Mazda CX-5 con su sello inevitable
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Al momento de abordar la CX- vemos acabados, armado y conducción que, sin estar en el “segmento Premium”, tienen la misma experiencia que sus compañeros del gremio con precio mayor
CDMX.- En vehículos de motor, como en muchos objetos de consumo diseñados por seres humanos, las características mutuamente excluyentes, las llamadas compensaciones son un sello inevitable. Estos atributos se expresan en una variedad de magnitudes, desde agilidad contra durabilidad, o la misma durabilidad contra rendimiento. Movemos una variable hacia arriba y perjudica otra. Movemos dos y lo que sube es el precio. Es la naturaleza misma, trabajando tras bambalinas.
Al momento de abordar la CX-5, sin embargo, vamos a encontrar una extraña excepción. Acabados, armado y conducción que, sin estar en el “segmento Premium”, tienen la misma experiencia que sus compañeros del gremio con precio mayor. Esto se expresa en los materiales en la cabina: acentos en acabado metálico mate se hallan repartidos en diversos componentes, todos bajo un criterio de diseño de excelente gusto, alejado del aspecto inspirado de “Transformers enojados” que caracteriza a otras ofertas de la industria.
Las Grand Touring 2.5L, con su acabado en asientos, volante y palanca de transmisión es en piel, a diferencia de otras opciones en el mercado, se percibe al tacto como piel auténtica y no un agregado de proteínas adheridas en una prensa.