Fernandito, el niño que quiere vender barcos de papel en Arteaga para ayudar a su familia

Fernandito, el niño que quiere vender barcos de papel en Arteaga para ayudar a su familia

Entre la inocencia, el juego y una propuesta que suena a emprendimiento, esta es la estampa de un niño que acompaña a su madre mientras ellas trabaja. Una imagen humana que entre tanta noticia puede pasar inadvertida.

Coahuila
/ 2 febrero 2023
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Es 29 de enero de 2023. Una tarde de invierno especialmente calurosa: 22 grados. Aun así, el agua helada corre por la acequia que se extiende entre los árboles centenarios de la Alameda de Arteaga. Bajo los puestos de techos de lona atados a los faroles y postes se vende lo de siempre: manzanas e higos de temporada, dulces de leche, pasteles, elotes. Pero apartados de la plaza, sobre una angosta acera, hay un artículo más inusual: barcos de papel.

Fue idea de Fernandito. Lo dice su madre Emilia Hernández mientras dirige la vista hacia el niño de 5 años que hace de la acequia su río, su mar. Descalzo, en el agua, muestra una ventana en su sonrisa. Sus mejillas son dos manzanas rojas y sus ojos, un par de rendijas que se cierran cada vez que ríe a carcajadas. Como si este niño solo supiera reír a carcajadas.

$!Como un chispazo, los barcos de papel son una idea del niño, quien más por juego, propone también una idea que puede recabar algunos pesos.

Él y su madre suelen ir de Saltillo a Arteaga los domingos. Ella vende algodones de azúcar.

Aquel día era un domingo como cualquiera. Llegaron a la acequia y Fernandito se quitó las chanclas de hule. Dejó sus huellas en la tierra, se sostuvo de los enormes tronos que la adornan y se sumergió en la corriente de agua fresca. Chacoteó. Nadó con medio cuerpo afuera del agua. Salpicó todo todo con sus manos. Alzó olas de agua dulce. Y a pesar de sus sonrisa, algo le hacía falta.

El niño le pidió a su madre que le hiciera un barco de papel para entretenerse. Mientras otros niños visitaban el Pueblo Mágico con sus padres y recorrían este mismo canal de agua con las manos ocupadas de dulces o juguetes. Fernandito, con la naturalidad que cualquier emprendedor envidiaría, pensó que podrían hacer muchos más barcos y venderlos. En 5 y 10 pesos, los más grandes.

$!Fernandito no para de reír mientras acompaña a su madre quien vende algodones de azúcar.

Emilia decidió hacerle caso. Armaron juntos varios buques de diferentes tamaños con envolturas de regalo y papel estraza para finalmente venderlos en su visita a la alameda de Arteaga.

Cada fin de semana los barcos esperan estacionados en una banca a niños con la misma inquietud que Fernandito.

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Escritora y bailarina. Periodista desde los 19 años.

Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Coahuila desde julio del 2015. Comenzó su carrera en el periodismo como colaboradora en INFONOR y posteriormente en El Universal de la Ciudad de México, mientras cursaba una estadía en la Academia Mexicana de Ciencias.

En su retorno a Saltillo, se desempeñó como reportera de diferentes diarios regionales, televisión y radio. Cuenta con la publicación de cuentos breves en “Mínima” una antología de microficción. Cursó la Especialidad en Derecho a la Información, Fiscalización y Combate a la Corrupción por la Academia Interamericana de Derechos Humanos. Actualmente se desempeña orgullosamente como periodista en Vanguardia, donde fue acreedora a su segunda estatuilla Armando Fuentes Aguirre en la categoría de Entrevista. Adicional a su labor en el periodismo es Directora de “Pasos Firmes” una casa de baile con un enfoque social para niños, niñas y adolescentes

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