Leonard Cohen quiere vivir 120 años
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Su nuevo disco, “You Want it Darker”, acaba de sonar para la prensa internacional
LOS ÁNGELES.- Leonard Cohen entra en la habitación con una gran sonrisa. Se mueve como flotando, con traje negro, camisa gris y sombrero borsalino. Cuando se acerca al micrófono para contestar preguntas, esa voz cavernosa y a la vez cálida y reconfortante inunda la sala. Su nuevo disco, “You Want it Darker”, acaba de sonar para la prensa internacional. Habla de amor, de despedida, del final de algo. Su música vuelve a lograr esa sensación envolvente, un vehículo para que el viejo sabio canadiense recite sus poemas.
En la portada aparece Cohen con ese traje y ese sombrero, gafas de sol, asomado a una ventana como si estuviera de viaje y fumando. ¿No había dejado de fumar? “Hay tipos de los que no te puedes fiar”, responde.
Cohen enseñó su nuevo trabajo el jueves 13 de octubre, en la residencia del cónsul de Canadá en Los Ángeles, California. En las últimas horas todo alrededor de este álbum tiene aroma a despedida de un hombre de 82 años con las fuerzas mermadas, aunque en plenas facultades artísticas. En una larga entrevista en la revista The New Yorker, publicada el día antes, Cohen ha impresionado a sus fans diciendo: “Estoy preparado para morir”.
“Cualquier compositor, y esto lo sabe Dylan mejor que nadie, sabe que va a escribir canciones de todas formas”, continúa Cohen. “Si tienes suerte, mantienes el vehículo sano y preparado a lo largo de los años. Si tienes suerte, porque tus propósitos tienen poco que ver con eso. Durar mucho realmente no es elección tuya”.
La referencia a Bob Dylan viene a cuento. A nadie se le escapa que hace sólo 12 horas el mundo de la música se vio sacudido por el anuncio de que el premio Nobel de Literatura de este año será para Dylan. “Voy a decir algo de que le den el Premio Nobel. Para mí es como ponerle una medalla al monte Everest por ser el más alto del mundo”, dijo. Dylan es tan grande, según Cohen, que el premio es apenas un detalle, además de una obviedad.
La aparente fragilidad física de Cohen contrasta con su actividad. “Quizá nunca ha sido tan potente”, opina su hijo Adam, que ha producido el disco. Cohen pertenece, como Dylan, a una generación que está desapareciendo después de cambiar el mundo e influir durante medio siglo.
“Gracias por venir, amigos”, se despide Cohen, después de hablar de la familia, de la vejez y de su religión y de regalar un poema recitado a los asistentes. “Espero que podamos hacer esto otra vez. Me propongo vivir hasta los 120 años”.