Familiares de Ignacio no lo olvidan, llevan cervezas y tabaco al lugar de su muerte en Saltillo
Hay personas que no mueren, sólo dejan encargado que no las olviden. La costumbre de poner ofrendas y cruces en el sitio donde murieron trágicamente adorna las vialidades
El buen Ignacio no se olvida. Así queda demostrado en la ofrenda que le dejaron en la cruz que guarda el recuerdo de su existencia en este mundo. Con sus botellas de caguama, su tequila y cigarro.
La colocación de este tipo de símbolos, sobre todo en casos donde la despedida de este mundo fue trágica, es una tradición que perdura como para dejar constancia, primero de que no se le olvida por parte de los seres queridos.
Pero además es un medio para mostrar la personalidad de aquél que los dejó tristes. Así, en el caso que ocupa este texto, se nota que el hombre, de apellido Mendoza Jiménez gustaba de las cervezas y del tabaco.
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¿Pero, cómo murió? De acuerdo con la información recabada, proveniente de los cuerpos de emergencia, Ignacio Mendoza Jiménez manejaba un auto Ford Ka con placas de Nuevo León por la calzada Antonio Narro.
Corría el domingo 22 de mayo de 2022 y a la altura de la colonia Hacienda Narro se perdió el control, era aproximadamente la 1:00 de la madrugada y según la Policía Estatal, el vehículo hizo contacto con el cordón cuneta para dar volteretas e invadir carriles, finalmente volcó y quedó llantas para arriba.
Sin embargo, la necropsia reveló que la persona había muerto antes de que el auto se detuviera, al salir proyectada y pegar su cabeza en el asfalto.
Una tragedia más precedida por la alta velocidad. A los pocos días fue colocada la cruz en el sitio y la evidencia muestra que se le ha estado manteniendo en buenas condiciones. Los objetos ahí presentes y las flores lucen relucientes.
En la más reciente vista, se pudo constatar que se cambió el look de la cruz, la mini capilla en el mes de agosto tenía una botella de Tecate light de media, un cigarro, sus flores azules y varios vasos, uno con agua ¿o sería tequila?
En cambio, ahora luce arreglo nuevo de flores, además le agregaron un par de caguamas y una corona de flores.
Al igual que ocurre con el caso de Ignacio, no hay bulevar o carretera que no presente este tipo de vestigios religiosos que dan fe de que algo trágico pasó ahí. Los accidentes resuenan mucho más en la historia de los fallecimientos.
Sobre el particular, VANGUARDIA ha escrito que no existe alguna regulación o permiso, simplemente las personas se toman la libertad de colocar la cruz donde quedaron quienes se murieron de manera trágica.
Por eso desaparecen entre las nuevas construcciones de calles o fraccionamientos, otras permanecen de pie, pero en el abandono total.
No es el caso de la de Ignacio, el hombre de 37 años al que se le sigue ofrendando las cheves y el cigarro porque seguramente era su gusto. Probablemente así murió ese domingo por la madrugada.