Habitantes en sierra de NL respiran cenizas, sin luz, agua y un incendio al acecho
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Nos morimos todos o nos vamos todos, dice una de las mujeres que ha experimentado el siniestro en la sierra
La familia de Dora Alicia García García tiene más de diez años viviendo en la comunidad Magallanes, que se encuentra a unos kilómetros del sitio del incendio forestal en el Cañón Garganta del Diablo, a la altura de Casillas y La Cebolla en Rayones, Nuevo León.
Aunque nunca habían presenciado un incendio forestal de esa magnitud, las familias se encuentran preocupadas por la pérdida de casas, parcelas y animales que han sido consumidos por el fuego.
El territorio es el mayor productor de nuez, además de que se siembra chile, tomate, aguacate, maíz, cebada, papa, trigo, frijol, sorgo, alfalfa y frutos como manzana, aguacate y perón, sin embargo, el incendio arrasó con todo lo que se encontró en el camino.
Protección Civil de Nuevo León, en conjunto con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y los grupos de brigadistas, que se han sumado al combate del siniestro, también han ayudado a trasladar a las familias a un lugar seguro en donde puedan refugiarse. Otras familias perdieron sus viviendas.
“Ya ha bajado gente de la Sierra para acá para Casillas, las casas de un primo mío se quemaron, lo bueno fue que se fueron para Saltillo a una consulta porque su papá estaba muy grave y cuando regresaron pues ya no tenían casa, entonces aquí lo auxiliamos con lo poquito que uno tiene, una cobija, una cacerola, eso le prestamos”, comparte la mujer de unos 50 años.
EL VIENTO TODO LO COMPLICA
Añade que con el incendio también se han registrado ráfagas de viento que traen consigo humo y cenizas que impiden la oxigenación al respirar por lo que han tenido que proteger sus viviendas para evitar una intoxicación.
“Ha habido mucho polvo, mucha ceniza, sí nos preocupa porque tenemos bebés y niños chiquitos y corremos el riesgo de intoxicarnos, estamos poniendo cobijas mojadas en las ventanas para que el viento no nos traiga las cenizas y poder respirar bien”, dice Dora Alicia.
Aunado a esto, las familias no cuentan con servicios de luz, situación que les impide la comunicación con sus seres queridos en caso de una emergencia. Tampoco tienen agua, por ello tienen que bajar hacia el ejido Gallinas para recolectar de un riachuelo el agua para beber o bañarse.
“Estamos batallando de muchísimas formas, pero primero lo primero, que bueno que hay gente que ya está afuera, algunos se han tenido que ir a Saltillo, a Montemorelos, a Monterrey con sus familias porque se quedaron sin casa, acá corren peligro y no hay refugios a donde ir”, explica, preocupada.
ZONA DE RIESGO
En ese sentido, dice, que, si el incendio llegara a recorrerse hacia el ejido Magallanes, la familia tendría que trasladarse a Saltillo para salvaguardar su integridad.
“El incendio va a salir por aquí por el cañón, ya se ha brincado tres sierras diferentes y esta es la cuarta, nosotros creemos que en cualquier momento va a brincar la lumbre para acá y si eso pasa, tenemos que irnos, es muy triste porque uno hace muchos esfuerzos para tener su casa, sus cosas, pero ni modo, solo Dios sabe por qué hace las cosas”, concluye.