Roma, 18 may (EFE).- El retrato de la Virgen que Pinturicchio pintó en el siglo XV para el papa Alejandro VI Borgia en el Vaticano y del que se dijo que representaba a la amante del pontífice se expone desde hoy en los Museos Capitolinos de Roma.
Con la exposición "Pinturicchio, pintor de los Borgia. El misterio desvelado de Giulia Farnese" sus organizadores pretenden, entre otras cosas, desmontar "la maliciosa leyenda" sobre la relación entre el rostro de la Virgen y el de la amante del papa.
La Virgen con el supuesto rostro de Giulia Farnese, el papa y el Niño Jesús aparecían en la obra original, que fue troceada tras el escándalo, y ahora dos fragmentos se muestran por fin juntos.
La muestra acoge hasta el 10 de septiembre 33 pinturas renacentistas, algunas de ellas obras tan importantes de Pinturicchio como la Virgen de las Fiebres, que custodia el Museo de Bellas Artes de Valencia (este de España), o la Crucifixión, que se encuentra en la romana Galería Borghese.
Pero sin duda, el gran atractivo es el retrato de la Virgen que formaba parte de un cuadro de Pinturicchio (1454-1513) que representaba a la Virgen con el Niño y a los pies al papa Alejandro VI, de rodillas, adorándolos.
Es la primera vez que se expone al público el fragmento de la obra original que representa a la Virgen, y se puede ver junto al otro fragmento, en el que Pinturicchio representó al Niño Jesús; la parte del cuadro original que representaba al papa desapareció.
La intención de la muestra es invitar a los asistentes a viajar hasta el siglo XV para vivir uno de los periodos de la cultura más sugestivos de Roma y también a nivel internacional.
Pero además tiene como segundo objetivo acabar con la leyenda de que el rostro de la Virgen es el de Giulia Farnese.
Los responsables aseguran que Pinturicchio realmente quiso retratar a la Virgen y no a la amante del papa, y que eso se puede apreciar en el tipo de rostro, alargado, sin ninguna búsqueda retratista, lleno de amor y complacencia por la escena representada.
Esa iconografía de la Virgen propia de Pinturicchio corresponde, según los organizadores, a otras del pintor y no es un retrato de Farnese.
La obra decoraba el Apartamento Borgia, un ala reservada de seis estancias en el Vaticano que fue creada por decisión del papa Alejandro VI (1492-1503).
El papa Borgia encargó a Bernardino di Betto, conocido como Pinturicchio, y a sus ayudantes la decoración de estas habitaciones y el pintor de Perugia (centro de Italia) incluyó en ellas ese cuadro con los tres personajes.
"Pinturicchio ya había realizado trabajos pictóricos en el Vaticano antes de recibir el encargo de Alejandro VI", explicó Cristina Acidini, una de las comisarias de la exposición.
Ya en el siglo XVI, el pintor, arquitecto e histórico del arte italiano Giorgio Vasari afirmó que la imagen de la Virgen era en realidad el retrato de Giulia Farnese (1475-1524), y que Pinturicchio la había inmortalizado para que el pontífice pudiera observarla cada día en su apartamento.
"Fue Giorgio Vasari en 1550 quien publicó la noticia de que en el apartamento Borgia se conservaba una pintura que retrataba" a Giulia Farnese "y puso por escrito lo que en la corte papal se rumoreaba desde hacía mucho tiempo", comentó por su parte, Francesco Buranelli, otro de los comisarios.
A Farnese, dama refinada, se la conocía como "Giulia la bella".
La acusación de Vasari y la presunta representación de Giulia como la Virgen causó un notable escándalo y el cuadro fue primero cubierto, después retirado de las paredes y finalmente separado troceado.
No obstante, la representación exacta de la pintura no se perdió gracias a una copia que realizó en 1612 el pintor Pietro Fachetti, que también se expone en los Museos Capitolinos.
La exposición está organizada por el Ayuntamiento de Roma y cuenta con el patrocinio de la Comisión Permanente para la Tutela de los Monumentos Históricos y Artísticos de la Santa Sede. EFE