Ya hay más detalles y fotografías de la boda real, secreta y de ensueño de Beatriz de York
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Este fin de semana, la familia real británica dio a conocer las imágenes oficiales del enlace matrimonial privado de la Princesa Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi en Windsor; tanto el vestido como la tiara que utilizó la monarca fueron piezas exclusivas pertenecientes a su abuela, la mismísima Reina Isabel II
La boda del Príncipe Harry y Meghan Markle sin duda fue todo un acontecimiento en 2018, pero ahora que renunciaron a la corona británica y se alejaron de la realeza en su mansión en Los Ángeles, California, hay una nueva pareja real que se roba los reflectores. Hablamos nada más y nada menos que de la Princesa Beatriz de York, hija del Príncipe Andrés y nieta de la Reina Isabel II, y de Edoardo Mapelli Mozzi, un multimillonario con raíces en la aristocracia italiana e hijo de un exesquiador alpino, el conde Alessandro Mapelli Mozzi.
La pareja que se comprometió en septiembre pasado, sorprendió este fin de semana al mundo al casarse en una ceremonia privada en la capilla de All Saints en los terrenos de la Royal Lodge en Windsor. Aunque el evento se realizó con todas las medidas de higiene, fueron muy pocos los detalles que se dieron a conocer de la ceremonia. Se supo que fue un evento muy íntimo en compañía de los familiares más cercanos a la Princesa Beatriz de York, y a través de la cuenta de Instagram oficial de la familia real, se publicaron algunas fotografías del enlace
Uno de los detalles que resaltó en las imágenes, fue el vestido de Beatriz de York, el cual fue un diseño vintage del diseñador británico, Norman Hartnell. Él es uno de los diseñadores reales por excelencia, ya que fue el creador de nada más y nada menos que el vestido de novia de la Reina Isabel II y el de su hermana la Princesa Margarita y también el que lució la monarca en su coronación.
En este caso, Beatriz de York tuvo el honor de utilizar en el altar un modelo de seda de tafetán en tono marfil, con mangas de organza, incorporadas para la ocasión, y un corpiño geométrico con brillantes engarzados, que fue adaptado para la novia por la estilista de la Reina, Angela Kelly y el diseñador Stewart Parvin. Además, la tiara que lucía la hija del Príncipe Andrés y Sarah Ferguson también procede del joyero real y ya es todo un símbolo generacional que ha lucido desde la Reina Mary, pasando por la actual monarca, su hija la Princesa Ana y ahora Beatriz de York.
Originalmente, la exclusiva pieza procedía de un collar que la Reina Victoria llevó en su boda, y que le regaló a la Reina Mary cuando contrajo matrimonio. Fue la esposa de Jorge VI la que en 1919 encargó a Garrard and Co. transformarlo en una tiara. La Princesa es la tercera Windsor que da el ‘Sí quiero’ con esta joya, formada por 47 diamantes con la que la Reina Isabel II se casó en 1947. En 1973, la princesa Ana volvió a lucirla el día de su boda con el capitán Mark Phillips.
INVITADOS ESPECIALES
En las imágenes compartidas por la familia real también destaca la presencia de la Reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, quienes procuran guardar la sana distancia en todo momento, pero que compartieron con su nieta la alegría de este día, el cual tuvo que ser pospuesto y modificado de mayo a julio debido a la emergencia sanitaria que generó el contagio del COVID-19 a nivel mundial.
En la exclusiva capilla de Windsor, la pareja también contó con la presencia de sus padres, hermanos y del hijo de Edo, que con solo tres años fungió como padrino. La pareja selló su amor en un servicio oficiado por el reverendo Paul Wright, subdecano de la Capilla Real y el reverendo Martin Poll, capellán de la Reina Isabel II. Además, las madres de ambos estuvieron encargadas de leer sus poemas favoritos: Soneto 116, de William Shakespeare, y “I carry you in my heart”, de E.E. Cummings. De acuerdo con las recomendaciones de las autoridades, la ceremonia no contó con música en vivo, aunque no faltó la clásica reproducción de canciones nupciales de la realeza, así como del himno nacional de Reino Unido.
LOS REGALOS DE BODAS
De acuerdo con la Revista Vanity Fair, la Princesa Beatriz de York, novena en la línea de sucesión al trono británico, se convirtió oficialmente en condesa italiana al casarse con Edoardo Mapelli Mozzi. El millonario empresario italiano de 37 años es el primogénito del conde Alessandro Mapelli Mozzi, por lo que Beatriz y Edoardo siguen con su matrimonio la más tradicional de las tradiciones por la que dos familias reales europeas (y sus territorios) se unen a través de sus matrimonios. La nieta de la Reina Isabel II no solo heredará los títulos italianos de la familia sino que también una de las villas más grandes de Italia.
El conde Alessandro Mapelli Mozzi, padre del esposo de Beatriz, aseguró que el enlace permitirá que la hija del Príncipe Andrés se convierta en “condesa” italiana y “nobile dona”, títulos que heredarán sus hijos si llegan a tenerlos, cosa que no ocurre con el hijo de Edoardo con la arquitecta Dara Huang, el pequeño ‘Wolfie’, porque no llegaron a casarse.
Hay que tener en cuenta que en Italia la Constitución dejó de reconocer los títulos nobiliarios y solo permitió que los anteriores a 1922 formaran parte del nombre de la persona. Es decir, son títulos inexistentes aunque sigan usándose.
La Princesa también heredará la villa que lleva el nombre de la familia Mapelli Mozzi. Se trata de un palacio de nueve habitaciones de estilo neoclásico del siglo XVIII situado a una hora de Milán, Italia.
ESTILO ‘VINTAGE’
Uno de los detalles más esperados de la celebración era el vestido de novia, y Beatriz de York impactó con su elección. La Princesa escogió para su gran día un diseño vintage de Norman Hartnell, uno de los diseñadores reales por excelencia. Perteneció a la Reina Isabel II y, en el pasado, la monarca británica lo lució en al menos tres ocasiones.
La historia detrás de esta pieza de inspiración de los zares rusos es muy especial: fue hecha por los joyeros Garrard and Co. en 1919 –encargados también de realizar el anillo de la Princesa Diana– por encargo de la Reina Mary. Para hacerla, se tomó el collar de diamantes que lució la Reina Victoria el día de su boda. La joya protagonizó una de las anécdotas más conocidas la Reina Isabel II, pues se sabe que el día de su boda se rompió y el joyero tuvo que arreglarla.