En el México violento de hoy ‘vale la pena ser sacerdote’, dice Obispo de Saltillo
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Hilario González destacó en Roma que, pese a la violencia, la vocación sacerdotal sigue siendo fuente de esperanza
En un contexto de violencia en el que unos 80 sacerdotes han sido asesinados en México en los últimos 30 años, el obispo de Saltillo, Hilario González García, afirmó en Roma que “los buenos sacerdotes son felices de dar su vida por Cristo”.
La declaración fue publicada por ACI Prensa y retomada por EWTN-Irlanda tras una entrevista realizada durante su visita al Vaticano en julio pasado.
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Bajo el título “A pesar del peligro, vale la pena correr el riesgo de ser sacerdote”, ambos medios difundieron las reflexiones del prelado, quien tuvo la oportunidad de reunirse en cuatro ocasiones con el papa León XIV.
La periodista Almudena Martínez-Bordiú recogió sus impresiones: “El prelado compartió los momentos más destacados de su visita a la Ciudad Eterna y, en particular, las razones por las que, a pesar de los riesgos, vale la pena ser sacerdote en su país”.
González destacó que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el ministerio sacerdotal, pero llamó a no tener miedo.
“La vocación permite ofrecer lo mejor de uno mismo; es más valioso que cualquier proyecto humano o sociopolítico, porque abre horizontes de realización y supera el egoísmo que propone el mundo de hoy”.
También exhortó a los jóvenes a responder con generosidad al llamado de Cristo: “Invito a quienes sienten la vocación a ser honestos y transparentes en sus aspiraciones, confiando en la gracia y la misericordia del Señor, para dar el primer paso en su camino vocacional”.
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El obispo calificó como “edificante” su experiencia en Roma, donde pudo agradecer “el don de la vida, de la vocación sacerdotal y del ministerio episcopal”.
Recordó en especial la Misa del Sagrado Corazón de Jesús, en la que el Papa ordenó a 32 nuevos sacerdotes, y las audiencias en las que insistió en la necesidad de ser hombres de fe y esperanza.
Respecto al celibato, el pontífice subrayó que no se trata solo de una regla, sino de “un don sobrenatural que libera para servir con alegría”. González añadió: “Para mí significa esforzarme más en mi consagración, ser más humilde y transparente, y unirme con mayor dedicación al corazón de Jesús”.
En sus mensajes a los obispos, León XIV también los llamó a ser firmes en la prevención y atención de abusos. González aseguró que en México cada diócesis trabaja con recursos humanos e institucionales para garantizar entornos seguros y formar a seminaristas y comunidades con rectitud.
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Por último, señaló que la Diócesis de Saltillo enfrenta el reto del individualismo egoísta, que debilita las relaciones y el tejido social: “Buscamos afrontarlo con sencillez de corazón y la gracia de Dios, en sintonía con la experiencia sinodal y recuperando la alegría de sabernos hijos de Dios”.
