Comandantes caídos de la Cruz Roja en Saltillo: Jorge Almanza Pánuco buscó ayudar hasta el último minuto de su vida
En el marco del aniversario número 80 de la Cruz Roja, te contamos la historia de los cuatro socorristas fallecidos en circunstancias diferentes mientras estaban en servicio
Jorge Almanza Pánuco es el último de los hombres que dio de baja en la Cruz Roja de Saltillo, y con ello dejó un vacío en la institución.
Recordado por su compañeros como un hombre entregado a sus responsabilidades y fiel a su trabajo, en su despedida fue nombrado comandante.
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De acuerdo con registros de la Cruz Roja, él falleció en una explosión de un aljibe ubicado por Paseo de la Reforma. “Iba a atender un servicio de unas personas que se habían intoxicado por pintura. A la hora de bajar al aljibe a atenderlos hubo una explosión”, dijo la coordinadora local de Damas Voluntarias de la Cruz Roja, delegación Saltillo, Raquel Torres de López, quien indicó que es gracias al trabajo de todos los voluntarios y los donativos que esta institución que ha llegado a consolidarse en la ciudad.
Por lo anterior, en el marco del 80 aniversario, Jorge es recordado como uno de los héroes de esta benemérita institución.
ESPÍRITU DE SERVICIO HASTA EL ÚLTIMO DÍA DE SU VIDA
El 2 de marzo del 2004, Pánuco, quien contaba con 31 años, fue enviado la colonia Fundadores a brindar ayuda a los lesionados de un accidente vial junto con el socorrista Jesús David Avilés Camacho.
En el trayecto fueron interceptados por unas personas que les pidieron auxilio para rescatar a dos hombres que se intoxicaron dentro de una cisterna, en un centro comercial.
Avilés, como lo conocen sus compañeros de trabajo, no ha podido olvidar la amarga experiencia que se registró entre las 02:00 y 2:30 horas de ese día.
“Creo que era la calle Dieciséis y Juan Navarro de la colonia Vistahermosa, fue donde ocurrió el accidente y no pudimos llegar porque en Paseo de la Reforma una persona nos pidió el apoyo”, dijo el sobreviviente.
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Aseguró que su error fue no haber reportado a su base que iban a darle prioridad a este servicio, y se olvidaron del accidente porque había una persona intoxicada e inconsciente, y era necesario rescatarla lo más rápido posible.
“Un señor se acercó a mi ventanilla y dijo que uno de sus trabajadores quedó inconsciente, que no podía sacarlo. Supuestamente llamó al 066 por su celular que estaba dado de alta en Monterrey y le contestaron allá”, recordó Avilés.
Cuando ambos se enteraron de la situación, acudieron al cuarto y tras abrir la tapadera de la cisterna vieron a una persona muy delicada.
También aseguró que le hablaron por su nombre, pero no respondió a los llamados y no se movió; aparentemente ya no tenía vida, pero los paramédicos querían tratar de reanimarlo.
Avilés comentó que le insistió a su compañero que no entrara al aljibe, y que esperara a los bomberos, ya que contaban con equipo para ventilar el área.
“Yo le dije, ‘Almanza hay que esperar a los bomberos’, porque había mucho riesgo y necesitábamos que nos apoyaran con ventilación y escaleras, no quiso esperarse; él (Almanza) estaba aferrado a ayudarlos”, relató.
“Cuando me convenció nos empezamos a poner de acuerdo para el rescate, pero cuando Almanza iba entrando al aljibe sucedió la explosión. Yo me salí a pedir apoyo con mis manos y la cara quemada”, recordó.
Al ver que el cuarto estaba oscuro le gritó a su compañero y éste le contestó que se encontraba bien y todavía alcanzó a decirle que pidiera refuerzos para sacar al trabajador.
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“Almanza me decía ‘yo estoy bien, pide apoyo para sacar al señor’. Me salí para agarrar aire y apenas alcance a oprimir el botón del radio; le dije a la base que mandara otra unidad y la radioperadora me respondió con una voz desesperada, ‘deme la ubicación’”.
“Mandaron a otro compañero, pero al lugar del accidente (Vistahermosa), no sé cómo le hizo para ubicarnos”.
La tercera ocasión que regresó al aljibe, para saber en qué condiciones se encontraba su compañero, ya no recibió contestación y percibió que Almanza jadeaba demasiado; después falleció por quemaduras de tercer grado en la mayor parte de su cuerpo.
(Con información de Juan Francisco Valdés)