Pedro Sánchez, el ave fénix de la política española
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Sánchez coronó su dramática resurrección política al aprovechar la oportunidad creada por el veredicto judicial en un caso enorme de corrupción en el que estuvo implicado el Partido Popular de Rajoy.
Hace menos de dos años, el hombre a punto de asumir la presidencia del gobierno español enfrentaba el fin temprano de una carrera política mediocre. Los pesos pesados del Partido Socialista lo habían obligado a renunciar. Una serie de derrotas del partido habían agotado su capital político y una rebelión en la base lo había condenado al ostracismo.
Salto hacia adelante: Pedro Sánchez se alistaba el viernes a prestar juramento como presidente de la cuarta economía de la eurozona luego de una jugada audaz para derrocar al presidente Mariano Rajoy mediante una moción de censura.
Sánchez coronó su dramática resurrección política al aprovechar la oportunidad creada por el veredicto judicial en un caso enorme de corrupción en el que estuvo implicado el Partido Popular de Rajoy. Su reclamo de un gobierno libre de escándalos, sumado a la promesa de llamar a elecciones en poco tiempo, le granjearon votos suficientes para poner fin a los seis años y medio de Rajoy en el poder.
Sánchez parecía acabado en octubre de 2016. Había perdido en el intento de formar gobierno y los caciques regionales del partido lo expulsaron. Renunció a su banca en el Parlamento cuando la conducción interina de los socialistas optó por respaldar la permanencia de Rajoy en el poder, temerosos de que una nueva elección significaría una nueva derrota.
Sánchez se negó a retirarse de manera discreta, aunque su promesa de "tomar mi auto y visitar cada rincón de España para recuperar" el partido parecía quijotesca, dada la falta de apoyo en la jerarquía partidista. Contaba, en cambio, con la furia de la base del partido, que consideraba que la elite había sido injusta con él.
Obtuvo una victoria notable en mayo de 2017, cuando en una elección interna venció a Susana Díaz, la candidata ungida por los poderosos del partido como los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
Con todo, Sánchez, de 46 años, jugador de básquetbol en su juventud, nunca había demostrado la astucia política necesaria para desafiar a Rajoy.
Sobreviviente político y parlamentario hábil, Rajoy aparentemente superó el obstáculo principal que enfrentaba su gobierno minoritario al obtener la aprobación de su ley de presupuesto y confiaba en poder cumplir los dos años restantes de su período.
Sin embargo, la Audiencia Nacional impuso la semana pasada fuertes condenas de prisión a 29 empresarios y exdirigentes del Partido Popular de Rajoy, incluidos algunos funcionarios electos, por fraude, lavado de dinero, evasión impositiva y otros delitos.
Sánchez, al que se solía criticar por su falta de astucia para aprovechar oportunidades, dio el zarpazo y planteó ante el legislativo la opción de mantener en el poder a un partido manchado por la corrupción o dar vuelta la hoja.
Tanto el Partido Popular como el centroderechista Ciudadanos aventajan a los socialistas en las encuestas, pero al entrar al palacio de La Moncloa, la sede del gobierno en Madrid, Sánchez regresará al centro de la escena política. Tratará de recuperar el apoyo del que gozaban los socialistas, erosionado por el ascenso de Ciudadanos y el izquierdista Podemos, mientras elige el momento oportuno para cumplir su promesa de llamar a elecciones.
Mientras tanto, estará al frente de un gobierno en minoría que tendrá graves dificultades para obtener apoyo a sus medidas. Rajoy ha advertido que un gobierno encabezado por Sánchez sufrirá de inestabilidad política.
El costo del derrocamiento de Rajoy puede ser elevado. Para conseguir los votos de los separatistas catalanes, Sánchez prometió iniciar conversaciones sobre el futuro de la región.
Sánchez respaldó lealmente a Rajoy cuando éste asumió los poderes de Cataluña tras el intento de secesión del año pasado. Ahora corre el riesgo de que el Partido Popular y Ciudadanos lo tachen de traidor.
Economista de profesión, Sánchez fue jefe de gabinete del enviado de la ONU a Bosnia, Carlos Westendorp, a fines de la década de 1990. En 2003 fue elegido concejal en Madrid y a partir de ese puesto empezó a escalar posiciones en el partido. Fue elegido legislador y luego líder del partido en 2014.