La basura: la propia y la extraña

Politicón
/ 7 febrero 2016
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Estados unidos y china son los dos países que más contaminan al mundo, tanto que ponen en riesgo la vida en el planeta

Viene caminando la caravana campesina en la que hombres y mujeres de varios ejidos y comunidades se han unido para manifestarse en contra de la instalación de un Centro Integral para el Manejo y Aprovechamiento de Residuos Industriales en sus tierras. Ellos desean mostrar que los sorprendieron con engaños para que cedieran un espacio en el cual, de repente, no era ya destinado a una empresa para generar empleos sino para un basurero de residuos tóxicos.

Creo que es necesario reflexionar en varios de los aspectos relacionados con el asunto. Lo primero que sabemos es que la basura será enviada desde varios estados de la República: Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas y Tabasco. Y la pregunta inmediata es ¿por qué Eruviel Ávila no hace un Cimari en su Estado? Sabemos que el río Santiago, Lerma, la Laguna de Chapala y toda su cuenca están entre los lugares más contaminados no sólo de México sino de toda América. ¡Que resuelvan ellos sus problemas, pero que no nos envíen su mierda! ¿Es eso lo que nombran federalismo?, ¿por qué no le preguntan a Miguel Ramos Arizpe lo que pensaba sobre el asunto?, su “Memoria” es un documento tan actual como el mejor. Nos federamos para ayudarnos no para que los del Centro nos asalten.

De aceptar el Cimari las consecuencias son absolutamente impredecibles. Déjeme decirle una cosa: cuando inició su mandato Rubén Moreira, la Secretaría del Medio Ambiente encontró en el municipio de Acuña, en un predio (casi un Cimari) un millón de llantas enviadas desde el país vecino. Se abrió ese lugar y los gringos enviaron sus contaminantes. 

¿Cuándo desaparecerán esas llantas?, quizás en dos mil años. Este hecho muestra en qué nos estamos metiendo.

La basura existe y debe ser alojada en sitios especiales. De eso no hay duda. Es necesario que los residuos tóxicos tengan un espacio en que no hagan daño. Ahora, por ejemplo, vemos que los millones de televisores caducos son peligrosos. Deben ir a un lugar especial. Pero que cada entidad federativa se responsabilice de su basura. 

De la de Coahuila nosotros, pero no de la del Estado de México, porque el Presidente es de ahí, ni de la de Texas, que es capaz de crear una montaña de porquerías tóxicas en tres meses en General Cepeda o, en su defecto, los estados mencionados.

Estados Unidos de América  y China son los dos países que más contaminan al mundo, tanto que ponen en riesgo la vida en el planeta y gracias a ellos hay un clima más violento porque están perjudicando la atmósfera. 

El primero envía un 25% de todos los contaminantes que produce el mundo. China tiene ahora la ciudad con menos oxígeno en su ambiente. 

¿Queremos emularlos? Deberíamos recuperar los millones de hectáreas depredadas en México. Se está acabando con la selva de Chiapas, están acosando diariamente a los Chimalapas, destruyeron un manglar en tres días, los yucatecos están contra su cada vez más exigua selva, el bosque de mezquites más grande del mundo estaba en Matamoros, Coahuila y lo poquito que queda está a punto de desaparecer. ¿De veras estamos conscientes de lo que el basurero de Noria de la Sabina nos traerá? Sus ejidatarios sí lo saben.

Hoy, domingo 7 de febrero, llegarán a la Plaza de Armas mujeres y hombres de General Cepeda que desean pronunciarse contra ese proyecto. Caminaron 90 kilómetros y tienen un ideal que no nada más incumbe a  ellos sino a todos nosotros. 

Es necesario que sepan que los admiramos y que su lucha es épica. Aunque no es la primera. Cuando en 1842 y los años siguientes irrumpieron en el Valle de Saltillo las primeras fábricas inglesas de hilados y tejidos, los agricultores de los Rodríguez, las Torrecillas, los Bosques, Capellanía y otros, supieron qué eran los residuos tóxicos: les enviaban, por medio de las acequias, pegamentos, pinturas, aceites y metaloides que mataban sus hortalizas. Entre el agua iban también los excrementos y orines de los trabajadores, porque pusieron los excusados sobre las acequias. No había ejidos, los que reclamaron al Alcalde de Saltillo eran propietarios, algunos muy ricos, pero la basura siguió envenenando sus cultivos y luego enfermando a su gente. ¿Sirve de algo la historia?

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