Origen de Casino de Saltillo y de cómo fue víctima de un resentido social
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Nacido hace 148 años, este inmueble icónico es historia viva, ha sido centro de reunión de líderes militares, políticos y empresariales, y objeto incluso de un atentado armado por un general huertista
En la década de los 70 del antepasado siglo, después de haberse librado de los invasores extranjeros, las diversas castas de militares en relativa paz, ya sin luchas armadas que atender, los castrenses buscaron lugares donde reunirse para matar el ocio y rememorar las viejas hazañas de los campos de batalla.
El entretenimiento natural para oficiales del ejército consistía en partidas de ajedrez, unos cuantos albures con la baraja y juegos de mesa comunes de la época, como: las damas y la versión americana del juego “cercar la liebre”, llamado el coyote y las gallinas.
Los altos mandos militares asentados en la ciudad requirieron de un lugar para su esparcimiento. El entonces Gobernador de Coahuila y comandante de la plaza, general Carlos Fuero Unda, jefe del Ejecutivo del 31 de diciembre de 1873 al 5 de junio de 1874, comprendió la necesidad de un centro de reunión para los jefes y oficiales, así decidió fundar el casino militar.
LLEGA LA FUNDACIÓN
El grupo fundador de esta institución social se hizo gracias a la participación y liderazgo del general Fuero, quien contó con la cooperación del también general Mariano Ruiz, el capitán Leopoldo Vázquez Mellado y los civiles don Miguel Arizpe y Ramos y don Encarnación Dávila entre otros socios considerados como honorarios.
La fecha del primer evento social dio inicio el 25 de diciembre de 1874. La sede del centro social estuvo en la casa de don Leonardo de los Santos, situada en la calle de Morelos 9, numeración antigua, hoy 186, donde estuvo el recién derruido edificio de la Sociedad Mutualista y Recreativa Manuel Acuña.
DE MILITAR A CIVIL
Las actividades propias del casino hicieron que se popularizara, no solo como un centro de reunión para jefes militares, sino también como el marco adecuado para los acontecimientos más destacados de la sociedad saltillense de aquellos años.
Cuando las luchas por el poder dieron brote a las guerras civiles que llevaron a la Presidencia de la República al general Porfirio Díaz, el general Carlos Fuero, leal al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, junto a sus militares, abandonaron la ciudad, tal motivo, hizo que la operación del casino recayera en los socios civiles.
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Entre los primeros socios del casino que en un tiempo llevó el nombre de Casino de la Unión, se cuentan: a Miguel Ramos y Ramos, Encarnación Dávila, Guillermo Purcell, Juan O ‘Sullivan, Melchor Lobo Rodriguez, Dámaso Rodríguez y el industrial de textiles, Francisco Arizpe y Ramos y David Zamora.
En 1885 la segunda sede estuvo en un sitio con mucha historia. La nueva directiva tomó la decisión de cambiar de domicilio, a la residencia de don Isidro López, padre de Isidro y Ricardo López. La mencionada casa perteneció en la primera década del siglo 19 al tesorero de las Cajas Reales Manuel Royuela, luego durante la estancia en la ciudad sirvió de morada al padre de la patria, don Miguel Hidalgo y Costilla, nos referimos al inmueble de Hidalgo y Aldama. En ese mismo en la primera década del siglo pasado, estuvo el Hotel Universal y hoy se encuentra la funeraria Martínez.
NACE NUEVO INMUEBLE
En 1897 empezó la construcción del actual edificio del casino, sobre un terreno que se compró a la señora Agustina del Bosque, abuela del abogado, diplomático, escritor e historiador Carlos Pereyra Gómez. Los promotores de la construcción del nuevo edificio recayó en don Francisco Arizpe y Ramos y el catedrático y cronista de la ciudad José García Rodríguez, quienes eran a la sazón presidente y secretario respectivamente del casino.
CONTRIBUYENTE PARA HACER EL EDIFICIO
Francisco Aguirre R., Amado Cavazos, Adelaido López e hijos, Lic. Blas Rodríguez, los hermanos Bernardo y Ciriaco Sota, Clemente Sieber, Crescencio Rodríguez, Juan C. Rodríguez, David Zamora, Dámaso Rodríguez, Henry Maas, Encarnación Dávila, Eusebio Calzada, Guillermo Purcell, Guillermo Malony y Gaspar F. Lynch.
Así como Gabriel Flores, Gregorio Flores Dávila, José Negrete, Juan Woesner, José García Rodríguez, Manuel Mazo, Manuel Sota, Manuel Garza, Miguel Arizpe y Ramos, Porfirio Valdez, Práxedis de la Peña, Román J. Rodríguez, Vicente Fuentes, Pablo Suess, Bartolomé Rodríguez, Everardo Rodríguez, Evaristo Madero, Carlos González, Anastasio Martínez, Carlos R. Carrothers, Francisco G. Viramontes, Genaro Peña Valle y Genaro Dávila.
Además de Juan C. Covarrubias, Juan Manuel García, Miguel Rodríguez Aguirre, el gobernador Miguel Cárdenas, Manuel Rodríguez Orozco, Rosendo Dávila, Francisco García de Letona, Leopoldo F. Martínez, Jesús Fuentes, Luis García de Letona, Armando Cárdenas, Florencio Fuentes, Francisco Rodríguez González, Juan Pablo Saucedo, Rómulo Larralde, Francisco Narro Acuña, Félix Castilla y Teodoro Carrillo.
El edificio del Casino de Saltillo fue proyectado y construido por el arquitecto inglés Alfred Giles, quien había establecido una oficina de su constructora en la ciudad de Monterrey. La edificación se terminó en el año de 1900 y la inauguración se dio en el marco de un suntuoso baile, el día 26 de diciembre del mismo año.
EL RESENTIDO NEO NERÓN
Durante el mes de marzo de 1914, después de la victoria alcanzada por las fuerzas villistas en la estación Paredón, originó la salida precipitada de esta ciudad de las fuerzas federales al mando del general Joaquín Mass, en la despavorida huida, los federales incendiaron y saquearon comercios, asesinaron a indefensas personas y debido a una vil venganza, Joaquín Mass mandó incendiar el Casino de Saltillo.
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SOBRE EL MOTIVO
La directiva del casino nunca permitió el ingreso al general Joaquín Mass. Viejos escritos apuntan que también le fue rechazada la solicitud como socio del casino, porque mantenía una relación fuera del matrimonio. Lo cierto es que los federales, durante su estancia en la ciudad, se encargaron de sembrar el terror entre la población, a partir de las 10 de la noche, ya que se echaba la fatídica leva para reforzar lo que ellos llamaban Cuerpo de Voluntarios de Saltillo.
EL EJECUTOR DE LA DESTRUCCIÓN
El coronel del Ejército Federal Huertista, Enrique Enriles, con varios soldados, rociaron petróleo en los pisos de parqué y ventanas de madera, Enriles acató la orden de incendiar el prestigioso centro social.
En la administración del gobernador Gustavo Espinosa Mireles se procedió a encarcelar al coronel Enrique Enriles, quien pasó un año en la penitenciaría. Tiempo después fue puesto en libertad, ya que se comprobó que solo había cumplido una orden directa del general Joaquín Mass. Hasta el año de 1925 se remodeló el edificio, la reconstrucción corrió a cargo del ingeniero Gherberts S. Green.
saltillo1900@gmail.com.