Antros del Centro de Saltillo rebasan nivel de ruido permitido; ¿cuáles son los más escandalosos?
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Al menos ocho establecimientos nocturnos del Centro Histórico de Saltillo rebasaron los límites de decibeles de ruido permitidos por el Reglamento de Equilibrio Ambiental y la Protección Animal.
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En un recorrido realizado por VANGUARDIA por las calles de Guadalupe Victoria, Padre Flores, Ignacio Allende y Benito Juárez, se identificó que la música de los bares rebasa lo permitido por la autoridad.
De acuerdo al documento en su artículo 88, “quedan prohibidas las emisiones de ruido, (...) que rebasen los límites máximos permisibles establecidos en las normas oficiales mexicanas emitidas por la SEMARNAT o los límites y condiciones particulares de emisión fijados por la dirección.”
En ese sentido, la dependencia federal establece que el límite permisible de decibeles son los siguientes:
55 de 6 a 22 horas en zonas residenciales
50 de 22 a 6 horas en zonas residenciales
68 de 6 a 22 horas en zonas industriales y comerciales
65 de 22 a 6 horas en zonas industriales y comerciales
En el cruce de las calles de Ramos Arizpe e Ignacio Allende se pudieron detectar niveles de hasta 70.6, llegando a niveles de hasta 86.4 en el bar Adelas y Panchos. Además, justo en frente el bar Mostacho alcanzó los 83.2 decibeles.
Igualmente sobre la calle de Ignacio Allende pero casi en esquina con Juárez, el bar Catrinas llegó a los 84 decibeles, mientras que Baricci reportó 80.4.
En el cruce de las calles Allende y Victoria, El Rincón del Bombón alcanzó niveles de hasta 88.0 decibeles y casi al lado, en el centro nocturno Mason’s 85.3.
Por su parte, El Hijo Desobediente que como regularmente también tiene música en vivo llegó a los 86.5, mientras que el bar Gitanos alcanzó los 81.8.
‘SE PIERDE EL PATRIMONIO DE LOS VECINOS’
De acuerdo a Daniel Bates, vecino de la zona, calificó el problema como “muy serio” y que aunque los dueños de los negocios “piensan que causan solo una pequeña molestia”, en realidad están causando “un daño directo” al patrimonio de quienes viven cerca de estos establecimientos.
Declaró que la falta de regulación del ruido que ocasionan los negocios ha provocado que varias viviendas se hayan convertido en “inhabitables” al grado que varios domicilios están abandonados.
Agregó que lo anterior provoca que los inmuebles sean complicados de rentar para otras personas y se ven obligados a poner negocios similares, aunque no siempre sean los más rentables.
Aclaró que tanto él como otros vecinos han presentado quejas formales ante el municipio y aunque se las reciben, siguen sin regular el tema.
Puntualizó que la autoridad municipal prioriza a un grupo de restauranteros y dueños de bares cuando a su vez perjudica de manera importante a la población del Centro Histórico de Saltillo.
Por su parte, el pintor Gustavo Moller de 75 años y su esposa se han quejado de manera formal con el negocio Botánica pues señalan que los alrededores del local son también “inhabitables” por el constante ruido.
“Yo tengo 42 años viviendo aquí y cuando quisieron poner el antro nos lo presentaron como un restaurant “nice”. Los vecinos que están al lado del local de plano se tienen que salir los fines de semana, qué feo tener que salirte de tu casa”, afirmó Moller.
Por otro lado, no son solo los residentes del Centro Histórico quienes están en desacuerdo con el exceso de ruido, pues en entrevista para VANGUARDIA, el microempresario y gestor cultural del Cerdo de Babel, Sergio Castillo, declaró que “pareciera que aquí en el Centro Histórico no se controla y vigila con más rigurosidad a los establecimientos que contaminan con ruido, como sí sucede al norte de la ciudad”.
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Agrega que lo anterior se debe a que “se tiene la creencia de que es una zona meramente comercial, que ya no vive nadie, pero es una percepción equivocada: el centro de Saltillo es una zona habitacional que poco a poco se ha ido repoblando en los años recientes”.
No obstante, puntualiza que “suponiendo que no hubiera habitantes, es un espacio con muchos tipos de usuarios, paseantes y visitantes, con giros comerciales todo tipo, con escuelas, recintos culturales, parques, oficinas, centros médicos e iglesias que todos los días son violentados y agredidos porque el exceso de ruido es una forma de invasión agresiva, es una forma de violencia que padecemos miles de saltillenses”.
LO QUE DICE MUNICIPIO
De acuerdo con Karina García, titular de la Unidad de Justicia Cívica de la Comisaría de Seguridad y Protección Ciudadana, señala que si bien su dependencia no realiza recorridos, sí atiende reportes.
Aclara que es su labor como policía sancionar el exceso de ruido como ocurre con cualquier otra falta administrativa, siempre y cuando se rebasen los decibeles permitidos.
García señala que los ciudadanos efectúan los reportes a través de los grupos de seguridad de WhatsApp y es entonces que se acude a los lugares, aunque aclara que regularmente se trata de “vecinos ruidosos” y no tanto de negocios.
Por su parte, la directora de Medio Ambiente y Espacios Urbanos, Sofía Franco, declara que es a su dependencia a la que le corresponde realizar los recorridos, aunque declara que es complicado hacerlos en las noches puesto que sus inspectores tienen horario de oficina.
Ambas funcionarias coinciden en que una vez que se atiende el reporte por parte de Justicia Cívica, son los jueces calificadores los que determinan las sanciones para los establecimientos.