Comerciantes y peatones del Centro de Saltillo, hartos de olores fétidos por fuga sin atender
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El corazón de Saltillo huele a caño. Desde hace casi una semana, una fuga de aguas negras en el cruce de las calles Acuña y Narciso Mendoza mantiene a comerciantes, trabajadores del primer cuadro y miles de peatones respirando un hedor insoportable.
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La alcantarilla ubicada en ese punto brota constantemente líquidos residuales que se esparcen por el pavimento, formando un arroyo pestilente que, con el paso de los vehículos, salpica aún más los alrededores y extiende la contaminación.
“No hay día que no amanezcamos con ese olor. Aquí trabajamos más de ocho horas al día y ya no sabemos si nos tiene más enfermos o más hartos”, compartió un comerciante afectado. Como él, decenas de locatarios han reportado la situación a distintas dependencias, sin éxito.
Aseguran que ni personal de Aguas de Saltillo (Agsal) ni funcionarios municipales se han presentado, ni siquiera para realizar una inspección visual del desperfecto. “Ya lo reportamos varias veces. Ni vienen, ni contestan. Solo vemos pasar las patrullas, pero ni los policías se toman la molestia de reportar el mugrero que ellos mismos huelen”, añadió otro vendedor.
El problema no solo afecta la imagen del centro histórico, sino que también representa un riesgo para la salud pública. Los restos sólidos que flotan y se acumulan en el agua desprenden un olor aún más intenso conforme aumentan las temperaturas, lo cual también ahuyenta a los clientes y visitantes.
Esta situación es un nuevo ejemplo del rezago en el mantenimiento de la infraestructura urbana de Saltillo, particularmente en zonas de alta afluencia. Vecinos, comerciantes y transeúntes coinciden en que urge una solución inmediata, no solo para detener la fuga, sino para desinfectar el área y evitar posibles enfermedades.
Mientras tanto, quienes trabajan o transitan por la zona siguen aspirando día a día un aire que no solo huele a drenaje, sino también a negligencia.