Los indómitos, bárbaros, bravos y gallardos indios del norte

Coahuila
/ 16 julio 2022

Una historia dejada a un lado es la de estos grupos autóctonos, que fueron las principales víctimas de la incursión española en lo que era lo que hoy es México.

El historiador Carlos Manuel Valdés es uno de los pocos autores que ha estudiado a profundidad el tema de los indios del norte de México, historia que antes nadie se había preocupado por escribir.

Tal vez por la vergüenza del trato que dieron nuestros antepasados a los nativos del territorio septentrional, Valdés, con claridad y justo reclamo, nos dice en las primeras páginas de su libro, Historia de los Pueblos Indígenas de México, La gente del mezquite, los nómadas del noreste en la Colonia: “Hubiera sido suficiente con abrir un poco los ojos para encontrarnos con nuestro propio pasado y aceptarlo, no obstante lo penoso o lamentable que pudiese parecernos.

“No es recomendable seguir negando este pasado, porque al hacerlo nos privamos también de la capacidad de analizar el presente”.

LOS PRIMEROS EN LLEGAR

Centenares de tribus o naciones de indios poblaban temporalmente vastas zonas de la parte norte de Aridoamérica. Los nativos de las tierras norteñas de México, en su calidad de nómadas, deambulaban por extensas regiones de los hoy estados de Zacatecas, Coahuila, Nuevo León, Durango y Chihuahua, principalmente para cazar y recolectar los pocos frutos y animales que ofrecía el desierto.

Estudios hechos por expertos a los vestigios encontrados de petroglifos, geoglifos y pinturas rupestres, además de los utensilios, puntas de flecha, arrojan una antigüedad que va de los 10 a los 14 mil años.

INICIO DEL GENOCIDIO

La villa del Saltillo se fundó sobre espacios que ocuparon los indios Cuauchichiles o Guachichiles. Años después del nacimiento de Saltillo, frailes franciscanos trataron de establecer un convento de esa orden.

Los nativos combatieron a tal punto el establecimiento del claustro, que el Padre Gaviria, fundador del monasterio, se retiró a Topia, Durango. Los vecinos de la villa pidieron auxilio al virrey, y amenazaron con despoblar Saltillo si no eran socorridos del acoso por parte de los indios.

Don Luis de Velasco, el segundo, acudió a la república de Tlaxcala, quienes gozaban de grandes privilegios, por haber sido los que ayudaron a derrocar a los Aztecas.

La petición del virrey a los líderes tlaxcaltecas fue facilitar 400 familias, las cuales se destinarían a establecer pueblos cercanos a la villa del Saltillo, esta medida ayudaría la defensa de la villa y serviría como ejemplo para atraer a los bárbaros a la vida doméstica.

EL ARRIBO DE LOS TLAXCALTECAS

En septiembre de 1591 los tlaxcaltecas fundaron en la parte poniente de la villa del Saltillo, el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, villa y pueblo quedaron separados por una acequia, calle del Reventón, hoy calle Allende.

A Francisco de Urdiñola se le atribuye la negociación y quien logró pacificar a ciertos grupos de nativos, a éstos se los repartieron tierras en la parte noroeste de este valle.

Para 1670 los nativos ya habían abandonado las tierras que se les otorgaron.

POR QUÉ SE FUERON LOS NATIVOS

Durante la época de la Colonia, a pesar de que existía la prohibición de la esclavitud por parte de la Corona española, las prácticas de traficar y vender nativos de estas tierras no cesaron.

Cientos de naturales fueron capturados y vendidos para trabajar en las minas de Guanajuato, Querétaro y Taxco. Triste resulta oír historias de los que fueron llevados atados a Veracruz y de ahí embarcados a Cuba, a los ingenios azucareros.

En Nuevo León y en el norte de Coahuila muchos otros sufrieron la encomienda. La mayoría de los oriundos de estos territorios fueron hechos sirvientes o peones de pesadísimas faenas, al cabo de cierto tiempo decidieron regresar a su antigua forma de vida.

$!Aguerridos. Representación de los Chichimecas en el Códice Florentino

ORGANIZACIÓN SOCIAL

Las naciones de indios se movían constantemente en núcleos familiares de entre cincuenta y sesenta, sabia razón, debido a las condiciones de carga del ecosistema los nómadas sabían que no podían subsistir grandes poblaciones.

El alimento no alcanzaba para todos, los nómadas peleaban por el territorio que proveía de agua, refugio y alimento, una situación eterna de conflicto con otros clanes.

Según la época del año, podían recolectar frutos del desierto, se abastecían de tunas, vainas de mezquites y otros frutales, practicaban la caza, principalmente de venado, jabalí y berrendo.

En épocas de lluvias, cuando las lagunas naturales se recargaban, solían echar mano de aves migratorias y peces, aquí coexistían pacíficamente con otras naciones, siempre y cuando los alimentos alcanzaran para todos.

Establecían alianzas estratégicas de pacificación para evitar conflictos entre grupos rivales, al ceder hijas de unos para los hijos de otros, de esa manera cesaban las guerras entre ellos y la cierta hermandad los unía para pelear contra otros grupos.

LA GUERRA CONTRA LOS INDIOS

Desde la llegada de los españoles y en el México Independiente, se mantuvo una guerra para acabar con los nativos.

En el siglo XIX la cultura de exterminar a los indios se extendió entre los gobernadores del norte de México. Cito a Carlos Manuel Valdés. “En 1877, Melchor Lobo Rodríguez, gobernador de Coahuila, escribió en sus memorias “Una de las grandes necesidades del estado es la persecución y exterminio de las tribus salvajes”.

Acción temeraria fue la del gobernador de Nuevo León, Santiago Vidaurri, quien escribió una carta a Jesús Carranza, padre de Venustiano Carranza, advirtiéndole que: “enviaba unas latas de veneno para ser vertido en los aguajes del desierto y acabar así con los indios de una vez por todas, para ver si con el espanto de morir con solo beber agua logramos desterrar estas bestias con figura humana”.

Otros gobernadores como los de Chihuahua y Sonora, fueron más allá. Promovieron cacerías de indios y pagaban buenas cantidades a quienes presentarán las orejas o las cabelleras de indios”.

$!Tribu. Apaches, foto del Museo de América, Madrid.

OJO POR OJO

Saltillo sufrió durante años ataques de los indios. Autoridades y milicias salían a cazarlos para darles muerte. El último gran ataque a la ciudad fue en 1841, llamado la “indiada grande”; los ataques continuaron en rancherías y pueblos más pequeños.

REFLEXIÓN FINAL

La totalidad de las tribus nómadas de Coahuila fueron exterminadas, los últimos en sobrevivir lo hicieron hasta el año de 1880.

En una larga plática que sostuve sobre este tema con el historiador Ernesto Terry, me decía: “No es difícil saber por qué atacaban los indios, fueron desplazados, nunca supimos entenderlos, la codicia de españoles mexicanos y anglosajones dieron como resultado el exterminio total de los dueños, por antigüedad, de estas tierras”.

¿Qué fue lo que ganamos al extinguirlos?

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