Coahuila: El impacto del voto en la salud y el bienestar de los ciudadanos
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Votar es más que una obligación cívica; es una acción que nos llena de esperanza y refleja nuestro deseo de un futuro mejor, tanto a nivel individual como colectivo
El próximo 2 de junio, los mexicanos tienen una cita crucial con las urnas, una oportunidad que se presenta cada 6 años para elegir a sus representantes y tomadores de decisiones que guiarán el progreso y desarrollo del País.
Coahuila elegirá Presidente del País, 3 senadores de la República, 8 diputados federales y 38 alcaldes.
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Según expertos en psicología positiva, participar en procesos democráticos activa nuestra corresponsabilidad y tiene un impacto positivo en nuestra salud mental.
“El acto de votar promueve un alto nivel de bienestar porque te hace sentir que tienes algo de control en tus manos, que tienes la capacidad de modificar tu entorno. Eleva tu nivel de optimismo porque percibes que eres partícipe de la construcción de tu realidad y te ayuda a construir vínculos cercanos con aquellos actores que, como tú, están tomando en sus manos el cambio del país”, explica Arlen Solodkin, fundadora y directora del Instituto de Bienestar Integral (IBI), una organización mexicana que desde hace 10 años promueve el bienestar individual, familiar y social-comunitario a través de cursos, conferencias y talleres.
Históricamente, los años con elecciones presidenciales en México registran los mayores niveles de participación ciudadana, según datos del Instituto Nacional Electoral (INE). En 2018, el 63.4 por ciento del electorado acudió a votar, y las mujeres se movilizaron más que los hombres, con una participación del 34.8 por ciento frente al 28.3 por ciento de ellos, una diferencia de más de 6 puntos porcentuales. Esta tendencia ha mostrado consistencia: en las elecciones presidenciales de 2000, la participación fue del 64 por ciento; en 2006, del 58.6 por ciento; y en 2012, del 63.1 por ciento.
Estas cifras demuestran que la participación ciudadana es fundamental en la construcción de una democracia robusta y refleja el interés de la ciudadanía en los asuntos que afectan a la nación. Este 2 de junio, los mexicanos nuevamente tendrán la oportunidad de ejercer su derecho al voto y contribuir al futuro del país.
No votar o no poder participar en decisiones que nos afectan tiene un impacto significativo en la salud mental. “El desamparo y la impotencia generan una sensación de depresión. La gente se siente insignificante cuando percibe que no puede contribuir a mejorar su vida, su comunidad o su país. Votar es un acto de autoeficacia; es sentirte capaz de cambiar algo en tu entorno que tiene trascendencia y que abre la puerta a una vida mejor”, explica Arlen Solodkin, experta en bienestar integral y maestra en Psicología Aplicada.
El doctor Martin Seligman, padre de la psicología positiva y considerado uno de los psicólogos más influyentes de la actualidad, señala que el progreso humano se basa en tres componentes clave: optimismo, imaginación y autoeficacia. “El optimismo es la capacidad de ver que el futuro puede ser mejor que el presente; la imaginación nos permite visualizar diferentes caminos para alcanzar ese futuro deseado; y la autoeficacia es sentir que tienes las herramientas necesarias para crear el mañana que deseas”, explica Solodkin, quien añade que votar es fundamental para el progreso humano ya que integra estos tres elementos.
Según la experta, las personas que votan tienden a ser más optimistas porque visualizan un futuro mejor, consideran las opciones disponibles y sienten que tienen el poder de ser parte del cambio. Sin embargo, México está por debajo del promedio de 65 por ciento de participación en elecciones presidenciales en América, según el Instituto Nacional Electoral (INE).
El Reporte Mundial de la Felicidad 2024 destaca que uno de los 6 elementos clave para un alto nivel de bienestar es la libertad para tomar decisiones. Los 3 países con los niveles más altos de bienestar—Finlandia, Dinamarca e Islandia— reportan tasas de participación electoral de 72.67 por ciento, 84.4 por ciento y 80.1 por ciento respectivamente, comparadas con países con menores niveles de bienestar como Lesoto (38.81 por ciento), Líbano (48 por ciento) y Afganistán (18 por ciento).
“Es evidente que hay una gran diferencia en la participación ciudadana, influenciada por factores como el nivel percibido de corrupción, la accesibilidad al transporte y las complicaciones del sistema electoral, así como la cultura de autoeficacia en un País”, señala Solodkin. Ella argumenta que la participación ciudadana debe cultivarse intencionalmente, no solo durante elecciones, sino como un valor esencial que determina el progreso del País en diversas áreas.
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“Desde acciones aparentemente pequeñas como no tirar basura, plantar árboles, participar en actividades comunitarias, hasta contribuir con la democracia a través del voto. Ese simple acto de pintarte un dedo y elegir a tus candidatos aumenta nuestros niveles de esperanza, nos saca de la apatía y nos hace sentir partícipes del cambio y de la construcción del futuro, generando implicaciones muy positivas en la salud”, comenta Solodkin.
Los estudios científicos respaldan que las personas con mayores niveles de esperanza y optimismo gozan de mejor salud, mejores relaciones interpersonales, mayor conciencia ambiental, niveles más altos de actitud prosocial y mejor autocuidado. “Participar activamente en la creación de tu realidad significa que te tomas en serio la vida y reconoces que eres parte del cambio que deseas ver en el mundo”, concluye.
A ELEGIR
Los coahuilenses saldrán este domingo a elegir:
>Presidente de la República.
>8 diputados federales.
>3 senadores.
>Son más de 2 millones de electores.
>Mil 777 casillas básicas serán colocadas.
>313 contiguas.
>27 extraordinarias.
>26 especiales (para personas en tránsito).