‘No pensaron en nosotros’: alumnos de la UAAAN ante el estallamiento de la huelga
Decenas de estudiantes de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) se congregaron en el Biblioparque Sur, cargando maletas y pertenencias, mientras aguardaban los camiones que los llevarían de regreso a sus comunidades de origen.
La movilización se dio tras el estallido de la huelga en la UAAAN, resultado del conflicto entre el Sindicato Único de Trabajadores de la Universidad (SUTUAAAN) y la rectoría. Esta situación ha generado frustración y descontento entre los estudiantes, preocupados por las repercusiones académicas y económicas.
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La mañana del miércoles, horas antes de que comenzara la huelga, la universidad informó que, a partir de la 13:00 horas, se suspenderían todas las actividades presenciales, incluidas las clases, y se organizaría el retorno de los alumnos a sus hogares.
En declaraciones a VANGUARDIA, varios estudiantes criticaron el conflicto, señalando que ellos serán los más afectados. Muchos de estos jóvenes, provenientes de comunidades ejidales en Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo y Guanajuato, habían llegado a Saltillo apenas dos semanas antes para iniciar el semestre, un esfuerzo financiero considerable para sus familias.
Uno de los entrevistados recordó un episodio similar durante la Semana Santa pasada, cuando tuvieron que cambiar su boleto de regreso sin recibir reembolso. Esta vez, la universidad cubrirá los costos de transporte para el retorno a sus estados de origen mientras se resuelve el conflicto entre el SUTUAAAN y la rectoría.
Sin embargo, los estudiantes enfrentan otros desafíos, como el pago del alquiler de sus viviendas cerca de la universidad, a pesar de haber estado allí solo dos semanas. Para mantener sus alojamientos, deberán seguir pagando la renta mientras esperan una resolución del conflicto.
La mayor preocupación para los estudiantes es el impacto en su educación. Señalan que las clases en línea no pueden reemplazar la experiencia presencial, especialmente en materias prácticas. Además, algunos docentes tienen dificultades con la tecnología, complicando aún más el proceso de aprendizaje.
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La situación se ve agravada por la falta de acceso a internet y otros recursos en sus comunidades de origen, lo que dificultará cumplir con tareas y proyectos.
“Es injusto que no se nos haya consultado. No tuvimos oportunidad de expresar nuestras preocupaciones o considerar las implicaciones de esta situación”, comentó un estudiante. “Nos dejaron fuera de la toma de decisiones y actuaron sin pensar en nosotros”, agregó otro.