La señora Pelosi
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“La cuestión no es quién me va a dejar, es quién me va a parar”.
–Ayn Rand
Me encantó ver su enorme sonrisa, su elegante y discreto vestido color fucsia y sobre todo la seguridad en sí misma. Nancy Pelosi es la nueva presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y no es cualquier cosa. Ya lo fue entre 2007 y 2011, y hoy vuelve. Tuvieron que pasar 230 años en el vecino país, para que una mujer presidiera las dos cámaras del Poder Legislativo Norteamericano, en su primera vez; pero llegó.
Tiene 78 años y proviene de una familia de larga tradición política. Su madre fue una activa feminista y su padre alcalde de Baltimore, en Maryland. Desde los 7 años aprendió a contestar llamadas telefónicas que se recibían en su casa para atender a la gente que preguntaba desde cómo conseguir una cama de hospital o abrir su propio negocio. Su carrera política la inició a los 47 años, cuando su hijo menor terminó la secundaria. Sus prioridades son su familia y la política.
A partir de entonces se convirtió en política de tiempo completo.
Quienes la conocen la definen como una mujer de profundas convicciones, moral inquebrantable y de armas tomar. Es una política con mano de hierro en guante de seda. Profundamente identificada con los postulados del partido en el que milita.
En 1987, fue por primera vez congresista por el distrito de San Francisco, California. El 2002 fue un año clave en la carrera de Pelosi, se convirtió en líder de la minoría en la Cámara Baja. El arribo de la legisladora se interpretó como un viraje hacia el ala izquierda del partido, con ello los demócratas querían sacar a la sociedad norteamericana de su ensimismamiento con George Bush tras los atentados del 11 de septiembre, toda vez que en aquellos días quien se saliese de línea marcada desde la Presidencia era visto como antipatriota.
Desde su puesto, Pelosi se dedicó a criticar con fiereza a Bush, a imponer orden entre los parlamentarios y articular una agenda claramente demócrata. En el medio se le reconoce por tiros y troyanos, como una de las legisladoras y líderes más eficaces en la historia de Estados Unidos.
Durante el gobierno de Barak Obama tuvo un papel esencial para lograr la tramitación en la Cámara de la histórica reforma de salud en 2010. Ayudó a enderezar la nación hacia la prosperidad económica y gracias a su tenacidad, millones de estadounidenses hoy gozan de los beneficios de la Ley de Asistencia Accesible y de su protección frente a las enfermedades preexistentes. Y todo lo hace sin perder su sonrisa radiante.
A lo largo de su trayectoria política ha dado muestras de que sabe enfrentarse a los legisladores demócratas más ca…caranchos y los ha convencido de que las discrepancias partidistas se arreglan en casa. ¿Para qué andar exhibiendo las miserias en público y ahondando divisionismos? Sus compañeros le reconocen también su talante detallista y generoso.
Cuando se corola la victoria que les dio la mayoría en la Cámara Baja fue enfática al declarar que ese logro no tenía nada que ver con las diferencias partidistas, sino con “conservar los valores constitucionales” de Estados Unidos. “Con esta nueva mayoría demócrata vamos a honrar los valores de nuestros padres fundadores”, rubricó su discurso de victoria. “Las personas verán un Congreso muy distinto al que tenemos hoy”, destacó en sus declaraciones ante el Washington Post; y vaya que es muy diferente, hay un record nunca antes visto de mujeres en el Congreso, envalentonadas con el movimiento #MeToo. La mayoría son demócratas y con un promedio de edad más joven que el registrado en el Parlamento por décadas.
Este jueves al hacer juramento, Nancy Pelosi se comprometió a impulsar acciones a favor de la clase media, a proteger a los niños de padres indocumentados que llegan a Estados Unidos, a trabajar arduamente por consolidar la igualdad de género y por la apertura del gobierno. Pero también le advirtió enfáticamente al presidente Donald Trump sobre sus demandas de financiamiento del muro fronterizo: “No vamos a construir un muro, un muro es una inmoralidad entre países. Es una forma de pensar antigua, no es rentable”. Subrayó que el dinero estaría mejor invertido en tecnología de seguridad fronteriza como drones y cámaras, y en la contratación de más agentes fronterizos. ¿Estamos?
¡Bravo por la señora!