Trump, Jerusalén y un bidón de gasolina
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Debido a que Jerusalén es una ciudad en disputa entre Israel y Palestina, que ambas naciones consideran su capital, por tradición y con un ánimo de no tomar partido, los países que mantienen relaciones diplomáticas con Israel instalaban sus embajadas en la ciudad de Tel Aviv. Incluso los Estados Unidos o Reino Unido que son abiertamente pro Israel, habían respetado esta práctica informal de la comunidad internacional, como un gesto para no exacerbar los ánimos entre ambas naciones. Sin embargo, en días pasados Donald Trump dio instrucciones para que la embajada de los Estados Unidos se mudara de Tel Aviv a Jerusalén, lo cual ha desatado una importante crisis internacional.
¿Qué gana Estados Unidos con esta medida?, nada, absolutamente nada. De hecho, perderá dinero de sus contribuyentes al mudar una embajada que es perfectamente funcional, de una ciudad a otra y quizá con ello alienten a los grupos terroristas de la zona a atentar contra la nueva embajada, una vez que esté terminada. En pocas palabras, la acción de Donald Trump se asemeja a agitar un panal con el único objetivo de hacer enojar a las abejas.
De hecho, en toda esta trama, los únicos que ganan son los israelíes, y ello también se debe poner en duda, porque se pone en juego la estabilidad de una región de la cual dependen, a cambio de una victoria pírrica. Sin duda es un triunfo simbólico, pero bastante efímero y sin ninguna importancia real.
El costo de la decisión de Trump es difícil estimar, sin embargo, no hay duda que tendrá impactos negativos en la estabilidad del Medio Oriente, porque las primeras manifestaciones ya se dejaron ver y si bien no se han materializado en violencia extrema, existe al menos la posibilidad de que se puedan detonar algunos brotes en los próximos días. Pero sobre todo se trata de una medida que sabotea los acuerdos de paz que ha llevado décadas construir.
No hay que olvidar que desde 1991 hubo intentos de la comunidad internacional, en concreto por varios países como Alemania, Francia, España, Reino Unido, Noruega, Suecia, Estados Unidos y Rusia, por mediar entre Palestina e Israel para encontrar una solución pacífica y permanente al conflicto, la cual se materializó a partir de una división no oficial de los territorios y la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993.
Sin embargo, a pesar de la existencia de los acuerdos y de un avance significativo a la hora de reducir las hostilidades, las dos partes han incumplido varias veces los acuerdos. Por lo que se puede decir que la paz en la región está sostenida con alfileres. Por ello, las acciones sin sentido de Trump son peligrosas, porque además de no ganar nada, sus acciones amenazan con mandar al traste décadas de esfuerzos en pro de la paz. En pocas palabras, Trump está jugando a tirar cerillos encendidos a un bidón de gasolina, de una manera poco responsable y sin estrategia alguna.
victorsanval@gmail.com
@victorsanval