¿Cómo ven los visitantes a los saltillenses?
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“¡En Saltillo la gente es muy apática!”, “¡Los saltillenses son bien cerrados!”, responde la mayoría de los foráneos que dejan sus tierras para internarse en “La Llave de Tierra Adentro”, cuando sus familiares les preguntan en el teléfono: “¿Y cómo son los de allá?”
A diferencia de otras ciudades norteñas como Monclova, Monterrey e incluso Torreón, “Saltío” ha sido catalogada por miles de migrantes como una de las ciudades donde el comportamiento conservador y la cerrazón social destaca por sobre todas las cosas. Sin embargo, y pese a los señalamientos, el flujo migratorio no se ha detenido, y por el contrario, se ha vuelto cada vez más fuerte.
“Son así, pero algo tienen”, dicen para terminar la frase descriptiva de nuestra ciudad amurallada.
¿Qué hay detrás del comportamiento de los saltillenses?
El historiador Javier Villarreal Lozano ha logrado en su carrera hacer un análisis acerca del comportamiento en Saltillo, que incluso se ve reflejado en una de sus investigaciones titulada “Los ojos ajenos”.
En sus páginas, el historiador narra cuáles eran las características descriptivas de Saltillo, señaladas en las letras que escribían los migrantes y turistas durante su visita a la ciudad. Así era como desde el viejo Continente las familias lograron imaginarse a esta tierra norteña con todo y su humor, las costumbres, la infraestructura, el color, las tallas de quienes aquí vivieron e incluso el poder que veían en la ciudad a partir de que se asentó el Gobierno del Estado y la Iglesia.
“Los indios tlaxcaltecas son los que toman las cosas con más calma”, escribió un anónimo.
“Tiene alrededor de 11 mil habitentes. Es una población limpia, bien pavimentada y bien surtida de agua”, escribió George Wurtz en 1846.
Villarreal Lozano, dice que uno de los aspectos a los cuales se debe la cerrazón de los saltillenses, se debe a que durante el boom del porfiriato, la ciudad se quedó rezagada a comparación de otras aledañas. “El tren trajo a finales del siglo 19 una movilidad muy considerable. Pero fue justo en ese momento cuando se dio el boom del algodón en La Laguna, al igual que en la Región Carbonífera, donde se internó un mayor número de migrantes. Saltillo era una ciudad de mediano pasar”, argumenta.
Asegura, que otras de las variantes en el comportamiento, fue que por fin, después de 1975 cuando llega la explosión de la industria automotriz, y una mejor racha económica, el comportamiento también tuvo sus cambios.
LA ALTURA, LA CAUSA
Sin embargo, para el historiador el referente más importante en el comportamiento “cerrado”, que al que en Saltillo, se ve en muchas otras partes del mundo, sólo se debe a una primordialidad: la altura geográfica.
“Saltillo se encuentra en la última corniza de la mesa central, y pertenece al altiplano a mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar”, explica el historiador.
Asegura que una de las cosas que no hay que perder de vista al poner adjetivos sociales a Saltillo, es que en cualquier lugar del mundo, donde la altura sobre el nivel del mar sea de gran rango, habrá un clima mucho más frío que se reflejará en el comportamiento de la sociedad que lo habita todos los días.
“La altura conlleva al clima y en realidad nosotros somos montañosos. Como en las partes altas de Estados Unidos donde la gente es más reservada. Eso crea en cualquier parte del mundo, una especie de cerrazón”, dice.
COSMOPOLITISMO BORRA RASGOS SINGULARES
Sin embargo, el historiador comparte que frente al espectro migratorio que crece cada vez más en la ciudad, es muy probable que el tinte cosmopolita borre ciertos rasgos de nuestro comportamiento, y éste se convierta en algo más genérico, y no tan peculiar.
Existen otras teorías, que indican que quienes más señalan a los saltillenses como una sociedad “cerrada”, son migrantes provenientes de ubicaciones que gozan de una altura mucho más cercana al mar.
Según la información de Movimientos Migratorios del INEGI, los lugares de donde proviene un mayor número de migrantes a la ciudad de Saltillo, son originarios de Monterrey, Piedras Negras y Monclova, las cuales se ubican entre una altura de 400 y 600 metros sobre el nivel del mar.
El libro “Los ojos ajenos” puede ser encontrado en el acervo del Archivo Municipal y del Cecuvar.