Gaby Kobel: víctima de feminicidio: ¿Cómo quemar la reputación y el cuerpo de una alcaldesa?

Ésta es la historia de la muerte de Gaby Kobel que nadie más contó porque en este país los chismes son excusa para que te incineren, te entierren y te olviden. Su legado a pesar de todo será eterno para quienes la conocieron

Saltillo
/ 1 enero 2019
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Texto y Edición: Quetzali García
Fotos: Mayra Franco
Vídeo: Lindsey Portillo

 

A mí playa, nadie viene, 
estoy solo frente al mar

mi canoa, mi guitarra 
y una red para pescar,

por las noches yo le canto, 
a la brisa y al palmar

y a la luna que ilumina,
mi tristeza y mi penar,

Esperando que se acuerde, 
de mi vida el gran señor ,

y dejar la playa sola, 
y reunirme con mi amor...

Playa Sola, Invasores de Nuevo León

Escondieron tu cuerpo usando maquinaria pesada, quemándote debajo de una tonelada de tierra. Tu cuerpo desmembrado ardía todavía cuando se imprimieron periódicos que decían que huiste con “un militar al que le anda puliendo el arma”. Esa portada, fue peor que otra bala: el objetivo, manchar tu nombre, humillarte después de muerta para que nadie te buscara, para borrarte y hacer cenizas tu legado. ¿Cómo se despertaría el mundo si esto le hubiera pasado a Claudia Sheinbaum?

El feminicidio de la alcaldesa Gaby Kobel en Sabinas, Coahuila un día antes de rendir su informe de gobierno dejó claro la ausencia de garantías para las mujeres en situaciones de violencia.  La Fiscalía informó primero que su desaparición era producto de un asunto personal, que no había indicios de violencia y que se encontraba bien. Para posteriormente encontrar sus restos en el rancho de un político y empresario.

Yo los voy a extrañar. Solamente yo espero que sigan con el ánimo que están aquí. Y no dejen que la vida se llene de años, dejen que los años se llenen de vida.”

 

El mundo solo se detuvo en Juárez, Coahuila. Confirmaban que era el cadáver de la mujer más valiente del municipio cuando cruzábamos un tramo desértico de la carretera.

La señal se perdió un momento, mi aplicación de mapas digitales se desvaneció y un grupo de hombres armados nos detuvo. ¿Son policías?¿Por qué de pronto tengo tanto miedo? Nos preguntan que  a dónde vamos y por qué.

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Yo sé que si algo necesitan tienen la confianza de venir a decírmelo (…)"

Señalo la identificación del periódico:

-Cubrimos la noticia de la alcaldesa que mat…”.

-Ándele, entonces Juárez queda por allá.

Obedecí sin revisar Google Maps.

Rompí la primer regla: “No confíen en nadie”.

Pasamos la base militar donde un soldado observa y registra nuestra presencia.Todos nuestros movimientos están apuntados en una bitácora que jamás veremos. Unos metros más adelante, ya se alcanzan a ver los brazos del Río Sabinas y recuerdo un poema de Neruda:  “Yo no sé/lo que dicen los cuadros ni los libros(…)/pero sé lo que dicen/ todos los ríos/Tienen el mismo idioma que yo tengo.”

MURIÓ POR SU PUEBLO

Quisiera poder preguntarle con qué colores se despidió de Gaby. Pero el río es mudo. Y no vine a hacer poemas. Estamos hablando del primer edil asesinado en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, quien no emitió ninguna opinión respecto a este asesinato. La muerte de Gaby, una mujer que defendió a su municipio de un fraude de 700 mil pesos que le costó la vida y su reputación le pasó de noche a todos.

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¿Por qué alguien defendería así el patrimonio de su pueblo? Para contextualizar las dimensiones de esa cifra hay que aclarar primero que Juárez es una ciudad que tiene mil habitantes y su presupuesto equivale al 1% del total que se le da a la capital del Estado. Lo que Gaby reclamaba era un cuarto del total que se destinaba a la obra pública de Juárez. El arco de bienvenida era un proyecto que parecía sencillo pero hubiera sido equivalente a que no se hubiera construido el Teleférico en Torreón. A su vez la administración encabezada por Gaby Kobel cumplió todos los compromisos de campaña. Pese a esto,el monumento más importante para ella siempre fue el techo malla sombra de la escuela.

LA GUERRERA DE KOBEL

El papá de Gaby nos recibe en una banqueta, afuera del mini super “Los Nietos”, un local pequeño que surte al pueblo de lo más elemental, en sus refrigeradores hay refrescos y botes pequeños de ceviche.  El señor dice que no puede darnos ninguna declaración del caso porque las investigaciones siguen en proceso. En la puerta todavía hay una estampa con publicidad de la candidatura de  Gaby.

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Sergio, como ese papel ha perdido todos sus colores y es evidente que ha bajado de peso drásticamente. Confirma que no ha comido y de dormir ni hablar. Se siente que no está presente, repite cosas que le ha dicho a otros medios con una dicción perfecta, no en vano fue alcalde dos veces. Representa a la familia ante los medios y la interminable fila de vecinos que se acercan a darle el pésame a un ciudadano célebre en este pueblo que tiene más lanchas que autos. Los hijos y el esposo de Gaby siguen en shock, en un cuarto aparte. El abuelo, el patriarca, está cansado pero no se ha dado por vencido.

Sergio es un pescador en esta fracción afortunada del desierto. Gaby no le tenía miedo a nada. Desde los tres años lo acompañaba a echar las redes, limpiarlas y procesar el pescado. En la pesca y con hambre todas las manos son útiles, hasta las más pequeñas. Recuerda a Gaby de niña jugando y trabajando en su mar, la Presa Don Martín.

Gaby fue un ejemplo de lucha”.

El agua salada que absorbió durante estos años empieza a salir en forma de lágrimas. Discretas. Los hombres duros también lloran. Es que dice “Nos tocó la maldita suerte que se llevó lo mejor de mí, a mi guerrera Kobel”. Efectivamente sólo quedan fragmentos del hombre que hace un año aparecía en un vídeo felicitando a Gaby por su triunfo electoral: “Ora sí hija, eres historia: La primera mujer alcaldesa de Juárez. Y a trabajar”.

A Gaby no le gustaba ahorrar en dinero, poco a poco se fue haciendo de algunas joyitas de plata y oro. Las juntaba en una caja que terminó por regalarle a su padre en una campaña, cuando veían que se acababan los recursos. Al empeñar su ahorro, se costeó el proyecto político de su papá. Al final, el tesoro más grande era su familia.

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"Gaby fue un ejemplo de lucha.” Dice de su primogénita, la única de sus 5 hijos que rompió la tradición de irse a Estados Unidos (Eagle Pass queda a 3 horas). 

Desde antes de nacer era muy movida, dice su mamá con el mismo tono y acento que tenía Gaby en vida. Toca su vientre y recuerda que fue la única que nació por cesárea. Desde entonces era bien movida, su cordón umbilical casi la ahorcaba y el doctor le dijo que era necesaria la operación. Órale pues opéreme, qué espera. Dijo Olga que se le hacía que se moría su bebé.

Pero ganó Gaby. Parecía que la guerrera Kobel también se iba a escapar de la estadística que reza que en México es más fácil que una mujer en su rango de edad sea asesinada a que muera de cáncer. Pero no.

No quería llorar porque estoy segura que a Gaby le hubiera gustado que estuviéramos bien, presentes aquí, atendiendo gente, trabajando así…con una sonrisa..."

Aunque doña Olga no quería dar entrevistas, nos acercamos a darle el pésame y empezamos a platicar. Estábamos en el restaurante D´Kobel, un pequeño local que colinda con el minisúper. Solo que no hay mesas, ni comida. Solo un pequeño altar, algunas flores y muchas amigas llorando. Están destrozadas.

En el altar hay una imagen de la Virgen de Guadalupe que tiene el rostro quemado. Dice doña Olga que se quemó durante los rosarios que hacían para pedir por su hija. “Me estaba dando un mensaje bien , bien claro, pero uno a veces no sabe interpretarlos, no sabe leerlos.”

“Aquí venía a comer el fulano. Muchas veces. Era  muy amable. Si yo hubiera sabido que tenía esas intenciones (asesinar a su hija) lo hubiera envenenado y que me metieran a la cárcel. No importa. Yo hubiera dado mi vida por la de ella”. 

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Una vecina dice que el tipo también con ella fue a llevarle algunos pasteles y que siempre se portó amable. Alguien comenta que él le debía a toda la región Carbonífera, pero que nadie se hubiera esperado que hiciera algo así. No era violento.

Se dicen muchas cosas de David “N”, el empresario que confesó haber matado a Gaby con un revólver calibre .38 y que sigue esperando sentencia. Un empresario que no quiso revelar su nombre dijo que en una ocasión le reclamó por una cantidad fuerte de dinero que le debía y David prefirió salir corriendo. En redes sociales hay muchos comentarios que atacan su calificación crediticia.

Y refrenda la señora “La mató nomás porque traía pistola. Gaby estaba en forma, hacía mucho ejercicio. Y a golpes no le ganaba. Ella siempre andaba cuidando la comida, pero no por engordar, sino porque decía `Mamá yo quiero hacer músculo`”

Si yo hubiera sabido que tenía esas intenciones (asesinar a su hija) lo hubiera envenenado y que me metieran a la cárcel. No importa. Yo hubiera dado mi vida por la de ella”.

La figura religiosa con el rostro calcinado y su historia me estremece. No lo había notado nadie y pudo haber sido una coincidencia. Pero…

Otra coincidencia, antes de irnos doña Olga nos encarga: “No confíen en nadie, la cosa mala se disfraza, se viste de buena persona y miren lo que le pasó a mi hija”.

Olga Gabriela Kobel Lara era una mujer valiente, decidida y rompió  Por eso cuando salió temprano ese lunes trágico no necesitaba pistola, ni permiso, ni acompañante ¿Cómo sabría que le tenderían una trampa?

Sus días empezaban antes de que saliera el sol. Además de ser Presidenta Municipal, madre y ama de casa a Gaby le gustaba mucho ir a las “pulgas”, no buscó una reelección porque ya tenía su plan de vender lavadoras y ropa. Estudió comercio en Sabinas y quería dedicarse de lleno a eso y su familia. Las lavadoras y unos maniquíes nos observan antes de abandonar el negocio que no será.

GRAN LÍDER

El libro de registro de asistencia de la Presidencia Municipal está sobre la barra de concreto, pero le falta la firma de Gaby. Hay un moño negro en la puerta. La secretaria nos recibe con una sonrisa y pregunta en qué puede ayudarnos. Venimos a preguntar por uno de los asistentes más queridos de Gaby, pero él no quiere dar entrevistas. La muchacha le insiste: “Ándale, ayúdales es para su trabajo. Puedes contestar con sí o no”. Pero el empleado se refugia en su máquina y sigue con su trabajo.

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En esta Presidencia Municipal se distorsiona el tiempo. Hay una máquina para pagar la luz por correo que parece una reliquia en desuso hasta que llega una muchacha a pagar. Mientras la secretaria le insiste una vez más al amigo de Gaby, parece que a todos, menos a ella nos quedó claro que es un mal momento. Ella se disculpa y sin querer empieza a contestar algunas cosas.

—¿Conocías a Gaby?

—Claro, desde jóvenes, ella me dio este trabajo. No quería llorar porque estoy segura que a Gaby le hubiera gustado que estuviéramos bien, presentes aquí, atendiendo gente, trabajando así…con una sonrisa.

Y lo que tenía de fuerza se marchita en el rostro de esta joven burócrata que llora porque su jefa falleció. Dice que los chismes son de gente que no la conocía.

También la defienden las señoras de la limpieza de la presidencia. Ambas son de la tercera edad y expresan únicamente gratitud con Gaby, quien diariamente le daba raid a una de ellas, la que parece más frágil: “Yo le decía aquí viene el chicle” recuerda entre risas.  En realidad eran toda una troca de chicles porque Gaby subía a todos a su camioneta. A la doña, a unos muchachos de secundaria y si veía alguien que necesitara un aventón bajaba la velocidad y órale a la troca de los chicles.

Hay un discurso en youtube donde Gaby se despide sin querer, como sucede con la gente que muere sin aviso, con esa voz firme y agradeciendo a su gente: “Yo sé que si algo necesitan tienen la confianza de venir a decírmelo (…)Yo los voy a extrañar. Solamente yo espero que sigan con el ánimo que están aquí. Y no dejen que la vida se llene de años, dejen que los años se llenen de vida.”

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El trato con respecto al asesinato de Gaby fue desigual por parte de la clase política y empresarial. Al día siguiente de que las autoridades confirmaran su fallecimiento solo otra alcaldesa, la de Ramos Arizpe brindó sus condolencia en una esquela en este medio. Como dato comparativo, al día siguiente del asesinato del candidato a alcalde de Piedras Negras: Fernando Purón, las planas no se daban abasto para lamentar su muerte.

Hace unos meses, Ada Colau, alcaldesa de Barcelona relató experiencias desagradables que sufren las mujeres habitualmente. "Si me pasa a mí esto siendo alcaldesa, ¡qué no les pasará a las demás mujeres!", exclamó. ¿Si esto le pasó a Gaby Kobel que era la alcaldesa? ¿Qué pueden esperar tres periodistas que van solas a buscar historias? ¿Qué puede esperar mi mamá o tu hija?

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Las cosas horribles que se escribieron en contra de la alcaldesa, los rumores que corrieron en torno a ella y el daño a su imagen ya están hechos, pero eso no impide que podamos evitarlo en futuros casos".

—¿Qué pasó Weya? ¡Ánimo cabrona! Aquí estoy, en qué te ayudo, ¿qué necesitan?

—Nada mani, me agüito.

Con esa enjundia llegó Gaby a ver a su amiga que tenía a su bebé en el hospital. Sus días parecían de 25 horas, dicen quienes la conocieron. Se daba tiempo para visitar enfermos o personas en apuros. Hoy solo quedan sus fotos en estos actos que nunca hizo públicos, pero que salen a la luz tras su fallecimiento. Fotos  donde anda poniendo piso, en la talacha y demostrando que ser alcaldesa era su trabajo, pero su meta era hacer felices a los demás.

Gaby compartía en sus espacios personales mensajes respecto a su fe católica. En Mateo 4:18 pasando Jesús junto al Mar de Galilea, vio a dos hermanos que echaban la red en el mar, porque eran pescadores. Y les dijo: —Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron. Gaby también tuvo que dejar las redes, su barco y hoy su ejemplo quizá sirva para seguir defendiendo alguna noción de patria.

Violencia y feminicidios en méxico El más violento El 2018 es el año más violento del que se tenga registro en México por la cantidad de homicidios y por la extensión de los mismos. El incremento de los asesinatos  se registra en 27 de las 32 entidades Fenómeno frecuente La muerte violenta de las mujeres por razones de género es la forma más extrema de violencia contra la mujer y una de las manifestaciones más graves de discriminación hacia ellas. La otra cuenta... El mapa “Los feminicidios en México”, de la geógrafa María Salguero nos muestra una cifra mayor que los números oficiales con 1823 casos registrados. Las mismas autoridades fueron las que filtraron la noticia en los medios de comunicación de que la alcaldesa no había desaparecido sino que había huido producto de una relación afectiva.
 
Incluso en la rueda de prensa dada por el Fiscal General a los medios de comunicación admite que una de las líneas de investigación era una relación sentimental.

 
9 Asesinadas al día  en el país, la cifra que ha llevado a distintos estados a emitir una alerta de género.


760 Carpetas por feminicidiosSe registraron este año de enero a noviembre y faltan incluir las cifras oficiales de este mes.

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