Nuevo fraccionamiento sustentable en Saltillo debería ser vertical: urbanistas
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Este miércoles, VANGUARDIA publicó la propuesta de construir un fraccionamiento al poniente de Saltillo por parte del Gobierno de Coahuila y constructoras locales con características de ser ‘verde’ y a costos baratos.
La propuesta incluye 475 casas en 10 hectáreas con la novedad de una planta tratadora y un lago artificial para reutilizar el agua que se filtra al subsuelo.
En ese sentido, VANGUARDIA se dio a la tarea de consultar expertos urbanistas para saber su opinión al respecto del nuevo proyecto de vivienda que se propone.
Por otro lado, el arquitecto urbanista Héctor Laredo declaró que el proyecto “es un fraccionamiento disperso y con casas chaparritas como otros” que se han hecho en la ciudad.
Además, puntualizó que ONU Hábitat, desde hace cerca de 20 años, ya identifica la dispersión de las ciudades como el principal problema de desarrollo urbano.
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Señaló que “si fuera un proyecto verde no tendría esa densidad”, pues aclaró que desde la misma distribución de las viviendas, no se favorece la filtración y el aprovechamiento del agua.
Añadió que tiene serias dudas respecto al lago artificial que se propone, pues es complicado darle mantenimiento y que verdaderamente se aproveche el agua.
“Si queremos seguir teniendo agua en el subsuelo, tenemos que tener una densidad mucho mayor, es decir, más casas en menos espacios”, declaró Laredo.
Agregó que, si bien es un punto cercano a la ciudad, se pudo aprovechar de mejor manera el terreno para realizar proyectos de vivienda vertical.
“Lo que yo veo es una comodidad de seguir haciendo casitas sin meterse en el problema de hacer diseños y cimentaciones más elaboradas”, declaró el arquitecto como explicación de por qué se siguen realizando este tipo de proyectos.
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Laredo además declaró que de manera vertical, el proyecto es aún más rentable para los desarrolladores, pues pueden triplicar el número de viviendas en el mismo terreno.
El urbanista puntualizó que hasta ahora en Saltillo hay pocos productos de vivienda que ronden los 750 mil pesos y están muy lejos del resto de servicios, además de que ese presupuesto es el que maneja “el 70 por ciento de la población en la ciudad”.
En ese sentido, añadió que el acceso a las viviendas verticales va a terminar ocurriendo antes para “las clases altas a que pase para la gente que verdaderamente necesita vivienda”.
El desarrollador y diseñador de nuevas alternativas de vivienda, Homero Tamez (Greenfield), declaró en entrevista para VANGUARDIA que el otorgamiento de vivienda a bajo costo es un reto gigantesco a nivel mundial, aunque la propuesta no es precisamente “lo más práctico para el usuario final”.
Agregó que aunque es un punto positivo el hecho de que se coloque una planta tratadora de agua, el calificativo de “sustentable” debe considerar muchísimas variables más, como estrategias bioclimáticas al diseñar la vivienda, repensar la forma del fraccionamiento mismo, para alejar al automóvil lo más que se pueda de las personas, así como también aspectos sociales y económicos.
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Añadió que hay suficiente documentación, tanto en Saltillo como en otras ciudades, de que el modelo de fraccionamiento alejado de los principales servicios básicos y transporte público a la población que habita en ellos, trae consecuencias sumamente negativas para la ciudad y para los usuarios de ellas.
Un modelo de barrio donde predomine la vivienda vertical de pequeñas escalas (4 niveles promedio) es lo que Tamez señaló como una alternativa comprobada para poder tener una ciudad “densa, diversa y compacta”.
Además, aclaró que para detener la expansión de la mancha urbana y no cargarle a la ciudad el costo de extender las redes de servicios de energía eléctrica, recolección de basura y otros, se deben sacrificar temporalmente ciertos componentes y/o dejar la casa diseñada para que el usuario la continúe personalizando con “autoconstrucción”.
En ese sentido, se podría invertir en tierra mejor ubicada y disminuir la dependencia en el automóvil. Agregó que “siempre será posible complementar/mejorar una vivienda, pero nunca se podrá cambiar la ubicación de la misma”.
No obstante, detalló que esta “autoconstrucción” no debe dejarse al “libre albedrío” de quienes adquieren las viviendas, sino que se les debe presentar diversas opciones específicas para que elijan y trabajen sobre las mismas.
En cuanto a la adquisición de las viviendas, Tamez aclaró que debe así como se establece que las viviendas deben tener un mínimo de construcción, así mismo se debe regular los precios para evitar una especulación inmobiliaria con las propiedades y que terminen siendo inaccesibles para los trabajadores, incumpliendo el objetivo primordial del proyecto.