan buscando novio o novia.
“No los he contado, pa qué te echo mentiras, pero sí son un buen”.
—¿De hombres, de mujeres?—
De todo…
En el próximo corte comercial, Laura, que hoy está vestida con suéter claro, playera oscura, jeans, tenis, atuendo que le da un aire realmente juvenil, relata que en 11 años “De corazón a corazón”, ha conseguido unir a muchos solitarias y solitarios, que después de encontrarse, conocerse, enamorarse, se han casado y tenido hijos.
“Lo que sí me da gusto es que hay muchas parejas que sí se han formado, que sí tienen una familia, que se casaron y lo que siempre les digo, ‘qué gachos, no me invitaron a la boda, ‘¿verdad?’, y eso es lo feo, que no me inviten a la boda”.
—¿Nunca te han invitado a una boda?—
Sí me han invitado a varias, pero así como que se queda en ‘sí te avisamos tal día, a tal hora’ y ya no vuelven, digo ‘ay qué feos…’.
Algo tiene la radio que no tienen las páginas de citas a ciegas por internet, como el hoy famoso y socorrido Tinder.
Afuera de la cabina, tras los ventanales, desde las alturas del rascacielos, la ciudad bulle de miles de almas que andan en busca del amor, de un compañero, una compañera, siempre hay un roto para un descosido.
Del otro lado, en las radios de todo Saltillo algún apasionado o apasionada aguarda con ansia que su mensaje sea leído al aire y oído por esos miles y miles de corazones ardientes…
Que tal si es chicle y pega...
Laura cuenta que aquí, a esta cabina, muchas parejas han vendido para anunciar, con bombo y platillo, ante la vasta audiencia de “La Reina”, pa que todo Saltillo se entere, su compromiso matrimonial.
“Hace como dos o tres días me mandaron mensaje que ya tenían seis años, creo, de haber encontrado el esposo a la esposa y ya con hijos y yo ‘ah, no manches’, dije ‘no pos qué padre’”.
Laura hurga en la pantalla del ordenador, hurga, hurga, hasta que encuentra la instantánea de una familia: papá, mamá, dos niñas. Una pareja que se conoció en “De corazón a corazón” y permanece unida, perseverando en el amor.
“Bien padre, ay qué buenísima onda, digo”.
‘HAY QUIENES SE QUIEREN APROVECHAR’
Durante la publicidad, Laura confiesa que en estos 11 años en “De corazón a corazón”, no todo ha sido miel sobre hojuelas.
“Reclamos muchos. Un señor que me platicó, ‘oye, es que fíjate que conocí a una señora, me la traje a vivir a mi casa’, el señor era una persona discapacitada, dice ‘me la traje a vivir a mi casa, me dejó sin casa, sin trabajo, me dejó sin dinero’, sentí tan feo de verdad. Dije ‘por una parte hasta me siento culpable, pues yo fui quien los contactó’.
Las radioescuchas se han quejado con Laura de que los varones son groseros, muy malhablados y que les mandan fotos feas.
“Últimamente los hombres también se han quejado mucho de que las mujeres son muy feas, groseras, que nomás quieren dinero. Estos últimos años he estado viendo mucho… pos que sí, nomás mandan el mensaje a ver qué cae”.
Laura tomó entonces la decisión de que si los remitentes no tienen fotos de perfil no pasa sus mensajes al aire.
“Sabemos que mucha gente lo va a agarrar para jugar, pero ya, ya estuvo bueno y ya hace como una semana que les puse el alto, les dije ‘ya, ya estuvo’. Que mala onda que por gente que nomás está jugando le lleven los demás, porque hay mucha gente que sí quiere y sí está esperando tener una amistad, nada más, conocer personas”.
—¿Has sufrido acoso?—
Fíjate que no, hasta eso no. Obviamente hay personas que te halagan por tu voz, porque te portas bien, pero de eso a que me estén proponiendo cosas, te lo juro que no, Es lo que les he dicho, ‘que padre que yo tengo puros caballeros que no se portan groseros, que no se portan mal, me respetan…’.
Faltan cinco minutos para que el programa termine y Laura se apresura a leer los últimos mensajes de la tarde.
Al otro lado de una radio, en algún rincón de la ciudad, algún corazón enamorado, quizá algún corazón roto, volará ansioso a la caza de otro corazón ávido de amar…
DE ASISTENTE EDUCATIVO A CUPIDO DE LA ERA DIGITAL
A la vuelta del corte, en la cabina, una voz masculina, en un mensaje de audio, dice:
“Laurita, Laurita, ando buscando la mujer ideal, mi media naranja, no importa estado civil. Yo 35 años, soltero, sin vicios, guapo y trabajador…”.
“¡Oilo!”, suelta Laura y sonríe.
Laura manda a canción y cierra el micrófono, una mota de esponja oscura y suspendida en el viento, para hablar de las singularidades de sus radioescuchas, los radioescuchas de Laura son singulares.
Laura cuenta la historia de un enamoradizo oyente, un joven adicto a “De corazón a corazón”, de esos que apenas les dicen mi alma y ya quieren su casa aparte.
Dos veces el chico de marras ha pisado la cabina de la estación, para hacer público que ha encontrado a su alma gemela y va a casarse, cuando no ha salido ni una semana con una chica a la que conoció por medio de esta emisión que, dicho sea de paso, se transmite de lunes a sábado de 16:00 a 17:00 horas.
“Este chavo ya había venido con otra muchacha, haz de cuenta que las conoce y a la semana ya se quiere casar y yo, ‘no mijo, pos pérate, ¿cómo crees?’, le digo ‘hay su tiempo para conocer a la persona, no mañana te vas a casar’. A lo mejor es por querer venir a la cabina y salir y no sé, como que es de esos chavos que les gusta llamar la atención de las personas. Sí está canijo porque pos también a lo mejor las muchachas se ilusionan pos ya dos…”.
—¿Dos?—
Sí, ya cuando vino con la segunda, dije ‘bueno, ok, va’, pero sí le dije ‘tranquilo, o sea, date espacio’. Oye te lo juro que después de un mes me volvió a mandar mensaje… y yo dije ‘éste no entiende, de plano’.
Pero también hay señoras que buscan amistad, formar grupos de amigas para platicar, convivir y mandan mensaje a “De corazón a corazón”.
Laura es de profesión asistente educativo, egresada del Instituto Fleming, tiene esposo, al que, dicho sea de paso, no conoció por su programa “De corazón a corazón”, sino en una fiesta, y Laura tiene una hija de tres años, Alyssa, que es toda su adoración.
La inmersión de Laura en el mundo de la radio se dio gracias a su papá que es músico de toda la vida,
Desde niña Laura conoció a muchos filarmónicos y locutores de radio de Saltillo.
Le gustaba visitar las emisoras donde trabajaban sus amigos y fue así que un buen día se encontró con Elizabeth Trujillo, una de las voces más cautivadoras de la ciudad.
“No sé, me gustó el ambiente que tenía… Pero nunca fue de ‘ay quiero ir para yo al rato ser locutora’, no, me gustaba, nada más”.
Entonces Laura tenía 16 años.
Andando los años Laura se hizo maestra de Preescolar de un colegio.
Otro buen día recibió una llamada de Elizabeth para invitarla a laborar como locutora en una emisora local, Laura no se acuerda bien a bien cuál.
Sin pensárselo mucho aceptó, “bueno, va”.
Al rato se vio sentada en una cabina operando los controles para el programa “En Confianza”, del periodista Pablo Garduño.
La primera vez que su voz, Laura tiene una voz meliflua pero categórica, sonó al aire fue para dar la hora y la temperatura.
“Dije ‘nomás que no me ponga nerviosa porque la voy a regar toda’, y no… Y de ahí pa’l real”.
Después presentaba canciones y tomaba los telefonemas.
“Ya la gente me empieza a escuchar y empezaron a hablar y hablar y a hablar ‘que padre, se oye muy bien tu voz, ¿quién eres?’ Y ya empecé a presentarme’”.
Hasta que en 2010, un productor de nombre Manuel, le propuso conducir un programa intitulado “De corazón a corazón” y Laura aceptó de buen grado.
“Dije bueno ‘gente que busque su media naranja, o sea que chido, que buena onda, quién quite y yo también encuentre aquí el mío”, suelta Laura y se carcajea con una carcajada contagiosa.
—¿Y lo encontraste?—
Sí, pero aquí no… A mi marido lo conocí allá en otro lado.
El formato era realmente sencillo: recibir mensajes de la audiencia vía celular, mensajes de gente buscando pareja, pasarlos al aire y poner canciones, de amor y desamor.
Y desde entonces Laura se convirtió en una especie de cupido, una celestina de la era digital, en la radio.
EPÍLOGO
Cuando Laura está a punto de dejar la cabina para volver a su realidad, entra en escena “La Tikita McLeod”, con “Las Monsergas de la Radio”, y yo, nomás de verla, me quedo con el ojo cuadrado. Creo que me he vuelto a enamorar…
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