Coahuila: Se registran casos de demencia en edades cada vez más tempranas en pacientes post-COVID
Personas entre 26 y 38 años presentan síntomas de deterioro cognitivo; recomiendan seguir usando el cubrebocas en espacios cerrados
El año pasado, la Fundación Alzheimer de Coahuila recibió a cerca de 15 personas entre 26 y 38 años con síntomas de demencia temprana, todas con diabetes, hipertensión o sobrepeso y todas contagiadas por COVID. Estiman que hay una importante cantidad de pacientes que no se realizan el diagnóstico por temor al resultado, al estigma social y perder el trabajo.
Jesús Ruiz García, presidente de la Fundación, informó que el virus puede provocar inflamación de los pulmones y eso ocasiona inflamación cerebral por una inadecuada oxigenación y se presenta daño neuronal. Investigaciones nacionales e internacionales apuntan a una relación entre el padecimiento y el desarrollo de demencias tempranas, como el Alzheimer.
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El riesgo es mayor cuando los pacientes presentan una o más comorbilidades, como diabetes, hipertensión, sobrepeso, obesidad, tabaquismo, alcoholismo. Los indicios de demencia son pérdida de memoria, olvidos recurrentes, desorientación, dificultad para seguir instrucciones cotidianas o laborales, problemas de concentración y “neblinas mentales”.
Lamentó que las personas que presentan algún síntoma eviten acudir con el especialista y practicarse un diagnóstico, lo que retrasa el suministrar terapias y medicamentos de contención al daño neuronal.
“La estadística es baja, hay mucho prejuicio entre la población, no quieren saber de esto sino hasta cuando ya tienen el problema súper rebasado y el daño neuronal es mayor; el número es bajo, se trata de personas jóvenes en edades en que la familia depende de ellos y no quieren perder sus puestos laborales, ese es el problema”, indicó.
“Son síntomas en edades muy tempranas y no quieren que se les diagnostique Alzheimer porque significaría perder derechos laborales, ingresos para sacar adelante a sus familias. Todas ellas fueron vacunadas contra el COVID, que provoca inflamación de las vías respiratorias, un sofocamiento y la falta de oxigenación en el cerebro, esta hipoxia, ocasiona inflamación cerebral que empieza a causar trastornos cognitivos”, explicó.
Si la inflamación cerebral persiste durante algún tiempo, los trastornos cognitivos prevalecen y dañan aún más la salud mental de las personas si no se atienden a tiempo, pero prefieren ignorar los síntomas, para no verse afectados económicamente.
El deterioro cognitivo leve puede conducir al desarrollo de demencias, como Alzheimer, que es lo más frecuente. Cuando el padecimiento demencial se instala, ya es poco lo que se puede hacer médicamente.
“Cuando hay neblina mental o deterioro cognitivo leve, nadie quiere adentrarse a ser más certeros en el diagnóstico porque temen un diagnóstico preciso de que tienen ya una etapa preliminar de Alzheimer, lo más predominante de demencia que existe y a temprana edad es lo preocupante, el COVID deja una secuela”, explicó.
Por ello, recomendó seguir utilizando el cubrebocas en espacios cerrados, donde hay aglomeración de personas, usar el gel antibacterial y guardar la sana distancia, sobre todo quienes tienen comorbilidades que incrementan el riesgo.