De cuando el tiempo se detuvo, la historia del reloj de la Catedral de Saltillo

Saltillo
/ 15 febrero 2025
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A finales del siglo XVIII, Saltillo dio un paso hacia la modernidad con su primer reloj mecánico

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, el tiempo comenzó a medirse de una nueva manera en Saltillo. Hasta entonces, los habitantes de la ciudad confiaban en la posición del sol y en las campanadas de la iglesia para marcar las horas. Sin embargo, alrededor de 1800, la parroquia de Santiago, hoy Catedral de Saltillo, instaló su primer reloj mecánico.

Este reloj, símbolo de modernidad en su época, trajo consigo un desafío: su precisión dependía de un ajuste adecuado. Para ello, se talló en cantera un reloj solar, colocado sobre la puerta de la Capilla del Santo Cristo.

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Con la paciencia que solo los antiguos relojeros conocían, las sombras proyectadas sobre la piedra ayudaban a calibrar el mecanismo, asegurando su correcto funcionamiento. Durante años, este sistema dual marcó el ritmo de la vida en Saltillo.

$!Edificio de La Esmeralda relojería que vendió uno de los relojes para la catedral .

LOS GUARDIANES DEL TIEMPO

El reloj mecánico, con su incansable tic-tac, y el reloj solar, con su ancestral precisión, fueron resguardados por diversos relojeros a lo largo del tiempo. José Jesús Zertucha fue uno de los primeros encargados, seguido por Abraham Alcalá, quien lo reparó en 1836. En 1837, el gobernador Francisco García Conde destinó fondos para adquirir un nuevo reloj, confiando su mantenimiento a distintos encargados, como Jesús Guajardo en 1857 y Rosa Peña en 1873, la primera mujer en asumir la tarea. A inicios del siglo XX, Hipólito Carmona Hurtado se hizo cargo de su mantenimiento.

EL TERCER RELOJ: UN REGALO O UNA GESTIÓN LOCAL

Existen dos versiones sobre la llegada del reloj monumental a Saltillo. Una señala que fue un regalo del gobierno de Porfirio Díaz con motivo del Centenario de la Independencia de México. La otra, basada en relatos periodísticos, atribuye su instalación a la gestión del entonces gobernador Jesús de Valle, quien puso en marcha el mecanismo en las festividades patrias de 1910.

El reloj costó cinco mil pesos, una suma considerable para la época. Sin embargo, gracias a la generosidad de la ciudadanía, que realizó donativos voluntarios, se logró su adquisición a través de la joyería “La Esmeralda” de la Ciudad de México.

En 1911, Alejandro Vito Carmona Flores, hijo de Hipólito Carmona, asumió el mantenimiento del reloj de la Catedral. No obstante, tras casi cinco décadas de servicio, las campanadas del reloj se silenciaron.

EL RESCATE DEL RELOJ EN 1960

En 1960, mientras Saltillo se preparaba para conmemorar el 50 aniversario de la Revolución Mexicana y del inicio de la Independencia, el periodista Eduardo Valverde Prado denunció en El Diario el abandono del reloj de la Catedral, símbolo de la ciudad. Su artículo despertó la conciencia ciudadana y motivó una campaña de restauración, impulsada por el capellán de la Capilla del Santo Cristo, José Salvador Flores.

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$!Recibo de la campaña de 1960. Marcha de las Horas, promovida por los rotarios.

Uno de los primeros en responder al llamado fue Alfredo del Bosque, impresor saltillense radicado en la Ciudad de México, quien donó 500 pesos e instó a otros a sumarse. Así nació la campaña “La Marcha de las Horas”, donde cada peso donado representaba un minuto en la restauración del reloj. Más que una colecta, la iniciativa simbolizaba la unión de la comunidad en la preservación de su historia.

UN COMPROMISO CON LA HISTORIA

Eloy Dewey Saavedra, presidente del Club Rotario de Saltillo, lideró la campaña y viajó a la Ciudad de México el 3 de noviembre de 1960 para negociar con la relojería “La Esmeralda”. Sin embargo, allí recibió malas noticias: no existían piezas de repuesto para el viejo reloj. Cuando parecía que todo estaba perdido, un empleado recomendó a Ernesto Imm Kemnitz, un experto relojero alemán.

Imm Kemnitz viajó a Saltillo y, tras evaluar el estado del reloj, aseguró que en menos de 20 días podría fabricar las piezas necesarias para devolverle la vida al mecanismo. La meta era que el reloj estuviera listo antes de finalizar 1960.

UN ÉXITO COLECTIVO

La campaña para la restauración del reloj despertó un profundo sentido de identidad y compromiso en la comunidad. El periodista Benjamín Cabrera Jr. destacó cómo objetos cotidianos adquieren un valor sentimental cuando su presencia se ve amenazada. Un ejemplo conmovedor fue el de la maestra Amalia Eurésti de Gutiérrez, quien, pese a su enfermedad, envió un donativo convencida de que el reloj representaba puntualidad, dignidad y cultura.

Incluso el gobernador de la época, el general Raúl Madero González, se sumó con una donación de tres mil pesos. Gracias a estos esfuerzos, el reloj fue restaurado y su mecanismo renovado tras casi 50 años de servicio. Además, se instaló un sistema de sonido supervisado por el ingeniero Emilio Ramírez, cumpliendo con la meta establecida para el 31 de diciembre de 1960.

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$!En la década de los setenta fue colocado en Saltillo un reloj como este en la salida a Monterrey y la calle Canadá.

Desde aquella reparación, los relojeros de la joyería “La Suiza” asumieron su mantenimiento. Ignacio García Pérez y su discípulo Héctor García Siller subían semanalmente los 70 escalones de la torre para darle cuerda y garantizar su funcionamiento. Héctor García Siller, con más de 58 años de experiencia, recuerda con nostalgia aquel oficio que desempeñó hasta 1986, cuando el reloj fue modernizado.

MODERNIZACIÓN DEL RELOJ EN 1986

El doctor Jorge Fuentes Aguirre, miembro activo en la renovación del reloj de 1986, relató cómo el espacio donde se encontraba el mecanismo estaba cubierto de polvo y excremento de palomas. Tras una exhaustiva limpieza, el lugar fue protegido con cristales y mallas. Gracias a la iniciativa del grupo “Amigos del Patrimonio”, el reloj fue enviado a Zacatlán, Puebla, para su modernización en la fábrica Relojes Centenario. Se le instalaron motores eléctricos, una nueva carátula y un sistema de carrillón con melodías cada cuarto de hora. Aunque las campanadas actuales son grabaciones, el reloj sigue marcando el pulso de la ciudad.

Finalmente, el 19 de mayo de 1986, el reloj volvió a la vida. A las nueve en punto de la noche, sus manecillas marcaron el inicio de una nueva era para Saltillo.

OTROS RELOJES EN LA HISTORIA DE SALTILLO

Aunque el reloj de la Capilla del Santo Cristo es el más emblemático de la ciudad, otros también han dejado su huella. Se recuerda con nostalgia el reloj del Teatro Acuña, destruido en un incendio en 1902, y el reloj Ford, que daba la bienvenida a quienes ingresaban por el norte de la ciudad hasta que fue desmantelado.

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En 2016, un club rotario colocó un nuevo reloj en el sitio del desaparecido reloj Ford, pero dos días después fue derribado por un conductor de transporte urbano. Lejos de rendirse, el club restituyó el reloj en pocas semanas, asegurando su permanencia.

$!Reloj en espera de ser puesto en marcha.

UN LLAMADO A LA ACCIÓN

Los clubes rotarios han sido clave en la preservación del patrimonio de Saltillo. ¿Sería demasiado pedir que revivan los relojes del Centro Histórico? Estas piezas, testigos de nuestra historia, esperan una nueva oportunidad para seguir marcando el tiempo.

Si le apasiona la historia y desea descubrir más sobre el pasado de nuestra ciudad, lo invitamos a unirse a Relatos y Retratos del Saltillo Antiguo. Comuníquese al WhatsApp: 844 299 1234 o al correo: saltillo1900@gmail.com.

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