Las brujas de Saltillo que escaparon a la Santa Inquisición

COMPARTIR
En el año 1665 el Santo Oficio de la Inquisición inició un proceso contra 6 mujeres habitantes de la villa de Santiago del Saltillo; 5 de ellas mestizas y una española, a quienes se acusó de hechicería y brujería, ambas prácticas catalogadas dentro del delito de superstición.
Alan Caballero Barrera, autor del libro “Brujería y hechicería en la villa de Santiago del Saltillo”, relató a VANGUARDIA que Gerónima de Sotomayor y su hija María de Vozmediano sufrían violencia familiar; Manuel de Vozmediano, esposo y padre, respectivamente, era su agresor.
TE PUEDE INTERESAR: Las 4 leyendas más horridas y perturbadoras de Saltillo
Además de la violencia, Manuel de Vozmediano cometía infidelidad. En la intención de que el hombre “regresara a darles buena vida”, relata el historiador, madre e hija buscaron ayuda esotérica.
“Se acercaron con una mujer que tenía fama de bruja, Mariana de la Fuente, y es la que les recomienda usar huesos humanos, molerlos y echárselos en la pretina de los calzones para que no pueda tener relaciones sexuales. También les dijo que le echaran gusanos de los que crecían en las esquinas de las casa, por humedad”.
La bruja les aconsejó buscar una flor grande y que hablaran con un perro prieto, como indicador de lograr un pacto diabólico y les sugirió un brebaje a base de uñas, vello y menstruación. Como ninguno de las recomendaciones funcionó, una noche tras el maltrato, Gerónima de Sotomayor asesinó a su esposo con un machete.
Madre e hija arrastraron el cadáver hacia el norte de la ciudad y lo dejaron en los terrenos de una vecina con la que vivían en conflicto, en un afán de que la culparan de la muerte.
Las autoridades siguieron el rastro de sangre que las llevó hasta el domicilio de los Vozmediano de Sotomayor y fueron descubiertas. En la casa además fueron encontrados huesos completos y en polvo, que sirvieron como evidencia para abrir la causa inquisitorial.
“La Inquisición era la única institución que en aquel entonces tomaba la versión del acusado, cosa que no se iba a hacer desde la perspectiva judicial”, resalta el historiador, quien detalla que las mujeres quedaron presas en la cárcel de la villa que se ubicaba en lo que ahora es el Palacio de Gobierno, en su lado norte.
Tras recabar testimonios, el comisario encargado de la investigación de la que solo el Tribunal del Santo Oficio tenía la facultad de decidir, se obtuvieron datos como que las acusadas habían pedido ayuda a otras hechiceras, Catalina y Magdalena de San Miguel.
Las consultas esotéricas pesaron menos que el maltrato familiar que padecían y el pueblo las ayudó a escapar; entonces, la causa inquisitorial dio un giro y se enfocó en Mariana de la Fuente, una mujer mestiza, de edad avanzada, maltratada de su rostro, que sabía del oficio de partera, vagaba por las calles y se asumía como bruja.
TE PUEDE INTERESAR: Realizan ‘Rodada del Terror’ en Saltillo para apoyar a niño con cáncer
Mariana era la hija no reconocida de uno de los comerciantes más acaudalados de Saltillo, de quien recibió una herencia y protección. Su media hermana, Juana, era entonces la mujer más poderosa de Saltillo.
Además de acaudalada, Juana era dueña de grandes extensiones de tierra, parte de lo que hoy es el municipio de Arteaga le pertenecían. Eran tierras con agua y ella tenía el control del líquido. De 1658 a 1665, Saltillo atravesó la peor sequía de su historia.
“Desplaza un poco la idea de la mujer como que era sosegada al marido”, refiere Alan Caballero. Juana tenía el poder económico y Mariana el de los indios chichimecas, una etnia que se caracterizaba por no someterse, sin embargo, cedían al ritmo y forma de trabajo de la mujer.
“Yo en lo personal creo que toda esta causa inquisitorial fue atraída en contra de Mariana de la Fuente, justamente para golpear a la familia”, relata el historiador.
Los principales acusadores de Mariana eran enemigos de tierras de Juana; la familia Flores de Abrego, los capitanes y los militares, fueron los que más alimentaron los dichos en contra de Mariana. Incluso, hubo un testimonio del párroco de San Esteban, Antonio de Ulibarri, quien era el portavoz de una pareja de indios tlaxcaltecas que señalaron a Mariana de haberle dado muerte a su hijo por no prestarse a criar a un niño que ella les llevó.
De acuerdo con el historiador, hasta ahora no ha localizado registro alguno de la defunción del supuesto hijo de los tlaxcaltecas, lo que lo lleva a suponer que el testimonio pudo haber sido falso con tal de incriminar más a la mujer.
“Si a mí me preguntan, yo creo que lo hicieron para atacar a Mariana de la Fuente e indirectamente a la hermana”, considera el historiador.
Mariana de la Fuente escapó a cualquier condena o señalamiento que tuviera el Tribunal del Santo Oficio destinado para ella. En 1670 el comisario encargado de la investigación en Saltillo reportó su muerte por vejez.