Restauran el tempo de Santa Prisca, una joya del barroco en México
COMPARTIR
TEMAS
Augusto Torres delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Zacatecas encabeza unos de los grupos de expertos que ayudan en la restauración del templo de Santa Prisca en Taxco, Guerrero (México).
Ascender por las calles de Taxco, contemplando las fachadas blancas y visitando sus talleres de platería, puede suponer un pequeño esfuerzo que se ve compensado al llegar ante Santa Prisca, joya del barroco mexicano que ahora está en proceso de rescate tras el sismo del 19 de septiembre.
El templo, que comenzó a construirse a mediados del siglo XVIII en esta ciudad del sureño estado de Guerrero, tiene sus puertas cerradas desde que ocurrió el temblor, que si bien no puso en riesgo su estructura, sí causó daños considerables acentuados por el espacio geográfico que ocupa.
Y es que parte de Santa Prisca se alza sobre un área de relleno, por estar asentada en una ladera. En esta zona, donde la construcción es más vulnerable, se dieron agrietamientos fuertes en las bóvedas y los brazos del crucero -la más severa tiene una profundidad de 40 centímetros-, y colapsaron algunos elementos ornamentales y de la cornisa, entre otras afectaciones.
"Aunque generalmente las áreas con más riesgo son las torres, por la esbeltez y la altura, en este caso, afortunadamente, ni las torres campanario ni la fachada principal tuvieron daños, porque se encuentran plantadas sobre la parte más firme del terreno", dice a Efe el arquitecto Carlos Augusto Torres.
Torres, delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Zacatecas y quien encabeza unos de los grupos de expertos que ayudan en la restauración, explica que con la apertura de las grietas empezó a entrar una "gran cantidad de humedad" al interior del edificio por las lluvias, poniendo en riesgo elementos como el retablo principal.
En la parte superior de Santa Prisca, encima de la cubierta, se amontonan los fragmentos de algunos pináculos que se cayeron en el movimiento telúrico, porque no tenían sujección.
Uno de los técnicos explica cómo se está reforzando la articulación entre la bóveda principal y la cúpula, cuya linternilla también ha sufrido agrietamientos.
Las fisuras de Santa Prisca "se han venido dando a través del tiempo", tienen un patrón que se repite. En el sur del país los sismos son habituales, y esto "va debilitando la estructura, para cuando viene un movimiento fuerte como este, se vuelvan a registrar (las grietas)", explica Torres.
Algunos de los elementos ornamentales y arquitectónicos que estaban en riesgo de desplome se han retirado para proteger la seguridad de los viandantes. El plan, según el delegado del INAH, es que estos vuelvan a colocarse en el templo, pero en esta ocasión, con un mecanismo de anclaje "para evitar futuros movimientos”.
También se sacaron los lienzos que podían dañarse por la humedad y se limpiaron los retablos sucios por el desprendimiento de materiales.
"Ahorita estamos atendiendo una grieta en el arco del triunfo, que es uno de los arcos que sostienen la cúpula, estamos consolidando estructuralmente la grieta para que una vez listo este trabajo podamos liberar el área de andamiajes y poder construir un presbiterio provisional", relata el experto.
Con el levantamiento de este presbiterio, que se alzaría antes de llegar al crucero, el templo abriría sus puertas de nuevo a mediados de este mes, aunque continúen los trabajos en la zona más afectada del templo.
La reapertura es un aspecto que el personal del INAH considera muy relevante porque, además de la importancia en el sentido religioso que puede tener volver a oficiar misa en Santa Prisca, la iglesia tiene un gran peso en la actividad turística de Taxco.
Por el momento, los visitantes que llegan hasta el templo, uno de los más de 1,800 inmuebles con valor histórico y cultural afectados por el sismo, se topan con la verja cerrada, por lo que se contentan con hacerse fotos frente a la fachada, aparentemente intacta.
La estatua de Santa Prisca, que corona el conjunto arquitectónico, continúa mirando a una plaza ahora decorada con cempasúchil por las festividades del Día de Muertos. A la altura de su torso, imperceptible para quien la contemple desde abajo, una desconchadura queda como testigo del terremoto que conmocionó a todo el país.