Gente de Saltillo: Mario Medrano, el repostero que competirá en los American Cake Awards en Miami
Mario cuenta que la cultura de la repostería es algo que prácticamente le corre por la sangre, puesto que se acostumbró desde corta edad a que los postres y pasteles eran ideales como maneras de regalar o mostrar aprecio
A la gente foránea le encanta decir que en Saltillo no le sabemos a la comida, Mario Medrano es un saltillense que desde la cocina dulce, viene a cerrar bocas con su participación en los American Cake Awards, en Miami, Florida.
Pero como todo pastel tiene su preparación y todo repostero tiene su trayectoria, Mario vino a compartirnos su historia en una entrevista exclusiva con VANGUARDIA, donde nos habló de cómo terminó siendo nominado en uno de los concursos de repostería más importantes del mundo.
Mario es un repostero saltillense que tiene alrededor de cinco años manejando una cafetería, pero toda la vida ha estado entre harinas y hornos, cosa que con el paso del tiempo le dejó un gran amor por este oficio.
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“Mi mamá practicaba la repostería, entonces yo crecí dentro de un ambiente en el que era común estar horneando cosas, un pastel por aquí, un postre por allá, nunca faltaba que hubiera en casa, por lo que a mí se me hacía normal tener esas herramientas en casa”, dijo Mario.
Mario cuenta que la cultura de la repostería es algo que prácticamente le corre por la sangre, puesto que se acostumbró desde corta edad a que los postres y pasteles eran ideales como maneras de regalar o mostrar aprecio.
La costumbre de mostrar amor por el paladar lo condujo a buscar nuevas experiencias fuera del país, fue esto lo que lo llevó a vivir por un año en Dublín, Irlanda, y allá fue donde entendería y tomaría ese amor por la cocina dulce.
El repostero regresó a Saltillo, y una vez aquí comenzó a estudiar en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, aunque la vida lo llevó a egresar de la licenciatura de Comercio Internacional de la UANE, donde lentamente se iría dando cuenta que la cocina dulce que tanto le apasionaba sí resulta un negocio redituable.
“Durante un tiempo en la facultad fui teacher, tenía hora libre en la escuela y me iba a dar clase, terminaba y regresaba a la facultad, así estuve mucho tiempo, pero comencé a vender postrecitos, pasteles, pays y cosas así, y me dí cuenta que me dejaba más, digo también en la facultad hay 300 personas, todas compraban”, dijo.
Fue con el tiempo que Mario fue invitado por uno de sus amigos para vender sus pasteles en un local que estaba en el mercado arteaguense de los domingos, experiencia que le haría darse cuenta del potencial que tendría su talento.
El repostero relata que una vez que se percataron de la cantidad de ventas que estaban teniendo, fue que decidieron comenzar con una cafetería, donde ofrecerían pastelería de línea, la cual se refiere a que son productos de una misma calidad y de un mismo tipo.
Sin embargo, así como nos pasó a todos en el 2020 con la pandemia, Mario y su colega fueron retirados del puesto en el mercado dominguero, orillándolos a buscar otros ingresos, puesto que se habían quedado solo con la cafetería.
“Cuando llega la pandemia, en búsqueda de alternativas comenzamos a trabajar con pasteles personalizados, el hecho de que las personas ya no pudieran realizar festejos llevó a que comenzaran a pedir pasteles personalizados, que hasta cierto punto nos ayudó mucho”.
Otro de los medios que ayudó a Mario a crecer en su oficio fue el incursionar en las redes sociales, en un principio con un poco de miedo y poniendo excusas para no hacerlo, pero una vez no tuvo más de éstas y comenzó su carrera como influencer.
Al principio, con mucha pena y miedo, apunta, Mario incursionó en TikTok, plataforma que se negaba a usar, pero que tras mucha insistencia de su novio y amigos, terminó por usar como la plataforma de impulso que lo ayudaría a expandirse.
“Yo no quería usar TikTok, me molesta su algoritmo, es muy complicado, un día tienes 5 millones de views y al otro sólo 500 o menos, pero al final terminé por usarlo, viendo la cantidad de vistas que tenían mis videos, opté por incursionar en Insta y fue cuando me empezaron a pedir cursos”, expresó.
Sus seguidores, llenos de curiosidad y hambrientos de saber, buscaban que Mario les enseñara, pese a que él no se sentía del todo convencido, fue cómo una empresa externa al estado le ofreció una oprtunidad.
Tras haber ofrecido clases previamente dentro de su cafetería, una empresa lo invitó a la ciudad de Monterrey, donde en tan solo 10 minutos se vendieron todos los lugares de los cursos que el repostero ofreció.
Trayendo gente de Estados Unidos, los alrededores de Monterrey, Saltillo y personas de otras partes de México, Mario terminó ofreciendo una master class, la cual implica un nivel de complejidad mayor.
Abriendo más cursos, mezclando dos de las cosas que más ama, la enseñanza y la repostería, mismos que le abrieron los ojos con respecto a su capacidad culinaria y de convocatoria, para en un futuro postularse para lo que es su más grande salto hasta ahora.
“Los American Cake Awards, es a donde va la crema de la crema en la repostería, yo recuerdo haber escuchado de ellos, cuando anunciaron a unos galleteros mexicanos ganar, y fue que con el tiempo se ajustaron las cosas para que yo pudiera ir”, contó.
En un principio Mario vio a los galleteros que anunciaron para que los nominaran a participar en las premiaciones, así que por su propia mano, Mario se nominó a sí mismo dentro de una categoría para estrellas emergentes, donde fue seleccionado a participar.
Mario se mostró muy conforme y emocionado con el anuncio, sin una sola muestra de miedo, porque “yo no voy precisamente con la intención de ganar, quiero conocer gente y vivir la experiencia”, dijo finalmente con una sonrisa en su rostro.
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