Un Dodge Charger R/T de 1969 con motor 6.2 Hellcat de 717 CV, aunque no lo creas
Con lo mejor del pasado y del presente, bajo sus marcadas líneas de la época dorada de los deportivos americanos, el Charger R/T ahora ruge un motor como el del Challenger Hellcat. Sí, esto tras pasar por las manos de Bumbera Performance
POR JESÚS MARTÍN PARA MOTORPASION
Hay coches que aunque haga décadas que se convirtieron en clásicos, hoy siguen siendo presa de las fauces de talleres de preparación. Los restomods están a la orden del día y en este caso le ha tocado a este gran Dodge Charger R/T, un muscle car icónico que ahora se ha convertido en una bestia con un pie en 1969 y el otro en 2018.
Bajo sus marcadas líneas de la época dorada de los deportivos americanos, el Charger R/T ahora ruge un motor como el del Challenger Hellcat. Sí, tras pasar por las manos de Bumbera Performance ahora se ha convertido en un Dodge Charger Hellcat.
Un Charger con lo mejor del pasado y del presente
Exteriormente este Charger parece casi como salido de la línea de montaje. Las modificaciones exteriores han sido realmente sutiles con una actualización de la carrocería para lucir limpia e impoluta en ese color bronce clásico y con los cromados hechos de nuevo para lucir como el primer día.
Por fuera sólo destacan por encima del resto una nueva línea de escape Magnaflow, nuevas llantas de aleación de cinco radios y unos frenos más potentes para detener a la bestia.
Abriendo el enorme capó del Charger saltan todas las alarmas para los puristas, al descubrirse el propulsor Hemi de 6.2 litros de 717 CV y 881 Nm de par motor en su configuración de serie conectado a una caja de cambios automática de ocho relaciones que manda la fuerza, como tiene que ser, a las ruedas traseras.
En el interior se ha creado una nueva combinación entre lo viejo y lo nuevo, respetando casi todos los componentes del Charger original a excepción del salpicadero, el volante, el cuadro de mandos y toda la consola central. Por supuesto, toda la electrónica procede del modelo nuevo.
Esta creación tan particular tiene un dueño con unos gustos muy específicos. Se trata de Solomon Hill, jugador de baloncesto para los New Orleans Pelicans y aunque el preparador no ha anunciado exactamente su precio sí ha afirmado que alguien que quisiera un coche similar tendría que desembolsar entre 100.000 y 250.000 dólares.
POR JESÚS MARTÍN PARA MOTORPASION