La indiferencia del Gobierno para blindar la estabilidad económica

Dinero
/ 30 abril 2018

    Para nadie es un secreto, salvo para aquellos que no lo quieran reconocer por sesgos ideológicos, que la mancuerna que han formado el Gobierno Federal y la iniciativa privada, en aras de negociar por buen camino el TLCAN ha sido extraordinaria. Una sincronía entre empresarios y funcionarios públicos, en la cual tienen bien en claro los objetivos a alcanzar y las estrategias a seguir.

    Con ello el Gobierno Federal, no solo ha conseguido un aliado importante en las mesas de negociación que aporte el punto de vista técnico-empresarial de las necesidades del sector productivo mexicano. Lo más importante es sin lugar a dudas, que con esta sinergia Gobierno-IP, la Administración Federal ha logrado empoderar aún más los intereses de los hombres de negocios del País con la permanencia del TLCAN.

    El legado de ello será, que más allá del rumbo que tome la versión final del acuerdo trilateral de comercio, el costo en el futuro para cualquier grupo político en México que intente cuestionar o pretenda salirse del TLCAN será sumamente elevado. Ya el sector privado se empoderó del tema y el tiempo y esfuerzo dedicados a ello, los legitima para dar la batalla por la permanencia de este. Existe ya pues, un blindaje de apoyos de diversos sectores hacia el TLCAN, que sería muy difícil para quien venga y pretenda echarlo abajo.

    Sin embargo, este blindaje derivado del éxito compartido basado en una coordinación precisa entre Gobierno y empresarios, debería pasar a otros temas. La insistencia del sector privado, think thanks y especialistas en otros temas igual de trascendentes, no ha encontrado el mismo eco en el Gobierno.

    Un ejemplo de ello, es el ya muy traído y llevado tema del Consejo Fiscal. A raíz de la propuesta que el Fondo Monetario Internacional le hizo a México, ya hace cerca de un año, de contar con este órgano técnico, la iniciativa privada se sumó activamente a la propuesta a través de Coparmex, ya sin mencionar el empuje que desde tiempo atrás le venía dando a este asunto el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), órgano asesor del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).

    No obstante, el Gobierno ha mostrado nulo interés en el tema y el mismo Secretario de Hacienda en su momento, actual candidato a la Presidencia, desestimó la recomendación del FMI y aseguró que México no requiere de un Consejo Fiscal.

    Otro tema igual de escabroso, que es imperante blindar, tiene que ver con el tema de la Comisión de Cambios, la instancia integrada por Secretaría de Hacienda y Banco de México que determina las políticas en materia cambiaria. Sergio Negrete Cárdenas, destacado analista económico y académico, ha puesto claramente sobre la mesa la trascendencia de este tema y existe ya una iniciativa de ley al respecto.

    La idea es que la política cambiaria quede en manos del Banco de México solamente, más en un esquema de libre flotación, como el que presumimos tener. Actualmente la Ley del Banco de México, señala que la Comisión de Cambios deberá estar integrada por tres integrantes de Hacienda y tres miembros del Banco de México, en el cual el voto de calidad será del miembro de la Secretaría de Hacienda que presida la Comisión.

    En otro artículo de la citada ley -y como atinadamente lo alerta Negrete Cárdenas-, se menciona que una de las causales de remoción de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco de México, será la de no acatar las medidas que establezca la Comisión de Cambios. La sumisión total del Banxico ante Hacienda, o sea ante el Ejecutivo.

    Ante esta iniciativa, que lo único que busca es fortalecer la autonomía del Banco de México, tampoco el Gobierno Federal se ha pronunciado. 

    En suma, la ingratitud del Gobierno hacia el IP en el tema del Consejo Fiscal y su indiferencia ante fortalecer el manejo de la política cambiaria en manos del banco central, puede poner al País en una situación muy complicada. 

    Quien resulte ganador en las elecciones presidenciales, encontrará en estas ausencias de fortaleza institucionales un terreno fértil para el manejo irresponsable de la economía, tirando por la borda dos de los pilares más importantes, sobre los cuales se ha venido construyendo la estabilidad económica en las últimas dos décadas: la autonomía del Banco de México y la ya debilitada disciplina fiscal. 


    @guillermo_garza

    Catedrático de la Facultad de
    Economía de la Universidad
    Autónoma de Coahuila

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