Morgan Freeman, de interpretar a buscar a Dios
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El actor viajó a casi veinte ciudades de siete países diferentes en busca de respuestas a algunos de los grandes misterios de la fe.
Morgan Freeman (Memphis, 1937) sabe lo que es ser Dios. Al menos en la ficción, donde le ha interpretado en la película Como Dios y en su secuela, Sigo como Dios. Para su nuevo proyecto, y sin personajes de por medio, se ha embarcado en un viaje por el mundo para tratar de dar luz sobre los parecidos y diferencias que tienen las diferentes religiones y la influencia de la idea de Dios en la cultura y en la historia de la humanidad. Tan magna tarea la acomete como presentador de la serie documental The Story of God with Morgan Freeman, que este domingo (19.30) estrena National Geographic Channel.
"La idea de este documental surgió hace varios años. Yo tenía una constante curiosidad sobre la vida y la muerte y conceptos como el más allá, la relación científica entre el concepto de Dios, la creación y la teoría del Big Bang... Todo eso rondaba en mi cabeza constantemente, así que la oportunidad de participar en este viaje y hacer este documental fue... no pude decir que no", explica Freeman en una entrevista telefónica con varios medios en la que participó EL PAÍS.
Para ello, el actor viajó a casi veinte ciudades de siete países diferentes en busca de respuestas a algunos de los grandes misterios de la fe. Desde Jerusalén hasta la India, pasando por Guatemala o Egipto, en cada lugar Freeman pudo sumergirse en experiencias y rituales que le permitió conocer mejor unas religiones en las que encuentra más semejanzas que diferencias. "Tengo la esperanza de que lo que hemos hecho con este documental de a la gente la idea de que en realidad no somos tan diferentes. En realidad somos más parecidos que diferentes en términos de sistema de creencias", explica Freeman, también productor de la serie.
En esa misma idea abunda James Younger, también productor del documental. "Nuestra serie está aquí para extender el conocimiento y la luz sobre las religiones y esperamos que al mostrar a la gente los puntos en común de sus religiones se consiga que la ignorancia desaparezca y, por tanto, la violencia también lo haga", relata cuando se le pregunta por la religión como justificación de actos violentos. "Los humanos son los causantes de la violencia, y la idea de Dios es algo que trata de ir más allá de la humanidad", añade Younger.
Morgan Freeman no se define como un hombre religioso, aunque asegura mantener una relación muy cercana con Dios. "Parece que son dos cosas que no pueden darse a la vez, pero así soy yo". El haber indagado en la fe y las religiones del mundo tampoco le ha ayudado a cambiar su punto de vista sobre esas mismas creencias. "He logrado obtener un montón de luz sobre diferentes religiones y prácticas, lo que me ha resultado muy interesante, pero mi punto de vista sigue siendo el mismo", asegura.
En los viajes que ha realizado para la preparación de esta serie documental, Freeman se ha reunido con expertos en las diferentes creencias y líderes espirituales, además de ser testigo de algunas de las prácticas religiosas. El actor no duda por la experiencia que más le impactó. "Lo creas o no, fue en Estados Unidos. Estuvimos en una reserva navaja siendo testigos de un ritual llamado Kinaalda, un ritual de transformación de chica joven en mujer. Lo encontré fascinante. Estábamos en el desierto. Es un ritual que dura como cuatro días donde una joven y la mayoría de las mujeres de la tribu, en especial sus familiares, pasan por diferentes procesos. Uno de ellos es correr tan lejos como puedas al amanecer en pleno invierno o cocinar un pastel gigante para alimentar a toda la tribu. Fue el único rito religioso en el que tomamos parte y fue fascinante".