Barrio de Santa Anita de Saltillo: de cementerio por la epidemia de cólera, a altar monumental
COMPARTIR
Lugares emblemáticos del centro de Saltillo tienen como cimiento cientos de cadáveres olvidados por sus descendientes. Hoy, la celebración del día de muertos les permite emerger al mundo de los vivos a través de altares de muertos
Lugares emblemáticos como la Alameda Zaragoza y el Barrio de Santa Anita en Saltillo guardan en su interior a cientos de ciudadanos que perecieron hace más de 190 años.
La epidemia del cólera que vivió Saltillo en 1833 rebasó la capacidad de la Iglesia Católica para enterrar muertos y de los familiares para pagar por ello. Ante la magnitud de la crisis sanitaria, el gobierno tuvo que abrir fosas comunes que hoy siguen presentes y son el cimiento de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
TE PUEDE INTERESAR: Saltillo tendrá dos altares monumentales de Día de Muertos y los dos se llaman igual, ¿a cuál te unirás?
En Santa Anita, hoy se construye el altar de muertos más grande del estado.
El cólera trajo a los habitantes de esta ciudad desgracia y desolación. No se sabe cuántos fueron los muertos que dejó a su paso; historiadores como Gilberto Sebastián Sánchez Luna han tratado de arrojar luz sobre esta época triste que antecede a los saltillenses.
En su libro “Morir Sin Campanas: La Epidemia de 1833 en Saltillo”, indica que en la historiografía regional del noreste no existe ningún estudio sobre esta epidemia y tampoco en los trabajos sobre la historia de Coahuila y Saltillo; y comenta que la información existente acerca del número de muertos ocasionados por la epidemia de cólera es variable.
De acuerdo a los registros de las propias iglesias, que eran las encargadas de realizar los entierros, las cifras pasaron de decenas a cientos de ciudadanos.
Tras la muerte de un familiar, por cualquier causa, los parientes del difunto podían pagar un entierro mayor o menor, explica Gilberto Sánchez en su libro: “en caso de tener recursos; de lo contrario, no existía otra opción que el entierro de limosna”.
Documentos del Archivo Municipal indican que fueron tantas las muertes que se abrieron fosas comunes fuera de la mancha urbana.
Y ya no se permitió exhumar los cuerpos por miedo a que regresara el cólera.
OCHO LUGARES OFICIALES
Los documentos oficiales indican ocho lugares donde se enterraron cuerpos. Estos son: la Catedral Saltillo, la Iglesia de San Francisco y la parroquia San Esteban, ya que era en las iglesias donde se debía enterrar a las personas.
También figuran otros lugares que hoy albergan edificios funcionales como la Escuela Coahuila, la Escuela Centenario, la colonia González y la Alameda Zaragoza.
Así como el barrio de Santa Anita, donde hoy se construye un monumental altar de muertos en sus 50 escalinatas.