Don Jorge, 60 años marcando las horas
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En Saltillo, los pequeños talleres de reparación y mantenimiento de relojes se ubicaban, en su mayoría, sobre las calles del centro de la ciudad, sin embargo, ahora estos lugares se redujeron a un pequeño local en el Mercado Juárez que mantiene don Jorge Antonio Servín.
El hombre de unos 80 años de edad tiene alrededor de 60 años en el negocio de la reparación de relojes, trabajo que ha bajado su auge en los últimos años, a decir del relojero.
Y es que la llegada de las nuevas tecnologías fue la encargada de despojar a la mayoría de los usuarios de relojes conocidos como ‘de pulso’ o de manecillas.
“El trabajo es noble y ya casi no es demandado, es que llegaron los celulares y la gente dice: ‘¿Para qué comprar un reloj si ahora puedo ver la hora en mi celular?’”, expuso el maestro relojero.
Servín platicó a VANGUARDIA que su interés por conocer el funcionamiento de los relojes de pulso comenzó a los 15 años, cuando uno de sus familiares lo introdujo en el mantenimiento de estos aparatos que ahora son obsoletos frente a la venta de “apple’s watch” y entre otros equipos modernos que han salido al mercado.
“Habíamos varios que nos dedicábamos a esto, todos con conocimientos empíricos que aprendimos de maestros relojeros que si fueron a escuelas de relojería en la Ciudad de México, pero ahora habemos unos dos o tres que seguimos con el oficio”, afirmó.
Además, dijo que son las personas de la tercera edad y algunos coleccionistas de relojes finos los que acuden al local a solicitar de sus servicios, ya que la demanda de reparación de relojes ha ido en declive con el paso del tiempo y frente a la era tecnológica.
Don Jorge Antonio dijo que son en su mayoría personas de la tercera edad las que se mantienen trabajando como reparadores de relojes de pulso, pues, indicó que desde hace algunos años también salieron a la venta aparatos digitales, que, regularmente, son difíciles de reparar debido a que sus piezas no se encuentran a la venta con precios económicos.
“Hace un tiempo empezaron a salir relojes baratos y la gente ya dejó de traerlos a arreglar cuando se descomponen, porque sale más caro repararlos y prefieren comprarse uno nuevo; son esos de tipo desechable, como los Casio”, apuntó.
El costo de reparación de relojes es muy variado y va desde los 100 y hasta los 400 pesos, dependiendo de las necesidades de reparación de los relojes, sin embargo, don Jorge Antonio señaló que estos precios se han elevado a causa de la poca demanda de trabajo con la que ellos cuentan.
“Nosotros les cobramos entre 100 y 400 pesos, es poco, pero es para que nos llegue la chamba, porque hay días en que atendemos unos 7 ó 9 trabajos, pero hay otros días en que de plano no nos cae nada”, aseguró.
Testigo del paso del tiempo, don Jorge Antonio asegura que los tiempos de bonanza para los relojeros fue entre 1970 y 1990; la tecnología ha venido acabando, poco a poco, con el oficio.