Ni capa ni superpoderes se necesitan para ser un héroe; un aplauso para quien vela por la salud de los saltillenses

Coahuila
/ 6 enero 2022

Venciendo el temor y sacando una fuerza que no conocían, es como enfermeros de Saltillo enfrentan la pandemia

Marlen solo veía a sus hijos en la pantalla de un celular, aunque estuvieran a un par de habitaciones donde ella dormía, un cuarto que adecuó con lo necesario para proteger a su familia de la pandemia que enfrentó en el piso exclusivo para pacientes con COVID-19, de la Clínica 1 el IMSS.

Patricia montó un cuarto en su cochera; Lorena ajustó una parte de la sala. Carlos entraba cada noche por la puerta trasera al cuarto de huéspedes donde su madre le dejaba alimentos preparados y Alejandra solo podía ver a sus sobrinos a través de la ventana.

Todos ellos, en diferentes clínicas y hospitales del Estado, con turnos de hasta 12 horas, sin posibilidad de salir, ir al baño o comer, enfrentaron el coronavirus cara a cara en cubículos especiales para la atención de pacientes sospechosos o confirmados con COVID-19.

Una pandemia que no solo puso a prueba sus habilidades como ministerio de sanidad, sino también su fortaleza humana.

“Si salvas una vida eres un héroe, pero si salvas 100 vidas eres una enfermera”, le dijo una maestra que le enseñó a suturar y hacer curaciones a Patricia, una enfermera con apenas 5 años de haber ingresado al sistema de salud, y que hasta ahora es consciente de la enorme labor que ella misma ejercía con normalidad antes de que le virus brotara en Coahuila.

“Por supuesto que se trata de un acto de heroísmo, pero mucho más de humanidad, porque son personas igual a nuestros padres o hermanos los que requieren del servicio de enfermería”, comentó, temerosa de que la nueva variante omicrón se propague ante la terquedad de la gente que no sigue las medidas de seguridad.

“Imagínate ir cada día al sitio donde faltan insumos y así debes atender a los pacientes, es mucho más probable contraer el virus, pero que hay gente ahí que necesita de lo que tú sabes hacer y para lo que te preparaste”, comenta Paty, aunque su miedo más grande durante la pandemia ha sido portar el virus y contagiar a uno de sus seres queridos.

Paty llevó a su cochera comida, ropa, una laptop y una colchoneta, aunque su familia pensó que era “exagerado” de su parte.

Carlos, siempre pensó que ese cuarto con dos puertas, una con acceso desde el patio y otra a su casa, era innecesario, pero por meses fue el sitio donde llegó a descansar sin peligro de arriesgar a sus padres.

Lorena y Rosario permanecen en un cuarto al frente de su casa, extremando las medidas de higiene al entrar para cuidar a sus hijos adolescentes de contraer algún virus acarreado de la clínica, cualquiera que éste sea.

“Duermo en un cuarto separado, cuando llego se alejan y empiezo mi rutina de quitarme los zapatos y desinfectarlos, lavado de manos, dejar mis cosas y desinfectar también, quitarme la ropa y colocarla en un bote con agua y jabón y luego directamente a bañarme.

“Luego por fin puedo respirar un poco tranquila pues he hecho lo necesario para disminuir el riesgo”, dice.

“Se te forma un nudo en la garganta, respiras y sigues... pero todos los días te encuentras con la gente que no ha hecho caso, que ellos son los que realmente nos ponen en ese riesgo mientras mis compañeros y yo tratamos de cuidar todos los días a los pacientes, además de recibir groserías, maltrato o empujones durante el confinamiento, pero lo peor de todo es la indiferencia”, relató Lorena.

Han sido semanas muy difíciles, porque mucho personal dejó de ir, así que se nos cargó un poquito más el trabajo, admitió Alejandra, esto implica entrar en una guardia de 11 horas y en ocasiones quedarte a doblar otras 8 horas porque no hay suficiente recurso humano, y ni hablar de los recursos materiales”, compartió Alejandra.

Todos ellos, Patricia, Lorena, Carlos, Alejandra y Rosario, considerados por los cibernautas como héroes, con signos visibles de su labor, no sólo reflejada en dorso nasal o las sienes marcadas por el equipo de protección, sino también en su espalda erguida de cansancio o las ojeras con las que continúan su jornada.

Aunque también hay historias de triunfos y satisfacciones.

Un verdadero ejército de “ángeles y súper héroes con estetoscopios”, que continúa enfrentando la pandemia histórica del COVID-19 con un mensaje importante para los coahuilenses: Cuídate.

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