Saltillo tendrá vivienda popular barata y sustentable

El concepto “vivienda barata” es uno que en Saltillo se esta volviendo cada vez menos real debido, sobre todo, al encarecimiento que ha experimentado la tierra en los últimos lustros. El problema de fondo es que el incremento en los precios de la superficie para construir deriva, sobre todo, de un fenómeno de especulación inmobiliaria.

Así, las viviendas que pueden considerarse “baratas” son aquellas cuyo precio es el más bajo que puede encontrarse en el mercado local. Pero eso no las vuelve baratas, sino solamente las menos caras de la región.

El comentario viene al caso -y resulta incluso necesario- a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al anuncio del proyecto denominado “Fraccionamiento Industrial de Saltillo”, un desarrollo habitacional que promete ofrecer casas con precios máximos de 750 mil pesos a personas con ingresos menos a 8 mil pesos.

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El proyecto constituye un esfuerzo conjunto entre el Gobierno del Estado y empresas constructoras que se desarrolla a través de la Comisión Estatal de Vivienda. Entre las virtudes que tiene está el hecho de constituir un proyecto ambientalmente sustentable y ubicarse en predios cercanos a la planta de General Motors en Ramos Arizpe.

No es posible, desde luego, limitar el acceso a dicho fraccionamiento a quienes laboran en la zona industrial de Ramos Arizpe, pero sería ideal que el nuevo desarrollo permitiera a los empleados de esa zona reducir sus tiempos de traslado y, como se ha comentado en múltiples ocasiones, impactar positivamente su calidad de vida a partir de ese hecho.

Vale la pena destacar, por otro lado, el que se proyecte la construcción de una planta tratadora, para sanear las aguas residuales del fraccionamiento, así como de un lago para promover la infiltración del agua al subsuelo. Las 475 viviendas que se prevé edificar serían así el primer conjunto habitacional sustentable diseñado para los asalariados de menores ingresos.

Se trata, a no dudarlo de una iniciativa que debería multiplicarse en la región pues contiene elementos novedosos que, al menos a priori, parecen orientados a incidir de forma relevante en la calidad de vida de quienes se encuentran más rezagados en materia salarial.

Habrá que asegurarse, desde luego, de que a la hora de concretar el proyecto se mantenga la promesa que constituye su anuncio: conjuntar esfuerzos entre los sectores público y privado para generar opciones de vivienda de la mayor calidad al precio más bajo.

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Es deseable, en ese mismo sentido, que los gobiernos de los tres órdenes multipliquen los recursos destinados a subsidiar la adquisición de estas casas, de forma que permanezcan al alcance de los asalariados de menores ingresos. El primer paso que ha dado la administración estatal, al destinar 15 mil pesos de subsidio por vivienda, es un excelente primer paso.

En general, lo que cabe esperar es que iniciativas como esta se multipliquen y se conviertan en la alternativa deseable para dignificar el acceso a la vivienda popular.