Pole Dance: Se ejercitan en el `tubo'

México, DF. En un local del tercer piso de la Plaza La Cantera, la música se escucha desde las 18:00 horas. Las chicas toman su lugar frente al tubo. Comienzan su sesión con movimientos suaves para calentar, mientras suena algo de Lady Gaga.

Una vez que el cuerpo entra en calor, la secuencia va subiendo de intensidad. Entonces el tubo se convierte en centro, en compañero de baile y en torno a él se ejercitan.

Aquí no hay trajes diminutos, bailes sexuales (aunque sí sensuales) ni hombres anonadados; son esposas, madres de familia y estudiantes que han decidido desnudarse de prejuicios para tomar clases de tubo.

La danza vertical o pole dance es un baile que se popularizó en la última década en el país, y que combina la danza, acrobacias y la gimnasia en torno a una barra vertical, y que Danny de la Fuente trajo a la ciudad hace un año.

No ha sido fácil. Aunque en ciudades como Monterrey o el Distrito Federal ir a "clases de tubo" es una forma más de hacer ejercicio, a Danny le ha costado trabajo posicionarse en medio de una sociedad tan conservadora como la saltillense.

"Hace meses lo rechazaban por `el qué dirán'. Lo ven como si fuera un `table', pero porque tienen un criterio muy cerrado. Cuando vienen se dan cuenta que es un ambiente sano, es danza, es ejercicio, es como ir al `gym'", explica.

Tubo de puertas abiertas

Andrea tiene 19 años y desde diciembre ingresó a las clases. Sus antecedentes en la danza le ayudaron a aprender rápido. A los ocho meses ya puede deslizarse por el tubo haciendo piruetas en los aires.

"Cuando la gente no me sabía de qué se trataba, pensaba que esto sólo era para... Es que en Saltillo todavía la gente no se acopla", cuenta Andrea.

Aunque están conscientes de que es un ejercicio estereotipado, que inmediatamente se relaciona con "table dance" y bailarinas exóticas, las alumnas confían en que la gente poco a poco lo acepte.

"Al principio vienen a escondidas de sus novios, después ellos las motivan", dice Danny.

"Cuando el negocio inició", recuerda, "se cerraban las cortinas y estaba en un lugar poco visible para que nadie las viera, pero pensamos que eso se prestaba a que la gente pensara mal. Así que ahora abrimos las cortinas para que vean que todo es sano", finaliza Danny.

Volando bajo

Durante la clase, las alumnas de recién ingreso se quedan por momentos viendo a las más experimentadas. Otras tratan de seguir los movimientos, aunque esto les ocasione algunos choques con el tubo y risas. En la primera fila las chicas vuelan y cae poco a poco, sostenidas sólo del tubo, levantan las piernas y se deslizan de cabeza al ritmo de la música.

Están conscientes de que "tomar clases de tubo" puede ser juzgado o malinterpretado. Sin embargo, lo han adoptado como una forma completa y divertida de ejercitarse.

"Algunas venían a escondidas, no querían que nadie se diera cuenta ni siquiera de que venían a pedir información"explica el instructor mientras, al fondo, las chicas practican su rutina.

Salud para cuerpo y mente

Ni la complexión ni edad ni la condición física son impedimento para practicar esta "danza vertical", tres semanas y buena actitud son suficientes para comenzar a ver resultados.

El instructor explica que el pole dance es una actividad física que fortalece todos los músculos, "Trabajas con el abdomen, pierna, brazo y pecho. Adelgazas parejo", explica.

Una vez que las mujeres se deshacen del pudor, sumado al toque de sensualidad que el tubo le aporta, fortalecen la seguridad y se divierten.

"Es como estudiar danza, sólo que de forma vertical... Es sensual, pero no sexual ni vulgar", reitera Danny.

Frente al local pasa gente que mira asombrada el baile aéreo, pero las alumnas están más interesadas en la fuerza de sus brazos para intentar seguir la secuencia, porque cuando se suben al tubo acortan la distancia que las separa del cielo.