Muestra “Monet/Boudin”, cuando el discípulo supera a su maestro

Vida
/ 25 junio 2018

Gracias a Boudin, Monet se convirtió en el artista hoy conocido en todo el mundo.

El estudio de la luz, las pinceladas rápidas y los paisajes del litoral agrestre son algunos de los aspectos en los que el arte de Claude Monet y Eugène Boudin coincide. El Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid dedica ahora por primera vez una exposición a ambos artistas, "Monet/Boudin", que relata la "historia del discípulo que superó al maestro", cuenta Guillermo Solana, director artístico del museo, en la presentación de la muestra.

"O como me gusta más decir, del maestro que se convirtió en discípulo de su discípulo", agrega.

Y es que Boudin (1824-1898) acabó eclipsado por el arte de Monet (1840-1926) y por el Impresionismo y al final de su carrera reconoció la audacia de la obra de su discípulo y "se aproximó a algunas de las novedades del impresionismo", explica Juan Ángel López-Manzanares, el comisario de la exposición.

Esta exposición con un centenar de obras -la mayoría de ellas nunca habían sido expuestas en España-, abre hoy sus puertas al público hasta el 30 de septiembre y presenta los paralelismos y las diferencias entre los dos pintores franceses desde que se conocieron en 1856, cuando Monet aceptó convertirse en discípulo de Boudin.

Su coincidencia en una papelería de El Havre, en Francia, fue "trascendental", según comenta López-Manzanares. "Porque Boudin yo creo que en ese momento es el pintor más avanzado dentro del paisaje francés del siglo XIX".

Boudin animó al joven Monet a avanzar y a no estancarse en las caricaturas, un ámbito en el que ya se había creado un nombre, con solo 16 años. Gracias a Boudin, Monet se convirtió en el artista hoy conocido en todo el mundo.

La muestra se divide en ocho capítulos que parten de los dos años y medio que pasa Monet aprendiendo de Boudin hasta que el primero parte en 1859 a París. Pese a su separación, ambos mantuvieron una relación amistosa en los años siguientes.

La exposición "Monet/Boudin" dedica también espacio a las pinturas de marinas, que ambos realizan sobre todo en los años 60, y a las escenas de playa como espacio de socialización, del que Monet es un precursor.

Destaca una pequeña sala de la exposición en la que se pueden apreciar la técnica al pastel de los dos artistas.

"Los pasteles fueron la parte más importante de la producción de Boudin, la más renovadora, la que más interesó a los pintores impresionistas", explica López-Manzanares. Sin embargo, esta faceta es más desconocida en Monet, ya que apenas produjo un centenar de ellos. El pintor reconoció al final de su vida haber quedado fascinado por los cuadros al pastel de su maestro, a los que llamó "Hijos de lo instantáneo".

En el episodio "Variaciones" el museo presenta obras en las que los artistas representaron "un mismo tema o tema parecido a diferentes horas del día o con diferentes efectos", comenta el comisario.

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En esta colección destacan los cuadros "La colegiata de Abbeville por la noche" y "La plaza de la iglesia de Saint Vulfran" de Boudin, que muestran la misma escena pintada en años distintos desde el mismo punto de vista.

Las últimas secciones de la exposición están dedicadas a los paisajes del litoral agrestre, sobre todo de Étretat, en Normandía, de Belle-îlle y Douarnenez, en Bretaña, lugares muy presentes en las obras de los dos artistas; a la representación de la luz y a los paisajes que pintaron Boudin y Monet en sus viajes al sur de Francia, y en el caso del primero a Venecia.

"Para ambos supuso una reconsideración de su obra por enfrentarse a una luz mucho más fuerte, mucho mas brillante que la luz de Normandía, donde ambos se habían formado", destaca López-Manzanares sobre esta etapa.

Monet y Boudin mantuvieron una relación de camaradería hasta los años 80, cuando se distanciaron tras la muerte de la mujer de Monet, Camille, y su posterior relación con Alice Hoschedé, y por las presiones económicas que ejercía este sobre el marchante de ambos pintores en una época de crisis.

"Aun así, Boudin reconoció en los años 80 la audacia de la obra de Monet y al final de su carrera se aproximó a algunas de las novedades del Impresionismo", señala el comisario.

Pese a las similitudes entre ambos artistas, ambos acabaron artísticamente muy lejos el uno del otro: "Mientras que Monet fue uno de los pintores más renovadores que abrió paso a la concepción moderna del paisaje (...) en el caso de Boudin, fue un pintor más tradicional, heredero de la generación de 1830, de los paisajistas del 'École de Barbizon', pero que llevó el naturalismo de los paisajistas del 'École de Barbizon' a unas cotas todavía más altas", dice López-Manzanares.

No obstante, Boudin siempre deseó que se reconociera su influencia en el impresionismo, algo que Monet finalmente le concedió: "Tengo a Eugène Boudin por mi maestro", confesó a su biógrafo en 1920. "Se lo debo todo a Boudin y le estoy agradecido por mi éxito".

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