¡Sólo en Saltillo! Vive tu Centro: Una experiencia sorpresiva al paladar
El restaurante Ojo de Venado fue el anfitrión de esta velada, en colaboración con Luna de Arteaga, productora de gin y cerveza artesanal local, así como con Bodegas Capellanía, ubicadas en Ramos Arizpe
La mayoría, si no es que todos, tenemos recuerdos de una tarde comiendo en casa de la abuela o de mamá, cuya sazón es inigualable por más simple que sea la receta. Es comida que se disfruta y cocina que rara vez se encuentra en los restaurantes o fuera de casa, pero la segunda cena de Vive Tu Centro fue la excepción.
Desde que leí el menú, no quise ser prejuiciosa y decidí asistir a la cena dispuesta a sorprenderme. La cita fue a las 8 de la noche en el Museo Rubén Herrera, ubicado en el corazón de Saltillo. Muy pocos conocen este recinto, que a simple vista parecería una edificación antigua más del centro de la ciudad. Sin embargo, es una casona que alberga historia y arte en su interior.
La cena tuvo lugar en la primera parte del lugar, en la entrada, y teníamos de fondo la estructura de la gran casona blanca. A diferencia de la primera cena, en esta ocasión fue imposible hacer un recorrido por el lugar, ya que están remodelando el recinto, que abrirá sus puertas al público dentro de un mes, según anunciaron.

UNA COPA DE BIENVENIDA
Era jueves, y supongo que muchos habían estado trabajando, venían de jornadas laborales y del tráfico característico de la capital. El estrés fue olvidado gracias al recibimiento que tuvimos en el lugar: una copa de gin tonic refrescante, que limpiaba con su sabor todo lo malo que pudiera habernos pasado durante el día.
La ginebra era de Luna de Arteaga, una productora local dirigida por el saltillense José Ángel Reyes, quien me explicó que lo que caracteriza esta bebida es el toque que aporta la ginebra con sus notas cítricas y frutales.
Se colocaron tres mesas largas, montadas con platos base color dorado y copas de cristal transparente y verde. Al frente se instaló Vinyl Set Risk & El Soto, con una mesa donde a lo largo de la noche fueron poniendo distintos vinilos, creando el ambiente perfecto para la cena.
Tomé mi lugar en la primera mesa, cerca de la entrada. Enfrente de mí estaba sentada Lupita Solís, quien luego supe que es la mamá de Mayelo Carson, el anfitrión de esta cena, así que la noche se sintió más familiar, con ella platicando conmigo.

¡A DEGUSTAR!
Cerca de las 9 de la noche, nos sirvieron el primer vino, un Apis blanco de la bodega Capellanía, ubicada en el desierto de Paredón, en el municipio de Ramos Arizpe. Esta es precisamente su mejor característica: es un vino distinto a todos, pues está hecho a base de uvas que han crecido en condiciones extremas en el desierto.
Este se acompañó con una ensalada llamada Ojo de Agua (algo curioso es que todo el menú llevaba nombres de barrios de Saltillo). Era una mezcla de lechugas, arrúgala, duraznos asados, jamón serrano, queso fresco del Mercado Juárez, acompañada de una vinagreta balsámica con chabacano. La combinación de sabores de la ensalada era perfecta: “como un matrimonio”; ninguno de los ingredientes estaba más fuerte que el otro.
Platicando con Mayelo, nos contó que estos platillos son completamente saltillenses, recetas tradicionales. El restaurante está en un proceso de renovación, y parte de la experimentación es participar en estos eventos. “Los platillos de la noche tienen como objetivo resaltar los barrios de Saltillo y los negocios locales. La idea es que la gente conozca nuestra cocina, sepa que en Saltillo se hace buena comida”, explicó.
SORPRESAS PARA EL PALADAR
El segundo tiempo fue uno de los que más me sorprendió, y de los que más curiosidad tenía. Servirían dos tostadas bautizadas como Tostadas Bellavista que tenían forma de mosaico chino. Eran dos, una era de pipián verde, cabuches y chicharrón especial de Alanís, y la otra de pipián verde, cabuches y camarón.
Desde que leí los ingredientes en el menú, pensé en mi abuela, como mencionaba al inicio de este texto, es comida que regularmente me prepara ella. Este platillo me supo a eso: a familia, a Saltillo.

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Este fue maridado con un vino rosado de la misma bodega llamado Apis. Tenía tonos casi llegando al carmín, un rosa muy fuerte. Daniela Peña, la Sommelier, explicó que este vino es 100% Merlot que no pasó por barrica.
Para continuar con la sorpresa, sirvieron una tostada bautizada como Landín. Era roja con frijoles refritos, asado de boda y un limón asado amarillo, maridado con un vino tinto llamado Corvus, de la uva Syrah (la uva más antigua registrada en el mundo y la única mencionada en la Biblia).
Durante este platillo, permanecí seria, saboreando la combinación de todos los sabores. El asado estaba delicioso, pero al agregarle el toque del limón asado, fue como una explosión de sabores.
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