El hombre que trajo el Tibet a Saltillo
Fue el 7 de febrero del 2004 que llegó Casa Tibet a Saltillo. En México ya se encontraba desde hacía 15 años.
En entrevista, Antonio Karam platica que fue a petición del Dalai Lama que se fundó esta Casa en México como representación cultural oficial.
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La primera Casa Tibet se instaló en Nueva Delhi, India, en el año 1965, luego del exilio del Dalai Lama por la ocupación China que se registró en 1950, y donde más de 150 mil tibetanos lo acompañaron.
La segunda casa que se fundó fue en Nueva York en 1987, gracias al apoyo de artistas e intelectuales como el actor Richard Gere y el cantante Philip Glass.
“Estas casas sirven en representación del universo de la civilización tibetana en peligro de extinción, en el propio territorio tibetano”, dijo.
UN SUEÑO ALCANZADO
Desde niño, Antonio Karam sintió atracción por esta cultura, de adulto orientó su camino para conocer, practicar y estudiar sobre el BudaDharma, conocido como budismo.
Karam visitó Nepal y la India para acercarse al Dalai Lama y fue este quien, en 1986, le pidió traer a México las enseñanzas del Buda, bajo la promesa de acompañarlo en el camino.
Tres años más tarde, en 1989, Karam funda Casa Tibet México. De manera simultánea se realiza la primera visita del Dalai Lama, que en ese año acababa de recibir el Premio Nobel de la Paz.
LA BRECHA CULTURAL
Sin embargo, no fue un trabajo fácil traer esta cultura a México. Una tradición extranjera en donde se tiene por meta promover los valores espirituales y humanistas de la cultura clásica del Tíbet, y entre ellos el corazón de esta civilización que es centrarse en el espíritu y la bondad.
Antonio Karam recuerda el contexto en que se dio esta institución, ya que poco se conocía de ella en el país.
“En nuestra cultura no existe una formación realmente internacionalista, de tal manera que la exposición que tenemos a otras culturas es bastante modesta y limitada, quizá con excepción naturalmente la de nuestros vecinos del norte, la cultura norteamericana, y anteriormente la cultura europea, particularmente la española y la francesa en general”, explicó.
Continúa: “nuestro país no ha tenido históricamente un vínculo con Asia y por lo tanto el conocimiento que los mexicanos tienen de este tipo de culturas y de su gran acervo literario, intelectual o espiritual, pues es casi inexistente”.
En México se tiene una cultura primariamente cristiana y católica. “Este tipo de ideología espiritual tiende a ser bastante exclusivista y cerrada, con muy poca tolerancia a otras formas de pensamiento en general”.
El reto no paró en fundar Casa Tibet, sino en hacer una labor de promoción a través de medios de comunicación y actualmente en redes sociales.
“Lo que buscamos es que puedan conocer y que puedan identificar en la misma una civilización que se dedicó una buena parte de su milenaria historia a rescatar y promover una de las grandes culturas espirituales del mundo que es la cultura budista”, dijo.
Karam aclaró que no es una religión, sino una cultura espiritual que nace hace 2,650 años, con Siddharta Gautama, el Buda histórico, en busca de alcanzar el bienestar genuino.
Esta cultura ha fascinado a miles de personas no solo en México, sino en otros países de habla hispana.
Ejemplo de ello es el célebre escritor cubano del siglo XIX, José Martí, que en uno de sus ensayos dijo: “... Buda habría dicho la verdad: que él no vino del cielo sino cómo vienen los hombres todos, que traen el cielo en sí mismos, y lo ven, como se ve el sol cuando, por el cariño a los hombres y la honradez llegan a ser como si no fuesen de carne y hueso, sino de claridad, y al malo le tienen compasión, como a un enfermo a quien se ha de curar, y al bueno le dan fuerzas, para que no se canse de animar y servir al mundo: ¡ese sí que es el cielo, y gusto divino!”.
PARAR PARA ENTENDER
Esta cultura espiritual indica que es necesario hacer un alto y entender el rol que juega la mente en la conformación de nuestra experiencia, “como nuestro bienestar, si bien está influenciado por muchos factores externos, está determinado por la manera en que nosotros decodificamos, entendemos e interpretamos el mundo de nuestra experiencia”.
Al igual que en un sueño, en la vida real las cosas o personas no son como se presentan a nosotros. El dinero, los estímulos sensoriales, la fama o el reconocimiento no son fuente de felicidad duradera.
Por ejemplo, en un mismo sitio y suceso, dos personas lo pueden vivir como una experiencia agradable o desagradable. Y esta clasificación está influenciada por su estado de ánimo y la forma en que manejan sus emociones o la forma en que se autoidentifican, sin comprender que todo es pasajero.
“Una madre que se identificó con el rol de madre, sufre cuando los hijos se van porque ella solo se concibe como madre”, explicó Karam.
A través de seminarios, cursos, meditaciones, clases y podcast, Antonio Karam explica a profundidad cómo la experiencia de la vida la determina cada persona y no el mundo que la rodea.
Así es como Casa Tibet llega a México para transmitir esta tradición milenaria que establece las 4 nobles verdades: que el sufrimiento existe, es ocasionado por el deseo, que se puede dejar de sufrir al erradicar el deseo y existe un camino para ello.
A lo largo de su historia en México ha logrado cautivar a miles de personas. Las sedes dentro y fuera de la República Mexicana, están constituidas por grupos de estudiantes que siguen el programa de educación a distancia de esta institución. Actualmente suman 2 mil personas.
En Saltillo cuentan con una casa en la colonia Los Maestros donde los alumnos toman clases semanales y se realizan sesiones de meditación. En la colonia Lomas de Lourdes cuentan con un área, en medio de la naturaleza y lago artificial para retiros.
Semana a semana estudian y practican para tener la mente centrada en el aquí y en el ahora y comprender la impermanencia de la vida, no como una sentencia de muerte, sino con claridad, esa claridad que permite disfrutar las cosas, valorarlas y atesorarlas como un regalo que se fue dado.